Álvaro Uribe sorprendió a al país durante la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, al anunciar oficialmente la aspiración de organizar la Copa del Mundo en el 2014.
“No se trata de un globo”, ha explicado Francisco Santos en los medios, cuestionado sobre la posibilidad de que la carga mediática del caudillo fuera un estratagema para divertir la atención pública del reciente bochorno diplomático; “el presidente tiene ideas y las lleva cabo”. Santos estaba advertido de que se venía el anuncio. Según el vicepresidente, Uribe lleva “dos o tres semanas” analizando la posibilidad de que Colombia emprenda la aventura de optar por la sede del Mundial. La cosa es seria, dice; falta enamorar a los colombianos, dice.
Si las cifras concuerdan, el amor está. ¿Qué presidente tuvo el arrastre de Uribe, cumplidos cuatro años de gobierno? Doy por hecho que la gente le copia, que los cacaos estarán dispuestos (cómo no) a financiar su parte del pastel, y que el país se dejará arrastrar por el sueño. Sería lindo creerle al vicepresidente, designado para la diligencia, cuando habla de un proyecto integral, a mediano plazo, en el que la sede del certamen sería la última etapa de una transformación de nuestro fútbol , desde las federaciones hasta las bases, incluyendo la propiedad de los clubes. Un objetivo nacional, que tuviera el beneficio adicional de movilizar a la patria y cambiarle la cara ante el mundo.
La idea tiene sentido. Un Mundial, además de un negocio redondo, es una oportunidad única para posicionar la marca país, como acaba de demostrar Alemania. Este año, por primera vez, se estimuló la presencia de turistas, independientemente de que tuvieran o no entradas a los estadios. En ediciones anteriores, la idea era que solo viajaran quienes tuvieran boletas, para prevenir las aglomeraciones de aficionados, potencialmente peligrosas. Era la manera en que la FIFA enfrentaban la amenaza de la violencia. Alemania cambió de enfoque. Los organizadores dispusieron decenas de ‘FanFest’ en las ciudades sede, pabellones para los hinchas en los que se proyectaban los partidos en pantallas gigantes, se presentaban grupos musicales y de danza de los países participantes y, por supuesto, se vendía alcohol como si no hubiera mañana.
Cerca de cinco millones de personas visitaron el país, una movilización sin precedentes en la historia de la Copa Mundo. El comportamiento de la gente fue casi irreprochable. El fútbol es una fiesta en cualquier parte del planeta, no solamente dentro de las canchas, sino en las tiendas, en los bares, en las casas, entre la gente. En lugar de sospechar del hincha, este torneo lo celebró.
El experimento fue un éxito absoluto, estadios y calles a reventar de consumidores ociosos, potenciando la convocatoria del Mundial. La otra vuelta de tuerca multiplica la audiencia cautiva y garantiza la continuidad de los millones, entre patrocinios corporativos, derechos de transmisión y el resto de la parafernalia mercadotécnica. Como guardianes del juego no pasa nada, pero como gerentes de la empresa los ejecutivos FIFA son unas fieras.
Una nueva Alemania. Entre los millones de visitantes y las decenas de miles de periodistas, el mundo entero reconfiguró su imaginario del presente teutón. El país puede contar con un considerable incremento del turismo, amén de las colosales inversiones en infraestructura (8.000 millones de dólares; más de 1.000 millones en estadios), y las adecuaciones en el sistema de transporte.
Por dentro, el país también se conmovió. La bandera alemana, un objeto tabú, secuela de una historia tormentosa, empezó a ondear en las casas y en los carros de los lugareños. Los alemanes descubrieron una manera de sentirse orgullosos que no resultara ofensiva para los demás, que no estuviera estigmatizada por el pasado. Muchos factores confluyeron para que el país saliera del cascarón y se mostrara completamente diferente ante los ojos del mundo.
Siempre hay un pero. “Se me hace agua la boca”, confesó Francisco Santos, visualizando una experiencia similar para Colombia. Vi a Santos participar en un programa de opinión televisivo, donde intentó explicar el alcance del mega proyecto. En un momento dado, le preguntó a Jorge Barraza, el periodista deportivo uruguayo, cómo era el asunto con la Confederación. “Usted que sabe del tema, ¿será que sí están abiertos a otras candidaturas?”. La candidez dejó en evidencia al vice. Si la propuesta fuera seria, su arquitecto no tendría por qué estar haciendo la tarea al aire en Hablando con la Prensa.
Eventualmente, un elemento vital dentro del equipo organizador sería Luis Bedoya, el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol. Sin embargo, el directivo ha declarado que “las posibilidades reales son mínimas”. Por una vez, habría que coincidir con Bedoya. Es cierto que en 2014, por arreglos de organización, la sede le corresponde a un país de la Conmebol pero, como se sabe, Brasil gestionó un acuerdo entre sus miembros para presentar su candidatura. Aunque fuera posible incluir a Colombia en la baraja, algo sobre lo que no existe certeza, habría que arrebatarle la sede a los pentacampeones del mundo, que sí se han preparado para conseguir su objetivo.
Aquí no, aquí pasamos directamente a los anuncios, a la fanfarria. ¿Los grandes cambios? Están por verse. Hasta ahora, solamente los titulares, las palabras en el aire. Nuestro fútbol sigue igual. Solo que ahora Uribe lo incluyó dentro de sus promesas vacuas. No importa que su pueblo esté en guerra, agobiado por las urgencias. El Ubérrimo sigue en campaña, su método personal de gobernar.
Palomo
Monday, July 24, 2006
Saturday, July 15, 2006
Encuentro de opuestos
Grandes diferencias. A pesar de las declaraciones de técnico, jugadores y dirigentes escarlatas, América y Cali encaran el Finalización con objetivos muy diferentes. La crisis roja, la pauperización del fútbol colombiano en general, y la oprobiosa mediocridad del campeonato local, han conseguido lo que los dirigentes del Deportivo Cali buscaron sin fortuna durante décadas: hacer del club un contendor real para cada campeonato. Todavía se les atraviesan los equipos chicos, pero ahí van, sumando finales y estrellas.
Juzgar al América con los raseros del vecino no tiene sentido. La realidad de la Mecha es otra. El equipo no ha convencido desde que se fue Gareca, hace como diez meses, y la estrechez económica de la institución es cada vez más difícil de disimular. Durante la semana previa al clásico, de hecho, hubo conato de bronca entre los rojos por unas quincenas atrasadas. Víctor Bonilla alcanzó a ausentarse de la práctica del martes. Al final, hubo una reunión de emergencia en la que los dirigentes (llamativa la tranquilidad del gerente cuando se refirió al asunto la semana pasada) cancelaron una plata y todos tan contentos.
En el reciente informe de la Superintendencia de Sociedades, sin embargo, un dato llamaba la atención: las nóminas más costosas del país en el 2005 fueron las del Cali ($18.691 millones) y América ($17.951). Si bien es cierto que los Diablos Rojos conservan una base de juveniles envidiable —Armero, Otálvaro y Valencia, por ejemplo, integran el plantel de la selección que goleó a las Antillas en los Juegos Centroamericanos y del Calibre de Cartagena—, eso no basta para explicar por qué una institución que apenas conseguía mantenerse a flote registró contratos por valores similares a los de su rival de patio. Cali es un equipo sólido económica e institucionalmente y América es todo lo contrario.
En la cancha, no. En ese sentido, y no el de un hincha conforme o condescendiente con las miserias de su club, es que me atrevo a sostener que América respondió. Si nos referimos al antecedente inmediato, Hernán Darío Herrera se llevó tres goles y una pésima impresión en su debut ante el Cali. El América de Redín lució ordenado y, aunque resignó la posesión del balón, supo contener las escaramuzas del Cali.
En la alineación titular encontramos varias caras nuevas. El defensor argentino Santiago Rodríguez me gustó. Cometió algunos errores pero estuvo bien por arriba y relativamente confiable. David Yepes jugó a su lado en la extrema defensa, una posición que le sienta mejor que la de volante, donde juega habitualmente. Abusa, como Mario Alberto, de las barridas, que deberían ser un último recurso y no moneda de cambio. En el gol del empate caleño (minuto 45) perdió la marca, permitiendo el pase de cabeza de Trujillo, previo a la definición de Sergio Villareal.
Rubén Darío Bustos, ejerciendo de lateral derecho, fue la única presencia familiar en la defensa. Bryan Angulo debutó por la izquierda y, tanto él como Bustos, se proyectaron con frecuencia, generando alguna inquietud en la zaga contraria.
En el medio, Redín se la jugó, como ya lo había hecho Herrera, con tres volantes de marca, Marcos Canchila, Andres Felipe Arboleda y Julio César Rentería, y uno de creación, Víctor Bonilla. Mucha velocidad y mucha mordiente (América cometió 24 faltas) a la hora de recuperar el balón. El juez sacó las amarillas desde muy temprano y sólo una lesión impidió que el Polaco terminara expulsado. Andaba un poco pasado, y la propensión a tirarse de las figuritas del rival no ayudaba en nada.
Arboleda jugó un buen partido. Lo vimos por primera vez en el torneo anterior, y los partidos que acumuló se empiezan a notar. El juvenil tiene talento, una gran presencia, y ahora confía más en su juego. Ayer participó más que de costumbre en la transición ofensiva. Julio César Rentería también cumplió. Tiene mejor técnica que Arboleda o Canchila, y sus incursiones por la izquierda (perfil cambiado) fueron prometedoras. En una de ellas (minuto 38) estrelló el balón en el horizontal con un remate desde fuera del área.
Víctor Bonilla jugó demasiado lejos del área y no tiene ni los años ni el estado físico para correr tanto. Gesticuló permanentemente, más para lamentarse por los fallos de sus compañeros que para celebrarles la intención o alentarlos, aunque su propio nivel dejó qué desear. Erró la única clara que tuvo (minuto 90), cuando un error de Benítez lo dejó con el arco de frente y el arquero vencido. El zurdo remató con su pie menos bueno, demasiado abierto, y perdió la posibilidad de resarcirse con el empate final.
Sólo el gol marca la diferencia entre las presentaciones de Carlos Preciado y Yiovanni Arrechea. Preciado embocó la primera que tuvo (minuto 4), al recibir con el pecho un cobro de falta de Julían Viáfara, dejando atrás al inefable Benítez, y rematar al palo izquierdo de González. Ninguno de los dos delanteros aprovechó las ventajas que dio la zaga del Cali en el resto del primer tiempo. Los azucareros jugaron con las líneas muy adelantadas, pero nadie les hizo pagar. En lugar de eso, Arrechea cayó en el fuera de lugar una vez tras otra.
El déficit americano estuvo en el último cuarto de cancha. Entre la falta de coordinación, los desaciertos, el flojo nivel de sus delantero, y la ausencia de un volante de creación con la claridad y el despliegue necesarios, las elaboraciones del América se diluían ante la resistencia azucarera.
Redín quemó las tres sustituciones, comenzando por Luis Caldas en el PT, cuando se lesionó Canchila y América todavía ganaba. La presentación del volante se empañó por varias pérdidas de balón, que dejaron mal parado al equipo. Mauricio Romero, quien ingresó en el ST, no tuvo ninguna trascendencia, y el central Carlos Valdés (hermano de Diego Valdés, titular del Cali) apenas contó con unos pocos minutos. Los técnicos depositan grandes esperanzas en este defensor, que se lesionó de gravedad en enero y ha hecho parte de las convocatorias a las juveniles de Eduardo Lara.
El Cali se puso arriba casi en las postrimerías del encuentro (minuto 84), después de un contragolpe letal que Patiño definió impecablemente. Viáfara, quien tuvo tres intervenciones salvadoras, no lo supo aguantar y fue burlado por el remate del capitán verdiblanco.
Para el técnico rojo, la conclusión es que su equipo necesita un delantero “potente y de jerarquía”. Quién sabe si Martín García respondía a esas características, pero de cualquier forma la contratación del ex Millonarios se cayó a última hora, y América busca en el mercado una alternativa para la ‘inminente’ salida de Pepe Moreno (el plazo para la inscripción de jugadores vence el 7 de agosto). Uno de los periodistas de la transmisión televisiva mencionó la posibilidad de que Carlos Salazar firmara por los Diablos Rojos, pero no respondo ni por el periodista ni por el rumor.
Más allá del resultado, el América de Redín se merece un compás de espera. Es normal que los equipos comiencen duros el campeonato, y con el paso de los partidos encuentren el funcionamiento adecuado. Los Diablos Rojos todavía no han integrado sus refuerzos ni las ideas de su nuevo técnico.
_________________________________
No convoca. La mayor parte de los doce mil aficionados que acudieron al Pascual eran hinchas escarlatas. El Cali era dueño de la taquilla, pero por lo visto a sus aficionados no les seduce el “proceso a largo plazo” del club. Omar Labruna, el líder del proyecto, era un ilustre desconocido en nuestro medio hasta que la actual junta directiva decidiera su nombramiento. En Argentina, Labruna se mueve con un perfil bajo, en clubes de vuelo ídem. Su cuarto de hora fue como asistente de Ramón Díaz, el icono de River Plate. Acaba de descender al Olimpo de Bahía Blanca a la segunda división gaucha, y se trajo un volante ofensivo del club, Martín Hugo Asencio, como flamante incorporación. Los hinchas del verde siempre quieren más, porque a eso están acostumbrados, y no los satisface del todo el asunto. Me imagino las protestas de la fanaticada más culta del país al ver que su técnico sustituía al centrodelantero del equipo con un defensor central para “bajarle la persiana” a un partido.
Nos pillamos,
Palomo
Juzgar al América con los raseros del vecino no tiene sentido. La realidad de la Mecha es otra. El equipo no ha convencido desde que se fue Gareca, hace como diez meses, y la estrechez económica de la institución es cada vez más difícil de disimular. Durante la semana previa al clásico, de hecho, hubo conato de bronca entre los rojos por unas quincenas atrasadas. Víctor Bonilla alcanzó a ausentarse de la práctica del martes. Al final, hubo una reunión de emergencia en la que los dirigentes (llamativa la tranquilidad del gerente cuando se refirió al asunto la semana pasada) cancelaron una plata y todos tan contentos.
En el reciente informe de la Superintendencia de Sociedades, sin embargo, un dato llamaba la atención: las nóminas más costosas del país en el 2005 fueron las del Cali ($18.691 millones) y América ($17.951). Si bien es cierto que los Diablos Rojos conservan una base de juveniles envidiable —Armero, Otálvaro y Valencia, por ejemplo, integran el plantel de la selección que goleó a las Antillas en los Juegos Centroamericanos y del Calibre de Cartagena—, eso no basta para explicar por qué una institución que apenas conseguía mantenerse a flote registró contratos por valores similares a los de su rival de patio. Cali es un equipo sólido económica e institucionalmente y América es todo lo contrario.
En la cancha, no. En ese sentido, y no el de un hincha conforme o condescendiente con las miserias de su club, es que me atrevo a sostener que América respondió. Si nos referimos al antecedente inmediato, Hernán Darío Herrera se llevó tres goles y una pésima impresión en su debut ante el Cali. El América de Redín lució ordenado y, aunque resignó la posesión del balón, supo contener las escaramuzas del Cali.
En la alineación titular encontramos varias caras nuevas. El defensor argentino Santiago Rodríguez me gustó. Cometió algunos errores pero estuvo bien por arriba y relativamente confiable. David Yepes jugó a su lado en la extrema defensa, una posición que le sienta mejor que la de volante, donde juega habitualmente. Abusa, como Mario Alberto, de las barridas, que deberían ser un último recurso y no moneda de cambio. En el gol del empate caleño (minuto 45) perdió la marca, permitiendo el pase de cabeza de Trujillo, previo a la definición de Sergio Villareal.
Rubén Darío Bustos, ejerciendo de lateral derecho, fue la única presencia familiar en la defensa. Bryan Angulo debutó por la izquierda y, tanto él como Bustos, se proyectaron con frecuencia, generando alguna inquietud en la zaga contraria.
En el medio, Redín se la jugó, como ya lo había hecho Herrera, con tres volantes de marca, Marcos Canchila, Andres Felipe Arboleda y Julio César Rentería, y uno de creación, Víctor Bonilla. Mucha velocidad y mucha mordiente (América cometió 24 faltas) a la hora de recuperar el balón. El juez sacó las amarillas desde muy temprano y sólo una lesión impidió que el Polaco terminara expulsado. Andaba un poco pasado, y la propensión a tirarse de las figuritas del rival no ayudaba en nada.
Arboleda jugó un buen partido. Lo vimos por primera vez en el torneo anterior, y los partidos que acumuló se empiezan a notar. El juvenil tiene talento, una gran presencia, y ahora confía más en su juego. Ayer participó más que de costumbre en la transición ofensiva. Julio César Rentería también cumplió. Tiene mejor técnica que Arboleda o Canchila, y sus incursiones por la izquierda (perfil cambiado) fueron prometedoras. En una de ellas (minuto 38) estrelló el balón en el horizontal con un remate desde fuera del área.
Víctor Bonilla jugó demasiado lejos del área y no tiene ni los años ni el estado físico para correr tanto. Gesticuló permanentemente, más para lamentarse por los fallos de sus compañeros que para celebrarles la intención o alentarlos, aunque su propio nivel dejó qué desear. Erró la única clara que tuvo (minuto 90), cuando un error de Benítez lo dejó con el arco de frente y el arquero vencido. El zurdo remató con su pie menos bueno, demasiado abierto, y perdió la posibilidad de resarcirse con el empate final.
Sólo el gol marca la diferencia entre las presentaciones de Carlos Preciado y Yiovanni Arrechea. Preciado embocó la primera que tuvo (minuto 4), al recibir con el pecho un cobro de falta de Julían Viáfara, dejando atrás al inefable Benítez, y rematar al palo izquierdo de González. Ninguno de los dos delanteros aprovechó las ventajas que dio la zaga del Cali en el resto del primer tiempo. Los azucareros jugaron con las líneas muy adelantadas, pero nadie les hizo pagar. En lugar de eso, Arrechea cayó en el fuera de lugar una vez tras otra.
El déficit americano estuvo en el último cuarto de cancha. Entre la falta de coordinación, los desaciertos, el flojo nivel de sus delantero, y la ausencia de un volante de creación con la claridad y el despliegue necesarios, las elaboraciones del América se diluían ante la resistencia azucarera.
Redín quemó las tres sustituciones, comenzando por Luis Caldas en el PT, cuando se lesionó Canchila y América todavía ganaba. La presentación del volante se empañó por varias pérdidas de balón, que dejaron mal parado al equipo. Mauricio Romero, quien ingresó en el ST, no tuvo ninguna trascendencia, y el central Carlos Valdés (hermano de Diego Valdés, titular del Cali) apenas contó con unos pocos minutos. Los técnicos depositan grandes esperanzas en este defensor, que se lesionó de gravedad en enero y ha hecho parte de las convocatorias a las juveniles de Eduardo Lara.
El Cali se puso arriba casi en las postrimerías del encuentro (minuto 84), después de un contragolpe letal que Patiño definió impecablemente. Viáfara, quien tuvo tres intervenciones salvadoras, no lo supo aguantar y fue burlado por el remate del capitán verdiblanco.
Para el técnico rojo, la conclusión es que su equipo necesita un delantero “potente y de jerarquía”. Quién sabe si Martín García respondía a esas características, pero de cualquier forma la contratación del ex Millonarios se cayó a última hora, y América busca en el mercado una alternativa para la ‘inminente’ salida de Pepe Moreno (el plazo para la inscripción de jugadores vence el 7 de agosto). Uno de los periodistas de la transmisión televisiva mencionó la posibilidad de que Carlos Salazar firmara por los Diablos Rojos, pero no respondo ni por el periodista ni por el rumor.
Más allá del resultado, el América de Redín se merece un compás de espera. Es normal que los equipos comiencen duros el campeonato, y con el paso de los partidos encuentren el funcionamiento adecuado. Los Diablos Rojos todavía no han integrado sus refuerzos ni las ideas de su nuevo técnico.
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No convoca. La mayor parte de los doce mil aficionados que acudieron al Pascual eran hinchas escarlatas. El Cali era dueño de la taquilla, pero por lo visto a sus aficionados no les seduce el “proceso a largo plazo” del club. Omar Labruna, el líder del proyecto, era un ilustre desconocido en nuestro medio hasta que la actual junta directiva decidiera su nombramiento. En Argentina, Labruna se mueve con un perfil bajo, en clubes de vuelo ídem. Su cuarto de hora fue como asistente de Ramón Díaz, el icono de River Plate. Acaba de descender al Olimpo de Bahía Blanca a la segunda división gaucha, y se trajo un volante ofensivo del club, Martín Hugo Asencio, como flamante incorporación. Los hinchas del verde siempre quieren más, porque a eso están acostumbrados, y no los satisface del todo el asunto. Me imagino las protestas de la fanaticada más culta del país al ver que su técnico sustituía al centrodelantero del equipo con un defensor central para “bajarle la persiana” a un partido.
Nos pillamos,
Palomo
Wednesday, July 12, 2006
Histórico Calcio
La semana pasada, un tribunal deportivo dictó sentencia en el caso de fraude deportivo en el fútbol italiano, al que ya nos hemos referido en la letra escarlata. La comisión independiente, encabezada por Cesare Ruperto, un ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, solicitó la relegación de la Juventus, bicampeón en las últimas ligas, y una penalización de 30 puntos en su próxima temporada en la serie B. La Juve sería desprovista de los Scudettos (dos) obtenidos desde el verano de 2004.
De ratificarse el fallo, Lazio y Fiorentina acompañarían a los bianconeros en la segunda división, al tiempo que el AC Milán sería penalizado con 15 puntos en la temporada entrante. La sanción para el equipo de Silvio Berlusconi (antiguo primer ministro italiano) incluye su exclusión de la Liga de Campeones. El dueño del Internazionale, Massimo Moratti, ya pidió los Scudettos vacantes para su club, el mejor ubicado entre aquellos que no participaron en la trampa.
Se trata de un fallo sin antecedentes en la historia de Italia, sobre todo por la entidad de los clubes involucrados. Juventus es propiedad de la familia Agnelli, lo más parecido a la realeza que tiene el país. Dueños de la automotriz FIAT, insignia nacional, los Agnelli han mandado en el fútbol tano desde hace décadas, y no es la primera vez que se relaciona a su club con prácticas antideportivas.
Además de los crecientes rumores, exacerbados entre sus contrincantes, en el sentido de que los árbitro favorecían al equipo de Turín en caso de necesidad, la Juve estuvo involucrada en un escándalo de dopaje hace un poco más de cinco años. Ni los rumores ni las investigaciones trascendían, generalizando la sensación de que el club de los Agnelli gozaba de una patente de corso.
Todo cambió en mayo, cuando La Gazzeta dello Sport filtró el contenido de unas conversaciones telefónicas interceptadas por la policía, que hacían parte de una pesquisa en un caso diferente. Uno de los celulares intervenidos fue el del gerente general de la Juve, Luciano Moggi, el hombre más poderoso del fútbol italiano.
Los lectores de la Gazzeta aprendieron entonces que Moggi tenía acceso directo a los órganos de selección de árbitros, y que traficaba influencias para asignar jueces favorables a sus intereses en los partidos de la Juventus. En el medio local, el sistema del dirigente fue bautizado el Método Moggi, y su eficiencia a toda prueba terminó persuadiendo a otros clubes de que se le apuntaran a la franquicia.
El presidente de la Juve, Lucianno Cobolli, ha confirmado que su institución apelará, igual que Fiorentina y AC Milán, que se proclaman inocentes. La UEFA le ha dado plazo a la federación italiana de fútbol hasta el 24 de julio para que definas los clubes que la representaran en las competiciones continentales. Se especulaba con sanciones algo más laxas, en especial para el Milán, pero en esta oportunidad la justicia no se ha dejado torcer demasiado. “Los clubes y los dirigentes que cometieron errores y son culpables deben pagar, aunque seamos campeones del mundo”, ha dicho Romano Prodi, el primer ministro italiano.
Valiente y encomiable camino el que han tomado los italianos. Una de las raras ocasiones en las que se ha puesto al descubierto a un grupo de hombres muy poderosos y muy corruptos, y se les ha aplicado el peso de la ley. Cualquiera supondría que los amaños de partidos y las malas artes eran cosa de clubes sureños, como el Nápoles, asociados a la mafia italiana, y las evidencias terminaron implicando a gente de lo más selecta. En Turín, igual que en el resto del norte de Italia, se tiene en pésima consideración a la gente del sur. Se los toma por holgazanes, delincuentes y camorreros. Y mira tu por dónde, las cochinadas vienen de la parte cosmopolita e industrializada del país.
Del escándalo italiano me quedo con eso. El crimen no es exclusivo de los sospechosos de siempre. Sus franquicias también gozan de un éxito arrollador entre la gente autodenominada ‘de bien’.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
De ratificarse el fallo, Lazio y Fiorentina acompañarían a los bianconeros en la segunda división, al tiempo que el AC Milán sería penalizado con 15 puntos en la temporada entrante. La sanción para el equipo de Silvio Berlusconi (antiguo primer ministro italiano) incluye su exclusión de la Liga de Campeones. El dueño del Internazionale, Massimo Moratti, ya pidió los Scudettos vacantes para su club, el mejor ubicado entre aquellos que no participaron en la trampa.
Se trata de un fallo sin antecedentes en la historia de Italia, sobre todo por la entidad de los clubes involucrados. Juventus es propiedad de la familia Agnelli, lo más parecido a la realeza que tiene el país. Dueños de la automotriz FIAT, insignia nacional, los Agnelli han mandado en el fútbol tano desde hace décadas, y no es la primera vez que se relaciona a su club con prácticas antideportivas.
Además de los crecientes rumores, exacerbados entre sus contrincantes, en el sentido de que los árbitro favorecían al equipo de Turín en caso de necesidad, la Juve estuvo involucrada en un escándalo de dopaje hace un poco más de cinco años. Ni los rumores ni las investigaciones trascendían, generalizando la sensación de que el club de los Agnelli gozaba de una patente de corso.
Todo cambió en mayo, cuando La Gazzeta dello Sport filtró el contenido de unas conversaciones telefónicas interceptadas por la policía, que hacían parte de una pesquisa en un caso diferente. Uno de los celulares intervenidos fue el del gerente general de la Juve, Luciano Moggi, el hombre más poderoso del fútbol italiano.
Los lectores de la Gazzeta aprendieron entonces que Moggi tenía acceso directo a los órganos de selección de árbitros, y que traficaba influencias para asignar jueces favorables a sus intereses en los partidos de la Juventus. En el medio local, el sistema del dirigente fue bautizado el Método Moggi, y su eficiencia a toda prueba terminó persuadiendo a otros clubes de que se le apuntaran a la franquicia.
El presidente de la Juve, Lucianno Cobolli, ha confirmado que su institución apelará, igual que Fiorentina y AC Milán, que se proclaman inocentes. La UEFA le ha dado plazo a la federación italiana de fútbol hasta el 24 de julio para que definas los clubes que la representaran en las competiciones continentales. Se especulaba con sanciones algo más laxas, en especial para el Milán, pero en esta oportunidad la justicia no se ha dejado torcer demasiado. “Los clubes y los dirigentes que cometieron errores y son culpables deben pagar, aunque seamos campeones del mundo”, ha dicho Romano Prodi, el primer ministro italiano.
Valiente y encomiable camino el que han tomado los italianos. Una de las raras ocasiones en las que se ha puesto al descubierto a un grupo de hombres muy poderosos y muy corruptos, y se les ha aplicado el peso de la ley. Cualquiera supondría que los amaños de partidos y las malas artes eran cosa de clubes sureños, como el Nápoles, asociados a la mafia italiana, y las evidencias terminaron implicando a gente de lo más selecta. En Turín, igual que en el resto del norte de Italia, se tiene en pésima consideración a la gente del sur. Se los toma por holgazanes, delincuentes y camorreros. Y mira tu por dónde, las cochinadas vienen de la parte cosmopolita e industrializada del país.
Del escándalo italiano me quedo con eso. El crimen no es exclusivo de los sospechosos de siempre. Sus franquicias también gozan de un éxito arrollador entre la gente autodenominada ‘de bien’.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Tuesday, July 11, 2006
El establecimiento se pone al día
El fútbol nacional arrancó la semana en las páginas judiciales. Un informe de la Superintendencia de Sociedades y otro de Semana han revelado lo que ya sabíamos en todos los cafetines y corrillos deportivos de la patria.
Difícil creerle a Rodolfo Daníes Lacouture, el superintendente, cuando afirma que llegó la hora de la cacería de los bandidos, después de un buen rato dedicado a la cacería de brujas. La propuesta es más efectista que verosímil, teniendo en cuenta que el informe divulgado desde su despacho no contiene ninguna acusación oficial, ni tampoco un señalamiento específico. Sencillamente le pone números a las continuas especulaciones que circulan en las tertulias futbolísticas. Algo es algo, dirán ustedes, y lo comparto.
Ahora sabemos, al menos, la historia oficial. El Superintendente se manifestó consternado por el desorden contable y las inconsistencias que encontraron sus funcionarios. Grandes diferencias entre la realidad de las transacciones y los registros le hacen sospechar que el fútbol profesional es un gigantesco lavadero de dólares, así que ha solicitado a la Fiscalía que investigue a nuestros equipos profesionales.
En 2005, los 18 clubes que disputan la primera división produjeron ingresos por $89.291 millones y gastos por $95.686 millones. La Corporación Deportiva América de Cali reportó $2.955 millones en pérdidas, siendo el equipo más deficitario del rentado nacional. Otros ocho equipos registraron balances en rojo, mientras que el resto obtuvo ganancias.
¿El equipo que más plata produjo? Envigado, con una utilidad de $1.177 millones. El club antioqueño había dominado las notas judiciales de la semana anterior con la noticia de que su mayor accionista, Gustavo Upegui, había sido ejecutado. Según la revista Semana, “el crimen fue realizado por un comando paramilitar que llegó hasta su casa de descanso, sorprendió a sus 20 escoltas, y sólo gastó una bala para matarlo”. Cómo sería de bravas las culebras del señor que ni siquiera un ejército personal pudo librarlo de la muerte. El semanario sugiere que Don Berna, el mandamás del departamento, estaría detrás del homicidio, como de todo lo que se cuece por esos lares.
El informe Goles de los Paras, publicado en el último numero de la revista, aborda el espinoso tema de la infiltración paramilitar en el fútbol. Macaco, Don Berna y rufianes afines están tomándose clubes profesionales y aficionados en sus zonas de influencia, es decir todo el país, al estilo de lo que hicieron los narcotraficantes en el pasado. Si me preguntan, entre paras y traquetos escasamente existen diferencias.
Quizás estas noticias hayan sorprendido a algunos, por ejemplo los buenazos que creyeron que América de verdad era el diablo, pero en la letra escarlata estábamos prevenidos. La marca de Miguel nos ha librado de la hipocresía, y sabemos muy bien de qué va el fútbol colombiano, feudo predilecto de rufianes de muy diversos pelambres (el diablo no anda solo). Al que se les atraviesa le aplican (igual que al señor de los 20 guardaespaldas) la única ley que se cumple a rajatabla en Colombia, la pena de muerte.
Los buenazos estarán tranquilos, porque el otro día el patrón de los colombianos ordenó a Francisco Santos ponerle orden al balompié. Aquí es produciendo resultados, por lo que Francisco Santos ya calificó el informe de la Superintendencia, y las investigaciones subsiguientes, como pasos importantes en la dirección adecuada. Habrá que esperar el desenlace de las exhaustivas pesquisas de la Fiscalía. Por ahora los bandidos siguen sueltos. Todos menos Miguel, cabe recordar, y el América, que hace rato carga el pesado fardo de las culpas nacionales.
Tengo noticias frescas de la Mechita. Ayer, el gerente de la institución, Humberto Acevedo, tuvo la gentileza de responderme unas preguntas a boca de jarro. El gerente evitó comentar sobre el tema principal, el de la situación jurídica del club. De inmediato me remitió al abogado que se apersona de esos asuntos, Álvaro Holguín. El gerente confirmó que el plantel sigue entrenando en los predios de Cascajal, cuyo título de propiedad está incluido en una sentencia de extinción de dominio. Cascajal no le pertenece a la Corporación Deportiva América de Cali, sino a otra figura jurídica asociada con Miguel Rodríguez. El fallo del Tribunal Superior de Bogotá fue recibido con bombos y platillos, ya que solicitaba la extinición de más de mil propiedades, entre ellas un número indeterminado de acciones del club (en cualquier caso, no la mayoría). Por lo pronto, la decisión jurídica no ha hecho tránsito hacia la realidad.
Cuestionado sobre la situación económica del club, sobre su capacidad por responder por sus obligaciones laborales, Acevedo afirma que América es uno de tantos clubes colombianos (“todos menos Cali y Nacional”) asolados por las limitaciones y las dificultades. A pesar de eso, para el dirigente el equipo debe aspirar a lo máximo. “El objetivo es el mismo al comienzo de cada torneo: quedar campeón”.
Poner objetivos imposibles, o por lo menos insensatos, es la mejor coartada para salir de los técnicos cada seis meses, y desactivar así cualquier conato de crisis interna. “A los técnicos los sostienen los resultados”, apunta el gerente sobre Bernardo Redín, deslizando como sin querer la idea de que un semestre es, quizá, un horizonte optimista.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Difícil creerle a Rodolfo Daníes Lacouture, el superintendente, cuando afirma que llegó la hora de la cacería de los bandidos, después de un buen rato dedicado a la cacería de brujas. La propuesta es más efectista que verosímil, teniendo en cuenta que el informe divulgado desde su despacho no contiene ninguna acusación oficial, ni tampoco un señalamiento específico. Sencillamente le pone números a las continuas especulaciones que circulan en las tertulias futbolísticas. Algo es algo, dirán ustedes, y lo comparto.
Ahora sabemos, al menos, la historia oficial. El Superintendente se manifestó consternado por el desorden contable y las inconsistencias que encontraron sus funcionarios. Grandes diferencias entre la realidad de las transacciones y los registros le hacen sospechar que el fútbol profesional es un gigantesco lavadero de dólares, así que ha solicitado a la Fiscalía que investigue a nuestros equipos profesionales.
En 2005, los 18 clubes que disputan la primera división produjeron ingresos por $89.291 millones y gastos por $95.686 millones. La Corporación Deportiva América de Cali reportó $2.955 millones en pérdidas, siendo el equipo más deficitario del rentado nacional. Otros ocho equipos registraron balances en rojo, mientras que el resto obtuvo ganancias.
¿El equipo que más plata produjo? Envigado, con una utilidad de $1.177 millones. El club antioqueño había dominado las notas judiciales de la semana anterior con la noticia de que su mayor accionista, Gustavo Upegui, había sido ejecutado. Según la revista Semana, “el crimen fue realizado por un comando paramilitar que llegó hasta su casa de descanso, sorprendió a sus 20 escoltas, y sólo gastó una bala para matarlo”. Cómo sería de bravas las culebras del señor que ni siquiera un ejército personal pudo librarlo de la muerte. El semanario sugiere que Don Berna, el mandamás del departamento, estaría detrás del homicidio, como de todo lo que se cuece por esos lares.
El informe Goles de los Paras, publicado en el último numero de la revista, aborda el espinoso tema de la infiltración paramilitar en el fútbol. Macaco, Don Berna y rufianes afines están tomándose clubes profesionales y aficionados en sus zonas de influencia, es decir todo el país, al estilo de lo que hicieron los narcotraficantes en el pasado. Si me preguntan, entre paras y traquetos escasamente existen diferencias.
Quizás estas noticias hayan sorprendido a algunos, por ejemplo los buenazos que creyeron que América de verdad era el diablo, pero en la letra escarlata estábamos prevenidos. La marca de Miguel nos ha librado de la hipocresía, y sabemos muy bien de qué va el fútbol colombiano, feudo predilecto de rufianes de muy diversos pelambres (el diablo no anda solo). Al que se les atraviesa le aplican (igual que al señor de los 20 guardaespaldas) la única ley que se cumple a rajatabla en Colombia, la pena de muerte.
Los buenazos estarán tranquilos, porque el otro día el patrón de los colombianos ordenó a Francisco Santos ponerle orden al balompié. Aquí es produciendo resultados, por lo que Francisco Santos ya calificó el informe de la Superintendencia, y las investigaciones subsiguientes, como pasos importantes en la dirección adecuada. Habrá que esperar el desenlace de las exhaustivas pesquisas de la Fiscalía. Por ahora los bandidos siguen sueltos. Todos menos Miguel, cabe recordar, y el América, que hace rato carga el pesado fardo de las culpas nacionales.
Tengo noticias frescas de la Mechita. Ayer, el gerente de la institución, Humberto Acevedo, tuvo la gentileza de responderme unas preguntas a boca de jarro. El gerente evitó comentar sobre el tema principal, el de la situación jurídica del club. De inmediato me remitió al abogado que se apersona de esos asuntos, Álvaro Holguín. El gerente confirmó que el plantel sigue entrenando en los predios de Cascajal, cuyo título de propiedad está incluido en una sentencia de extinción de dominio. Cascajal no le pertenece a la Corporación Deportiva América de Cali, sino a otra figura jurídica asociada con Miguel Rodríguez. El fallo del Tribunal Superior de Bogotá fue recibido con bombos y platillos, ya que solicitaba la extinición de más de mil propiedades, entre ellas un número indeterminado de acciones del club (en cualquier caso, no la mayoría). Por lo pronto, la decisión jurídica no ha hecho tránsito hacia la realidad.
Cuestionado sobre la situación económica del club, sobre su capacidad por responder por sus obligaciones laborales, Acevedo afirma que América es uno de tantos clubes colombianos (“todos menos Cali y Nacional”) asolados por las limitaciones y las dificultades. A pesar de eso, para el dirigente el equipo debe aspirar a lo máximo. “El objetivo es el mismo al comienzo de cada torneo: quedar campeón”.
Poner objetivos imposibles, o por lo menos insensatos, es la mejor coartada para salir de los técnicos cada seis meses, y desactivar así cualquier conato de crisis interna. “A los técnicos los sostienen los resultados”, apunta el gerente sobre Bernardo Redín, deslizando como sin querer la idea de que un semestre es, quizá, un horizonte optimista.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Sunday, July 09, 2006
La cabeza de Dios
A los 110 minutos de la final, el mundo dejó de girar. Alguien le advirtió al árbitro Horacio Helizondo lo que el resto de los mortales estábamos observando en las repeticiones televisivas. El cisne embistió el pecho del mastín con la furia de un carnero (palabras del director del As), y una expulsión le forzó a abandonar el sueño antes del final feliz. Los románticos perdieron un héroe, Francia su final, y yo sumé un icono más a mi panteón de ídolos caídos.
El dios pecador, el titán melancólico, ocupan un lugar considerable dentro de mis obsesiones, y Zinedine Zidane, con su paseo hacia la ignominia el domingo pasado, dándole la espalda para siempre a una Copa que parecía tener su nombre grabado, es el último de mis cristos. El mundo, insolente, lo acusa de parecer humano, y él se ha hecho aún más grande.
La FIFA y los ingleses encabezan una cruzada contra las malas artes dentro de las canchas, pero el fútbol se hizo adulto, igual que todos nosotros, en las calles. El Fair Play puede ser políticamente correcto pero no tiene nada que ver con el juego que conocemos. El mismo Joseph Blatter, delantero aficionado durante sus años mozos, reconoció que se tiraba al mínimo contacto apenas ponía un pie en el área. Cualquiera que haya jugado un picado se encontró con una patada descalificadora, con la puteada psicológica de un rival, con las broncas, si es que no las protagonizó. El repertorio infinito de artimañas que hacen parte fundamental del fútbol, pero que su versión corporativa no encuentra admisibles.
El domingo la calle burló la seguridad del certamen y se tomó el Olympiastadion. La agresión de Zidane, y los insultos que la precedieron, fueron los dos hechos que definieron la final ¿Qué le dijo Materazzi a Zidane? Un lector de labios de la BBC dedujo que el defensor italiano le había deseado una mala muerte a él y a su familia, y luego lo había mandado al cuerno. La delicada situación de salud de su madre explicaría el trance criminal del Monje Blanco. Los especialistas de la cadena brasilera O Globo, por su parte, concluyeron que las palabras aludían a la actividad sexual de su hermana y a la nacionalidad de sus ancestros.
Los padres del capitán francés nacieron el Argelia, y son descendientes de una tribu nómada del norte de África. Zizou se describe como un musulmán no practicante, y es un hombre conciente, orgulloso de sus orígenes. La ONG No al Racismo, con base en París, acusa a Materazzi de llamar “sucio terrorista” a Zidane (sus fuentes son solventes, dice), y pidió una investigación inmediata de la FIFA. La prensa inglesa suscribió la teoría de que el comentario fue de índole racista, apoyada en el antecedente de la expulsión del francés en el partido ante Arabia Saudita, en la primera ronda de la Mundial de 1998. Zidane vio la roja tras una entrada violenta a un contrario, supuestamente en retaliación por insultos de ese talante.
Materazzi descartó la posibilidad de haber cruzado esa raya, y enarboló su ignorancia como defensa: “ni siquiera sé qué significa la palabra terrorista”. Una bien ganada fama de pendenciero precede al defensor italiano, y no cabe duda de que sus comentarios buscaban desequilibrar al oponente (lo comparó con un jugador del Cali, tiró un amigo). La intención del defensor es tan ruin como la de Zizou al enterrarle la cabeza en el pecho. Ambos gestos representan las entrañas barriobajeras del fútbol.
Italia ganó de calle y me parece válido, porque la calle hace parte del fútbol. Pero sería injusto lapidar al francés por algo tan natural como perder el control. Tras una década larga paseándose con elegancia y humildad por las canchas del mundo, Zinedine Zidane se permitió ser humano durante unos segundos, quizá lo único que le quedaba por demostrar al maestro (a diferencia de Henry, que sumó otra final sin marcar). Qué duda cabe de que el francés fue la figura del torneo, aunque Carlo Ancelotti haya sido el hombre más importante para el campeón. El rey ha caído, que viva el rey.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
El dios pecador, el titán melancólico, ocupan un lugar considerable dentro de mis obsesiones, y Zinedine Zidane, con su paseo hacia la ignominia el domingo pasado, dándole la espalda para siempre a una Copa que parecía tener su nombre grabado, es el último de mis cristos. El mundo, insolente, lo acusa de parecer humano, y él se ha hecho aún más grande.
La FIFA y los ingleses encabezan una cruzada contra las malas artes dentro de las canchas, pero el fútbol se hizo adulto, igual que todos nosotros, en las calles. El Fair Play puede ser políticamente correcto pero no tiene nada que ver con el juego que conocemos. El mismo Joseph Blatter, delantero aficionado durante sus años mozos, reconoció que se tiraba al mínimo contacto apenas ponía un pie en el área. Cualquiera que haya jugado un picado se encontró con una patada descalificadora, con la puteada psicológica de un rival, con las broncas, si es que no las protagonizó. El repertorio infinito de artimañas que hacen parte fundamental del fútbol, pero que su versión corporativa no encuentra admisibles.
El domingo la calle burló la seguridad del certamen y se tomó el Olympiastadion. La agresión de Zidane, y los insultos que la precedieron, fueron los dos hechos que definieron la final ¿Qué le dijo Materazzi a Zidane? Un lector de labios de la BBC dedujo que el defensor italiano le había deseado una mala muerte a él y a su familia, y luego lo había mandado al cuerno. La delicada situación de salud de su madre explicaría el trance criminal del Monje Blanco. Los especialistas de la cadena brasilera O Globo, por su parte, concluyeron que las palabras aludían a la actividad sexual de su hermana y a la nacionalidad de sus ancestros.
Los padres del capitán francés nacieron el Argelia, y son descendientes de una tribu nómada del norte de África. Zizou se describe como un musulmán no practicante, y es un hombre conciente, orgulloso de sus orígenes. La ONG No al Racismo, con base en París, acusa a Materazzi de llamar “sucio terrorista” a Zidane (sus fuentes son solventes, dice), y pidió una investigación inmediata de la FIFA. La prensa inglesa suscribió la teoría de que el comentario fue de índole racista, apoyada en el antecedente de la expulsión del francés en el partido ante Arabia Saudita, en la primera ronda de la Mundial de 1998. Zidane vio la roja tras una entrada violenta a un contrario, supuestamente en retaliación por insultos de ese talante.
Materazzi descartó la posibilidad de haber cruzado esa raya, y enarboló su ignorancia como defensa: “ni siquiera sé qué significa la palabra terrorista”. Una bien ganada fama de pendenciero precede al defensor italiano, y no cabe duda de que sus comentarios buscaban desequilibrar al oponente (lo comparó con un jugador del Cali, tiró un amigo). La intención del defensor es tan ruin como la de Zizou al enterrarle la cabeza en el pecho. Ambos gestos representan las entrañas barriobajeras del fútbol.
Italia ganó de calle y me parece válido, porque la calle hace parte del fútbol. Pero sería injusto lapidar al francés por algo tan natural como perder el control. Tras una década larga paseándose con elegancia y humildad por las canchas del mundo, Zinedine Zidane se permitió ser humano durante unos segundos, quizá lo único que le quedaba por demostrar al maestro (a diferencia de Henry, que sumó otra final sin marcar). Qué duda cabe de que el francés fue la figura del torneo, aunque Carlo Ancelotti haya sido el hombre más importante para el campeón. El rey ha caído, que viva el rey.
Palomo
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Saturday, July 08, 2006
Dos naciones, un destino
Alemania dejó historias dignas de contar, entre ellas las de sus imprevistos finalistas. Dos grandes equipos en campaña para demostrarle al mundo que estaba equivocado. Ni Francia ni Zidane son tan viejos como pensábamos, ni los escándalos del Calcio significan que la Azzurra vendió su alma.
“¡Vamos a jubilar a Zidane!”, fue el grito de batalla de Marca (el diario deportivo de mayor circulación en la península) el 27 de junio, con ocasión del enfrentamiento entre España y Francia por octavos de final. Una pifia monumental y una infamia sin par que no tardaron ni un día en pagar. Luego de una presentación memorable, rematada con el tercer gol para su equipo sobre el final del encuentro, el francés pasó cobrando por la zona mixta: “me jubilaré cuando yo decida, no cuando le apetezca a la gente de Marca”.
A pesar de lo que los cínicos puedan sostener, el fútbol todavía es un escenario en el que se libran las grandes batallas del hombre. Cierto que el Mundial es un negocio entre corporaciones animadas por el lucro, y que la FIFA es una organización que más de una vez ha defraudado al deporte, pero en este torneo se siguen encontrando los ingredientes que lo hacen extraordinario.
El mayor milagro que presenciamos en Alemania fue la resurrección de la fe de Zizou en la pelota, un convencimiento que había zozobrado a merced de la banalidad merengue. Con los Bleus, el francés mostró la determinación, la seguridad y la fuerza de un gran hombre recorriendo los pasos hacia su destino, una palabra utilizada con frecuencia por el crack, según los periodistas que han conseguido entrevistarlo durante el último mes.
Le agradezco de corazón a Zidane esta lección casi postrera. Vivimos tiempos en los que la juventud se celebra como nunca y en los que las cosas que recordamos y respetamos se esfuman con los días. Oí por ahí que Giselle Bundchen, la modelo brasilera que salía con Leonardo Di Caprio, declaró que, a los 25 años, se sentía vieja y acabada. Suena casi tan ridículo como debatir sobre el fin de Zizou, o la lentitud de Vieira, o lo inservible que es Thuram.
Otro fenómeno, Thierry Henry, intentará mandar a dormir la leyenda de que se achica a la hora del té. Tití ha marcado apenas un gol (ante Camerún, en la Confederaciones 2003) en las seis finales disputadas con club y selección, una estadística de la que se prenden sus contradictores para faltarle el respeto también a él.
En Alemania no se impuso ninguna moda que arrasara con el pasado, ni emergió un genio precoz reclamando un trono sólo para él. Volvieron los viejos sabios, en cambio, a enseñarnos el valor de la paciencia y la experiencia. Esta tarde estaré con ellos (Zidane, Makelele, Thuram), deseando que su último partido de azul sea una nueva cita con la historia.
Ni clichés ni moralismos. En alguna de las previas de la final leí que, en los últimos tres años, el promedio de goles por partido del Calcio ha sido superior al de la liga española y al de la Premiership inglesa. Un dato como para revisar aquello del Catenaccio. Para los especialistas, la selección italiana, tal como la hemos visto en el Mundial, es la fase final de una revolución de estilo al interior del Calcio.
En las semifinales entre Alemania e Italia se suponía que la vocación por el ataque le pertenecía a los anfitriones, pero fue Marcelo Lippi quien se animó a meter a tres delanteros en los cambios del extratiempo. “¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer!”, decía Diego Armando Maradona, comentarista del cotejo para una cadena televisiva, al presenciar el acontecimiento. 4 de julio: el fin del Catenaccio, y el día que Italia se le apuntó al Jogo Bonito.
La fluidez ofensiva de los Azzurri queda retratada en una estadística: 10 de los 11 goles del seleccionado han sido marcados por personas diferentes. A diferencia de Inglaterra, que apenas trajo cuatro delantero (uno de ellos sin haber debutado), Lippi convocó cinco para su escuadra: Toni, Del Piero, Gilardino, Inzaghi, e Iaquinta. Todos ellos han visto minutos y han marcado al menos un gol en este torneo.
La trayectoria de la selección ha sido, además, la reivindicación de un grupo de jugadores salpicados por un escándalo de proporciones mayúsculas. Juventus, precisamente el club en el ojo del huracán, es el equipo con más representantes (ocho) entre los finalistas. Siete de los once titulares de la selección de Lippi (todos menos Grosso, Materazzi, Perrotta y Totti) provienen de los equipos involucrados en el proceso por fraude: Juve, Milán, Lazio y Fiorentina.
Estos jugadores han demostrado que su capacidad para competir y para vencer en franca lid está fuera de discusión, más allá de los cuestionamientos hacia sus respectivos clubes. Los moralistas (quienes juzgan a otros en términos que considerarían inaceptables para ellos mismos) se apresuraron a tacharlos de traidores, tramposos y mercenarios. Sin embargo, integrantes de la selección como Gattuso, se han opuesto públicamente a una iniciativa que se abre camino en los pasillos del poder en Italia: aprovechar la euforia por un posible título mundial para tramitar una amnistía general para los personajes involucrados en los procesos judiciales. “Si cometieron un delito, que paguen por él”, ha dicho Gennaro.
Así que aquí estamos. Una final que pocos predijeron, con un fuerte sabor a revancha para cada uno de los equipos, y digna de los quilates de la Copa del Mundo. Ambas selecciones saben jugar con la pelota en sus pies, y ambas han demostrado por qué llegaron hasta el último partido. Más o menos goles, estoy contento con lo que vimos. No es posible imaginar un marco mejor para la fiesta del mundo. Fue lindo mientras duró, pero a partir de esta tarde el torneo es historia. Tendremos un campeón, y frescos en la memoria los últimos minutos en la cancha del mejor jugador de su generación. A la salud de Zidane.
Palomo
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“¡Vamos a jubilar a Zidane!”, fue el grito de batalla de Marca (el diario deportivo de mayor circulación en la península) el 27 de junio, con ocasión del enfrentamiento entre España y Francia por octavos de final. Una pifia monumental y una infamia sin par que no tardaron ni un día en pagar. Luego de una presentación memorable, rematada con el tercer gol para su equipo sobre el final del encuentro, el francés pasó cobrando por la zona mixta: “me jubilaré cuando yo decida, no cuando le apetezca a la gente de Marca”.
A pesar de lo que los cínicos puedan sostener, el fútbol todavía es un escenario en el que se libran las grandes batallas del hombre. Cierto que el Mundial es un negocio entre corporaciones animadas por el lucro, y que la FIFA es una organización que más de una vez ha defraudado al deporte, pero en este torneo se siguen encontrando los ingredientes que lo hacen extraordinario.
El mayor milagro que presenciamos en Alemania fue la resurrección de la fe de Zizou en la pelota, un convencimiento que había zozobrado a merced de la banalidad merengue. Con los Bleus, el francés mostró la determinación, la seguridad y la fuerza de un gran hombre recorriendo los pasos hacia su destino, una palabra utilizada con frecuencia por el crack, según los periodistas que han conseguido entrevistarlo durante el último mes.
Le agradezco de corazón a Zidane esta lección casi postrera. Vivimos tiempos en los que la juventud se celebra como nunca y en los que las cosas que recordamos y respetamos se esfuman con los días. Oí por ahí que Giselle Bundchen, la modelo brasilera que salía con Leonardo Di Caprio, declaró que, a los 25 años, se sentía vieja y acabada. Suena casi tan ridículo como debatir sobre el fin de Zizou, o la lentitud de Vieira, o lo inservible que es Thuram.
Otro fenómeno, Thierry Henry, intentará mandar a dormir la leyenda de que se achica a la hora del té. Tití ha marcado apenas un gol (ante Camerún, en la Confederaciones 2003) en las seis finales disputadas con club y selección, una estadística de la que se prenden sus contradictores para faltarle el respeto también a él.
En Alemania no se impuso ninguna moda que arrasara con el pasado, ni emergió un genio precoz reclamando un trono sólo para él. Volvieron los viejos sabios, en cambio, a enseñarnos el valor de la paciencia y la experiencia. Esta tarde estaré con ellos (Zidane, Makelele, Thuram), deseando que su último partido de azul sea una nueva cita con la historia.
Ni clichés ni moralismos. En alguna de las previas de la final leí que, en los últimos tres años, el promedio de goles por partido del Calcio ha sido superior al de la liga española y al de la Premiership inglesa. Un dato como para revisar aquello del Catenaccio. Para los especialistas, la selección italiana, tal como la hemos visto en el Mundial, es la fase final de una revolución de estilo al interior del Calcio.
En las semifinales entre Alemania e Italia se suponía que la vocación por el ataque le pertenecía a los anfitriones, pero fue Marcelo Lippi quien se animó a meter a tres delanteros en los cambios del extratiempo. “¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer!”, decía Diego Armando Maradona, comentarista del cotejo para una cadena televisiva, al presenciar el acontecimiento. 4 de julio: el fin del Catenaccio, y el día que Italia se le apuntó al Jogo Bonito.
La fluidez ofensiva de los Azzurri queda retratada en una estadística: 10 de los 11 goles del seleccionado han sido marcados por personas diferentes. A diferencia de Inglaterra, que apenas trajo cuatro delantero (uno de ellos sin haber debutado), Lippi convocó cinco para su escuadra: Toni, Del Piero, Gilardino, Inzaghi, e Iaquinta. Todos ellos han visto minutos y han marcado al menos un gol en este torneo.
La trayectoria de la selección ha sido, además, la reivindicación de un grupo de jugadores salpicados por un escándalo de proporciones mayúsculas. Juventus, precisamente el club en el ojo del huracán, es el equipo con más representantes (ocho) entre los finalistas. Siete de los once titulares de la selección de Lippi (todos menos Grosso, Materazzi, Perrotta y Totti) provienen de los equipos involucrados en el proceso por fraude: Juve, Milán, Lazio y Fiorentina.
Estos jugadores han demostrado que su capacidad para competir y para vencer en franca lid está fuera de discusión, más allá de los cuestionamientos hacia sus respectivos clubes. Los moralistas (quienes juzgan a otros en términos que considerarían inaceptables para ellos mismos) se apresuraron a tacharlos de traidores, tramposos y mercenarios. Sin embargo, integrantes de la selección como Gattuso, se han opuesto públicamente a una iniciativa que se abre camino en los pasillos del poder en Italia: aprovechar la euforia por un posible título mundial para tramitar una amnistía general para los personajes involucrados en los procesos judiciales. “Si cometieron un delito, que paguen por él”, ha dicho Gennaro.
Así que aquí estamos. Una final que pocos predijeron, con un fuerte sabor a revancha para cada uno de los equipos, y digna de los quilates de la Copa del Mundo. Ambas selecciones saben jugar con la pelota en sus pies, y ambas han demostrado por qué llegaron hasta el último partido. Más o menos goles, estoy contento con lo que vimos. No es posible imaginar un marco mejor para la fiesta del mundo. Fue lindo mientras duró, pero a partir de esta tarde el torneo es historia. Tendremos un campeón, y frescos en la memoria los últimos minutos en la cancha del mejor jugador de su generación. A la salud de Zidane.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Wednesday, July 05, 2006
Gracias, Jurgen
El trayecto hacia la final del próximo domingo dejó grandes equipos en la cuneta y recuerdos imborrables para los hinchas del balón. Ayer, Alemania cayó con dignidad y la conciencia tranquila. Hoy, los Bleus han llegado a la cima empuñando su única verdad: Zizou.
En las semifinales ante Portugal, Zidane y los suyos redondearon la sorpresiva resurrección de un equipo de ancianos regresando de la gloria. El hijo de Marsella, hoy por hoy, es la gran figura del torneo. La crónica de la selección francesa en Alemania ha sido una inspiración para muchos escépticos del fútbol. En un mundo en el que el diez es una especie en extinción, asediada por el imperio de los sistemas tácticos, Zinedine Zidane ha puesto su derecha sobre el balón y los puntos sobre las íes. Si perdura alguna verdad en este hermoso deporte, está en los botines de Zizou.
Raymond Domenech llegó casi con el rabo entre las patas a Alemania, y los primeros resultados parecían justificar los rumores sobre las agrias diferencias dentro del plantel, el mal nivel de algunas de sus figuras, y la terquedad suicida de su técnico, aficionado a la astrología. Las mofas iban y venían, pero de repente Francia se levantó y anduvo.
Nunca le he visto un mejor partido a Zizou que ante Brasil. El maestro volvió a sus andanzas de bailarín exquisito, y se encontró en el prefacio de un gol, por primera vez en 54 partidos juntos en la selección, con Thierry Henry. Una estadística inquietante; ¿cuál sería el tope de Francia si coincidieran más a menudo estos dos grandes jugadores?
El resurgimiento de Zidane se produce gracias al trabajo denodado de otro veterano de los Bleus, Patrick Vieira. El mundial del senegalés ha sido fenomenal. A él también lo pretendieron enterrar antes de tiempo, pero el enorme volante central fue el artífice de la victoria ante Togo, en el último partido de la fase de grupos. Los franceses sumaban dos puntos y no podían contar con Zidane, suspendido. Vieira retomó el brazalete de capitán y condujo a la selección hacia una merecida victoria en la mejor presentación de los Bleus hasta entonces.
Zizou cumplía 34 años aquel día y enfrentaba la posibilidad de finalizar su carrera deportiva de una manera indigna para sus galones de general. La leyenda dice que, mientras observaba el picado en un televisor desde el camerino para evitar que las cámaras lo poncharan, el Monje Blanco se conmovió con el nivel y la raza que mostraron sus compañero. Ellos lucharon para regalarle la oportunidad de regresar, una vez más a la cancha. Un equipo de campeones que quiere jubilar a su capitán en lo más alto. Que sea.
La última vez que Portugal jugó una semifinal de la Copa del Mundo fue en 1966, cuando cayó eliminada ante el local, Inglaterra, 2 goles por 1. Desde entonces, nunca pasó de la primera ronda. Luiz Felipe Scolari ha obrado el milagro en la selección lusitana, impregnándola con su carácter ganador y su sabiduría táctica. Aunque los moralistas (no son sólo hinchas del Cali) se apresuran a cuestionarlo, el técnico brasilero es mucho más que unas cuantas astucias. Obsesivo y meticuloso, Felipao deja lo menos posible al azar. Ricardo, el arquero de Portugal, no necesitó chancuco para adivinar la dirección de cada uno de los penales ingleses en la definición de cuartos de final. Tenía la lección bien aprendida.
Varios comentaristas especializados recordaban, cuando arrancaba este Mundial, que la selección italiana también había llegado precedida por escándalos a España 1982. Paolo Rossi acababa de salir de una suspensión por participar en actividades anti deportivas. Las críticas arreciaban y obligaron a su técnico Enzo Bearzot a cerrarle las puertas a los medios, siendo uno de los primeros en adoptar el Silenzio Stampa, que tendría tanta acogida después. Italia, a la postre, sería campeón en España, y Paolo Rossi brillaría como la figura y el goleador del torneo.
Hoy, la justicia italiana lleva adelante un proceso por fraude en el Calcio, que ha llevado a un juez a solicitar que se relegue a la Juventus a la tercera división, con la posibilidad de que se le despoje de los títulos ligueros que conquistó en las últimas dos temporadas. La investigación judicial abarca al Milán, a la Fiorentina y a la Lazio, y sacude los cimientos del una de las ligas más poderosas de Europa.
En medio de esta vorágine noticiosa, que tenía al país entero esperando lo peor, el equipo nacional ha venido consolidando su juego. Un comienzo irregular ha dado paso a una evolución impresionante, culminada con el partido de ayer, uno de los más vibrantes del campeonato. Italia consiguió imponerse ante nada menos que el anfitrión. Ganó merecidamente, y la categoría de sus jugadores dejó en evidencia al equipo de Klinsmann.
A pesar de sus múltiples pérdidas de balón, Andrea Pirlo definió el partido en las postrimerías del segundo tiempo extra, con un pasegol al corazón del área mirando hacia la dirección opuesta, estilete Ronaldinho. Grosso recibió el regalo con una rosca de zurda, pegada al segundo palo de Lehman. Golazo. Italia es otro equipo que se le apunta al toque–toque. Pirlo, Zambrotta, Totti, Del Piero, son todos jugadores habilidosos, capaces de tejer pases hasta llegar al gol.
Las sustituciones de Marcelo Lippi fueron definitivas en el desenlace del partido ante Alemania. Aguantó a Pirlo y metió a Iaquinta, protagonista del extra tiempo, Gilardino, asistente en el segundo de Italia, y Del Piero, el otro goleador del partido. Cambios ofensivos para una selección asociada con el viejo Catenaccio.
Nos quedamos esperando a Ballack y su gol, quizás lo que necesitó Alemania para desequilibrar el enfrentamiento. Pero la selección de Jurgen Klinsmann está libre de reproches. “Desde el primer momento nos hemos entregado de corazón y de espíritu. Lo hemos dado todo”, declaró el técnico al final. “Creo que hemos visto algo fantástico. Lo hermoso del fútbol es que tiene la capacidad de generar estas emociones, unir a la gente, y crear un ambiente muy especial”.
Los teutones supieron perder y, tanto en las tribunas como en la cancha o en las calles, se resignaron a llorar la derrota. Los cronistas describen una atmósfera espectacular en el estadio de Dortmund durante todo el partido, y también al finalizar. Los jugadores dieron una vuelta de la honrilla ante unos aficionados que entonaron el celebre “You’ll never walk alone” (nunca caminarás sólo) del medio anglosajón. Alemania se ha dejado contagiar del fútbol optimista, ambicioso y entregado de su selección, y no da por mala una derrota en semifinales. “Mi situación no es lo que importa”, respondió Klinsmann a los periodistas que le preguntaron por su futuro, conciente de la trascendencia del momento. Un crack. Igualito a los que tenemos acá.
No comparto la tristeza de los suramericanos porque dizque nos quedamos sin representantes en semifinales. Por lo que a mi respecta, el último de nuestro querido tercer mundo en salir del torneo fue Ecuador. Brasil pertenece, para todos los efectos, al primer mundo futbolístico, y Argentina sin duda preferiría ser calificada igual.
Tampoco adhiero a la posición de algunos comentaristas de criticar a Ronaldhino, o calificarlo de jugador menor o mercenario. En su club, Dinho juega en un equipo hecho para él, que vive de su liderazgo en la cancha, que lo busca siempre que necesita respuestas. En la selección, Parreira ha preferido respetar a los viejos capos como Cafú, Roberto Carlos o Emerson, aunque eso significara que la sangre nueva de la Seleçao quedara relegada a un segundo plano. Dinho estuvo en la cancha, pero nunca se sintió cómodo dentro del equipo. ¿Culpa de él, o de su técnico, que no supo sacarle provecho?
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
En las semifinales ante Portugal, Zidane y los suyos redondearon la sorpresiva resurrección de un equipo de ancianos regresando de la gloria. El hijo de Marsella, hoy por hoy, es la gran figura del torneo. La crónica de la selección francesa en Alemania ha sido una inspiración para muchos escépticos del fútbol. En un mundo en el que el diez es una especie en extinción, asediada por el imperio de los sistemas tácticos, Zinedine Zidane ha puesto su derecha sobre el balón y los puntos sobre las íes. Si perdura alguna verdad en este hermoso deporte, está en los botines de Zizou.
Raymond Domenech llegó casi con el rabo entre las patas a Alemania, y los primeros resultados parecían justificar los rumores sobre las agrias diferencias dentro del plantel, el mal nivel de algunas de sus figuras, y la terquedad suicida de su técnico, aficionado a la astrología. Las mofas iban y venían, pero de repente Francia se levantó y anduvo.
Nunca le he visto un mejor partido a Zizou que ante Brasil. El maestro volvió a sus andanzas de bailarín exquisito, y se encontró en el prefacio de un gol, por primera vez en 54 partidos juntos en la selección, con Thierry Henry. Una estadística inquietante; ¿cuál sería el tope de Francia si coincidieran más a menudo estos dos grandes jugadores?
El resurgimiento de Zidane se produce gracias al trabajo denodado de otro veterano de los Bleus, Patrick Vieira. El mundial del senegalés ha sido fenomenal. A él también lo pretendieron enterrar antes de tiempo, pero el enorme volante central fue el artífice de la victoria ante Togo, en el último partido de la fase de grupos. Los franceses sumaban dos puntos y no podían contar con Zidane, suspendido. Vieira retomó el brazalete de capitán y condujo a la selección hacia una merecida victoria en la mejor presentación de los Bleus hasta entonces.
Zizou cumplía 34 años aquel día y enfrentaba la posibilidad de finalizar su carrera deportiva de una manera indigna para sus galones de general. La leyenda dice que, mientras observaba el picado en un televisor desde el camerino para evitar que las cámaras lo poncharan, el Monje Blanco se conmovió con el nivel y la raza que mostraron sus compañero. Ellos lucharon para regalarle la oportunidad de regresar, una vez más a la cancha. Un equipo de campeones que quiere jubilar a su capitán en lo más alto. Que sea.
La última vez que Portugal jugó una semifinal de la Copa del Mundo fue en 1966, cuando cayó eliminada ante el local, Inglaterra, 2 goles por 1. Desde entonces, nunca pasó de la primera ronda. Luiz Felipe Scolari ha obrado el milagro en la selección lusitana, impregnándola con su carácter ganador y su sabiduría táctica. Aunque los moralistas (no son sólo hinchas del Cali) se apresuran a cuestionarlo, el técnico brasilero es mucho más que unas cuantas astucias. Obsesivo y meticuloso, Felipao deja lo menos posible al azar. Ricardo, el arquero de Portugal, no necesitó chancuco para adivinar la dirección de cada uno de los penales ingleses en la definición de cuartos de final. Tenía la lección bien aprendida.
Varios comentaristas especializados recordaban, cuando arrancaba este Mundial, que la selección italiana también había llegado precedida por escándalos a España 1982. Paolo Rossi acababa de salir de una suspensión por participar en actividades anti deportivas. Las críticas arreciaban y obligaron a su técnico Enzo Bearzot a cerrarle las puertas a los medios, siendo uno de los primeros en adoptar el Silenzio Stampa, que tendría tanta acogida después. Italia, a la postre, sería campeón en España, y Paolo Rossi brillaría como la figura y el goleador del torneo.
Hoy, la justicia italiana lleva adelante un proceso por fraude en el Calcio, que ha llevado a un juez a solicitar que se relegue a la Juventus a la tercera división, con la posibilidad de que se le despoje de los títulos ligueros que conquistó en las últimas dos temporadas. La investigación judicial abarca al Milán, a la Fiorentina y a la Lazio, y sacude los cimientos del una de las ligas más poderosas de Europa.
En medio de esta vorágine noticiosa, que tenía al país entero esperando lo peor, el equipo nacional ha venido consolidando su juego. Un comienzo irregular ha dado paso a una evolución impresionante, culminada con el partido de ayer, uno de los más vibrantes del campeonato. Italia consiguió imponerse ante nada menos que el anfitrión. Ganó merecidamente, y la categoría de sus jugadores dejó en evidencia al equipo de Klinsmann.
A pesar de sus múltiples pérdidas de balón, Andrea Pirlo definió el partido en las postrimerías del segundo tiempo extra, con un pasegol al corazón del área mirando hacia la dirección opuesta, estilete Ronaldinho. Grosso recibió el regalo con una rosca de zurda, pegada al segundo palo de Lehman. Golazo. Italia es otro equipo que se le apunta al toque–toque. Pirlo, Zambrotta, Totti, Del Piero, son todos jugadores habilidosos, capaces de tejer pases hasta llegar al gol.
Las sustituciones de Marcelo Lippi fueron definitivas en el desenlace del partido ante Alemania. Aguantó a Pirlo y metió a Iaquinta, protagonista del extra tiempo, Gilardino, asistente en el segundo de Italia, y Del Piero, el otro goleador del partido. Cambios ofensivos para una selección asociada con el viejo Catenaccio.
Nos quedamos esperando a Ballack y su gol, quizás lo que necesitó Alemania para desequilibrar el enfrentamiento. Pero la selección de Jurgen Klinsmann está libre de reproches. “Desde el primer momento nos hemos entregado de corazón y de espíritu. Lo hemos dado todo”, declaró el técnico al final. “Creo que hemos visto algo fantástico. Lo hermoso del fútbol es que tiene la capacidad de generar estas emociones, unir a la gente, y crear un ambiente muy especial”.
Los teutones supieron perder y, tanto en las tribunas como en la cancha o en las calles, se resignaron a llorar la derrota. Los cronistas describen una atmósfera espectacular en el estadio de Dortmund durante todo el partido, y también al finalizar. Los jugadores dieron una vuelta de la honrilla ante unos aficionados que entonaron el celebre “You’ll never walk alone” (nunca caminarás sólo) del medio anglosajón. Alemania se ha dejado contagiar del fútbol optimista, ambicioso y entregado de su selección, y no da por mala una derrota en semifinales. “Mi situación no es lo que importa”, respondió Klinsmann a los periodistas que le preguntaron por su futuro, conciente de la trascendencia del momento. Un crack. Igualito a los que tenemos acá.
No comparto la tristeza de los suramericanos porque dizque nos quedamos sin representantes en semifinales. Por lo que a mi respecta, el último de nuestro querido tercer mundo en salir del torneo fue Ecuador. Brasil pertenece, para todos los efectos, al primer mundo futbolístico, y Argentina sin duda preferiría ser calificada igual.
Tampoco adhiero a la posición de algunos comentaristas de criticar a Ronaldhino, o calificarlo de jugador menor o mercenario. En su club, Dinho juega en un equipo hecho para él, que vive de su liderazgo en la cancha, que lo busca siempre que necesita respuestas. En la selección, Parreira ha preferido respetar a los viejos capos como Cafú, Roberto Carlos o Emerson, aunque eso significara que la sangre nueva de la Seleçao quedara relegada a un segundo plano. Dinho estuvo en la cancha, pero nunca se sintió cómodo dentro del equipo. ¿Culpa de él, o de su técnico, que no supo sacarle provecho?
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Saturday, June 24, 2006
La guerra de los mundos
Se acabaron los preámbulos. A partir de hoy, el que pierde se va, el Mundial comienza de verdad. Hasta ahora, los partidos han servido para entrar en ambiente, para recordar que no existe un acontecimiento parecido en el calendario orbital. Cientos de millones de personas sin distinción de raza, clase, nacionalidad o culto palpitan al ritmo de los pases de la selecciones que se baten en suelo alemán.
Los colombianos conocimos el sabor, estuvimos en el baile, y lo desentrañamos de la memoria cada vez que suenan los himnos durante los actos protocolarios, cada vez que pasan las imágenes de las multitudinarias caravanas celebrando en los países clasificados. En el pasado nos tocó, ahora es el turno de otros (amargura, señores, que a veces me da), los dieciséis mejores del Mundial: un africano, uno de Oceanía, diez europeos y cuatro latinoamericanos.
El país anfitrión, de entrada, es el gran ganador de la primera ronda. Por primera vez después de su reunificación, Alemania se descubre ante el mundo. Una nación que ha aprendido a lidiar con su pasado, y que ha decidido enfrentar el futuro sin los muros que la flanquearon durante la posguerra.
La final de la Copa se disputará en el Olympiastadion de Berlín, construido para albergar los Olímpicos organizados por la Alemania Nazi. En su pista atlética, con el propio Fuhrer como testigo, Jesse Owens se pasó por la faja la basura aquella de la supremacía aria y se colgó cuatro medallas de oro. No se trata de olvidar, sino de aprender. En un presente en el que los nacionalismos se ciernen de nuevo sobre Europa, lo de Alemania es una lección de humanidad. Miles de corresponsales se han encontrado con una sociedad plural, diversa, con minorías integradas, harto diferente a la que sugieren los clichés.
La selección que la representa también ha cambiado. Juega a contrapelo de lo que la tradición indica. Jurgen Klinsmann, su entrenador, ha complementado el estilo directo, de pelotas largas que se peleaban en el aire, con uno más técnico, basado en la posesión del balón y su distribución criteriosa. De esta manera, el equipo se beneficia de la capacidad técnica de jugadores como Ballack, Poldolski, Scweinsteiger o Lahm.
La hinchada teutona, inicialmente escéptica, se enganchó con la agónica victoria sobre Polonia en primera ronda, luego de un partido vibrante y pleno de significado histórico. Las goleadas a Costa Rica y Ecuador demostraron que estábamos ante el equipo más ofensivo del certamen. Ninguna selección presiona como Alemania, con esa agresividad y esa constancia.
El partido de hoy contra Suecia resultó un mero trámite en el que Lucas Podolski y Mirsoslav Klose confirmaron su buen momento. Los polacos de nacimiento andan enchufados, juegan el uno para el otro, lejos del egoísmo característico de los delanteros.
Phillip Lahm, el lateral izquierdo, ha sido una de las revelaciones del torneo. Al jugar con el perfil cambiado, cuando engancha hacia adentro es capaz de hacer mucho daño. Así marcó ante Costa Rica uno de los goles más bellos de la Copa. Regateó a un rival y clavó una rosca en el ángulo del segundo palo. Hay que tener cuidado con sus remates y centros de derecha. Schweinsteiger también suele jugar por la izquierda, con el perfil cambiado y excelentes réditos para su equipo. Barcelona impuso la tendencia, escorando a Ronaldinho sobre la banda izquierda y a Giuly o Messi por la derecha. Hubo alaridos y llanto, pero el truco funcionó.
El desempeño de Michael Ballack en las fases definitivas es la clave para Alemania. El jugador del Chelsea trasegó la primera ronda a media máquina y si se pone a tono el futuro es largo para la Mannschaft. Su actuación frente a Suecia confirma que está jugando mejor, y cuando se encuentre con el gol (todavía no marcó) será fundamental.
Una verdad de a puño en los mundiales es que la historia se impone, no hay mucho margen para las sorpresas. El pez grande se come al chico. Los títulos se reparten entre los que ya tienen. Los anfitriones llegan a semifinales, y con frecuencia se quedan con la Copa. Aunque las sorpresas están bien ¿uno intuitivamente las desea¿, pueden arruinar un torneo. Nadie va a negar que las semifinales en 2002, con Turquía y Corea del Sur en plan de colados, nos hicieron extrañar a los gigantes caídos en el camino.
La lógica volvió a reinar en Alemania. Ningún histórico se quedó en la primera fase, lo que significa que veremos varios partidazos. Uno de ellos será entre los locales y los argentinos en cuartos de final. Los finalistas de los mundiales de 1986 y 1990 se sacarán chispas en un clásico de todos los tiempos. El vencedor estará, casi seguro, en Berlín el 9 de julio.
Argentina ha desplegado el fútbol más vistoso del campeonato. Hoy, México la puso contra las cuerdas, pero no alcanzó a darle la talla. Crespo, Saviola, Tévez y Messi pueden abrir un boquete en cualquier defensa, y Roberto Ayala ha estado imperial atrás.
La albiceleste era más de lo que Lavolpe y sus muchachos podían digerir. Una espléndida volea de zurda de Maxi Rodríguez decidió el partido en el segundo tiempo suplementario. Apeas fuera del área, por la zona derecha, el jugador del Atlético de Madrid recibió con el pecho un cambio de frente de Juampi Sorín y la empalmó sin que tocara el suelo. Oswaldo Sánchez voló pero no pudo evitar que la pelota se le colara por el segundo palo.
Si bien es cierto que Juan Román Riquelme, un enganche a la vieja usanza, no es el jugador rápido y directo que impone el ritmo del fútbol de clubes europeo, no lo es menos que el argentino se ha ganado un lugar entre los grandes jugadores de la actualidad. Su estilo cadencioso, cerebral y no físico, requiere, para brillar, que todo el equipo se construya alrededor suyo, y José Pekerman le ha seguido la corriente. Su apuesta, aunque arriesgada (no tanto: Riquelme fue campeón mundial sub20 con el mismo entrenador), es una reivindicación de la identidad del fútbol suramericano. Tocarla hasta volverla un poroto. Bajo la era de Marcelo Bielsa, Argentina intentó jugar a 'la europea' para vencer a las potencias; su fracaso significó una vuelta a las raíces, al potrero, de la mano de Pekerman y Riquelme.
La pelota en el piso, de hecho, se ha puesto de moda en el Mundial. La manera más eficiente de ahorrar energía, bajo el calor inclemente del verano, es a través de la posesión del balón. Los equipos que corren detrás de él se desgastan más rápido. Hasta Inglaterra se le ha apuntado al pase rasante, pero ha fallado clamorosamente en su cometido. A los de la isla les pudo la costumbre de lanzar centros a la olla, el estilo predominante en la Liga Premier. El calibre de jugadores como Gerrard, Lampard, o Rooney hacía pensar en el salto de calidad de la absoluta, pero hasta ahora Inglaterra ha decepcionado. ¿Por que el equipo no puede mantener la pelota? "Es una buena pregunta", respondió Sven Goran Erickson, "habría que hacérsela a los jugadores".
El sueco da la impresión de estar sucumbiendo ante la presión. Cualquier cosa distinta a una semifinal sería una tragedia para los inventores del fútbol. Después de la lesión de Michael Owen, el sueco depende más que nunca de lo que haga Wayne Rooney, el niño prodigio del Manchester recientemente recuperado de una fractura en el pie. Erickson convocó a cuatro delanteros, pero no contará con Theo Walcott, de 17 años, y quien ni siquiera ha debutado en primera. Su inclusión en la lista de 23, una temeridad, le puede costar caro al entrenador (ni siquiera Pelé debutó tan crudo en su selección), ya que su única opción real para acompañar o reemplazar a Rooney en el ataque es Peter Crouch, un gigantón de dos metros que no termina de convencer a sus compatriotas. Está claro que Crouch no es un delantero del calibre de Owen. Poca pólvora para un candidato a campeón del mundo.
Brasil, quizás su rival en semifinales (otro recomendado), si es que los ingleses llegan tan lejos, no tiene ese tipo de problemas. A juzgar por el tercer partido del grupo, ante Japón, algunos suplentes son, de hecho, mejores que los titulares. Mientras varios equipos (España, Argentina) decayeron en cuanto sus técnicos efectuaron sustituciones, con la Seleçao ocurrió al revés. Robinho, Cicinho, Juninho Pernambucano, Gilberto Silva y Gilberto le dieron a Brasil el fútbol que no mostró con Emerson, Roberto Carlos, Cafú, Ze Roberto y Adriano.
Japón se comió cuatro goles, dos por cuenta de Ronaldo. El delantero igualó al Bombardero Gerd Muller en lo más alto de la tabla de artilleros del Mundial. Ambos cuentan con 14 pepas, pero más temprano que tarde el Fenómeno picará en punta y dejará una marca para la posteridad. A pesar de la permanente polémica que lo rodea, cuya última versión corrió por cuenta del preparador físico nacional, quien reveló que R9 rondaba los 90,5 kilogramos (Panini lo registró con 82 kg), el carioca es el delantero más determinante del planeta. Ronaldinho se ha fijado como meta llenarlo de asistencias para convertirlo en la figura del torneo. Da la impresión de que le cumplirá. Y de que Brasil, grande entre grandes, seguirá su paso triunfal en mundiales.
Ghana, el único palo de la fase de grupos, será un buen termómetro para la Seleçao. Su técnico Ratomir Dujkobic hizo historia al clasificar al país (primíparo en la competencia) a octavos de final. República Checa, segunda en el escalafón FIFA, quedó en la cuneta por cuenta del aplastante ritmo de las Estrellas Negras. Vi el enfrentamiento entre ambos, que ganaron los africanos 2 por 0, y la verdad es que Nevdev y compañía fueron literalmente arrollados. Ghana falla seguido en la definición, pero de resto está sobrado de velocidad, de potencia y de fútbol. El partido ante Brasil en octavos es imperdible. El serbio Dujkovic afirmó que su plan de juego era ¿marcar tres goles¿.
Michael Essien ha sido el jugador más sobresaliente de la selección en lo que va del campeonato. Con Ghana, el volante participa en las dos fases del juego, la interrupción y la creación, mientras que en el Chelsea se dedica exclusivamente a picar piedras. El martes, contra los pentacampeones del mundo, el técnico deberá apañárselas sin él. De cualquier forma, lo tenía difícil.
Mi candidato para atravesársele a Brasil es España, al que probablemente enfrentará en cuartos. Francia será un escollo duro para La Furia (ojito al martes), pero el equipo de Raymond Domenech, el más viejo del torneo, no parece rival para atajarla. Luis Aragonés ha utilizado el sentido común para confeccionar su once, lo que le ha costado sentar a Raúl. Lo más probable es que el técnico repita ante los Bleus con los jugadores de los dos primeros partidos, que han estado excelentes. Cesc y Joaquín pelearán con el viejo capitán por los minutos que sobren o un eventual cupo entre los titulares.
España utiliza el sistema del Barcelona, 4-3-3 e intenta replicar, también, su estilo de posesión del balón y elaboración con pases en búsqueda de los espacios hacia el gol. Xavi Hernández, Xabi Alonso, Fernando Torres, y David Villa, además de los suplentes de lujo, son ideales para ese tipo de juego.
Me gustaría que Portugal le ganara a Holanda, pálida en la fase de grupos, y le repitiera la zancadilla a Inglaterra en cuartos. Scolari es mucho más técnico que Erickson. Figo, Deco, Ronaldo el malo y Simao pueden determinar desenlaces en cualquier momento, y su selección lució solvente en los primeros partidos.
Sobre Italia, su paso firme en un grupo difícil no ha bastado para captar la atención de los tifosi. Los estrados judiciales se dividen los titulares de la prensa con las noticias sobre la escuadra italiana en el Mundial. Se prevé que el fallo del proceso que se adelanta en las cortes contra la conspiración para manipular los resultados del Calcio se hará público el 9 de julio, el mismo día de la final de la Copa Mundo. Juventus tiene un pie en la B y otro en la C, y Milán podría acompañarlo en los socavones del fútbol italiano. La Vieja Señora perderá, por lo menos, los últimos dos títulos del calcio. De la lista de 23 jugadores seleccionados por Marcelo Lippi, 20 militan en las filas de los equipos investigados: Juventus, Milán, Lazio y Fiorentina. El escándalo es de proporciones mayúsculas, aunque por ahora ningún jugador ha sido acusado de participar en el fraude. Lippi fue llamado para atestiguar dentro del proceso, puesto que antes de manejar la selección estuvo a cargo de la Juventus.
Australia, contrincante italiano en octavos, es uno de los equipos más débiles de los dieciséis, y los cuartos le deparan uno por el estilo a los Azzurri. Entre Suiza y Ucrania, por mucho que se estiren, no hay un rival digno para la gente de Lippi. Apenas en semifinales se le complica el asunto a Italia, que para pasar deberá vencer al ganador de la llave entre Argentina y Alemania, y no creo que sea capaz.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo)
Los colombianos conocimos el sabor, estuvimos en el baile, y lo desentrañamos de la memoria cada vez que suenan los himnos durante los actos protocolarios, cada vez que pasan las imágenes de las multitudinarias caravanas celebrando en los países clasificados. En el pasado nos tocó, ahora es el turno de otros (amargura, señores, que a veces me da), los dieciséis mejores del Mundial: un africano, uno de Oceanía, diez europeos y cuatro latinoamericanos.
El país anfitrión, de entrada, es el gran ganador de la primera ronda. Por primera vez después de su reunificación, Alemania se descubre ante el mundo. Una nación que ha aprendido a lidiar con su pasado, y que ha decidido enfrentar el futuro sin los muros que la flanquearon durante la posguerra.
La final de la Copa se disputará en el Olympiastadion de Berlín, construido para albergar los Olímpicos organizados por la Alemania Nazi. En su pista atlética, con el propio Fuhrer como testigo, Jesse Owens se pasó por la faja la basura aquella de la supremacía aria y se colgó cuatro medallas de oro. No se trata de olvidar, sino de aprender. En un presente en el que los nacionalismos se ciernen de nuevo sobre Europa, lo de Alemania es una lección de humanidad. Miles de corresponsales se han encontrado con una sociedad plural, diversa, con minorías integradas, harto diferente a la que sugieren los clichés.
La selección que la representa también ha cambiado. Juega a contrapelo de lo que la tradición indica. Jurgen Klinsmann, su entrenador, ha complementado el estilo directo, de pelotas largas que se peleaban en el aire, con uno más técnico, basado en la posesión del balón y su distribución criteriosa. De esta manera, el equipo se beneficia de la capacidad técnica de jugadores como Ballack, Poldolski, Scweinsteiger o Lahm.
La hinchada teutona, inicialmente escéptica, se enganchó con la agónica victoria sobre Polonia en primera ronda, luego de un partido vibrante y pleno de significado histórico. Las goleadas a Costa Rica y Ecuador demostraron que estábamos ante el equipo más ofensivo del certamen. Ninguna selección presiona como Alemania, con esa agresividad y esa constancia.
El partido de hoy contra Suecia resultó un mero trámite en el que Lucas Podolski y Mirsoslav Klose confirmaron su buen momento. Los polacos de nacimiento andan enchufados, juegan el uno para el otro, lejos del egoísmo característico de los delanteros.
Phillip Lahm, el lateral izquierdo, ha sido una de las revelaciones del torneo. Al jugar con el perfil cambiado, cuando engancha hacia adentro es capaz de hacer mucho daño. Así marcó ante Costa Rica uno de los goles más bellos de la Copa. Regateó a un rival y clavó una rosca en el ángulo del segundo palo. Hay que tener cuidado con sus remates y centros de derecha. Schweinsteiger también suele jugar por la izquierda, con el perfil cambiado y excelentes réditos para su equipo. Barcelona impuso la tendencia, escorando a Ronaldinho sobre la banda izquierda y a Giuly o Messi por la derecha. Hubo alaridos y llanto, pero el truco funcionó.
El desempeño de Michael Ballack en las fases definitivas es la clave para Alemania. El jugador del Chelsea trasegó la primera ronda a media máquina y si se pone a tono el futuro es largo para la Mannschaft. Su actuación frente a Suecia confirma que está jugando mejor, y cuando se encuentre con el gol (todavía no marcó) será fundamental.
Una verdad de a puño en los mundiales es que la historia se impone, no hay mucho margen para las sorpresas. El pez grande se come al chico. Los títulos se reparten entre los que ya tienen. Los anfitriones llegan a semifinales, y con frecuencia se quedan con la Copa. Aunque las sorpresas están bien ¿uno intuitivamente las desea¿, pueden arruinar un torneo. Nadie va a negar que las semifinales en 2002, con Turquía y Corea del Sur en plan de colados, nos hicieron extrañar a los gigantes caídos en el camino.
La lógica volvió a reinar en Alemania. Ningún histórico se quedó en la primera fase, lo que significa que veremos varios partidazos. Uno de ellos será entre los locales y los argentinos en cuartos de final. Los finalistas de los mundiales de 1986 y 1990 se sacarán chispas en un clásico de todos los tiempos. El vencedor estará, casi seguro, en Berlín el 9 de julio.
Argentina ha desplegado el fútbol más vistoso del campeonato. Hoy, México la puso contra las cuerdas, pero no alcanzó a darle la talla. Crespo, Saviola, Tévez y Messi pueden abrir un boquete en cualquier defensa, y Roberto Ayala ha estado imperial atrás.
La albiceleste era más de lo que Lavolpe y sus muchachos podían digerir. Una espléndida volea de zurda de Maxi Rodríguez decidió el partido en el segundo tiempo suplementario. Apeas fuera del área, por la zona derecha, el jugador del Atlético de Madrid recibió con el pecho un cambio de frente de Juampi Sorín y la empalmó sin que tocara el suelo. Oswaldo Sánchez voló pero no pudo evitar que la pelota se le colara por el segundo palo.
Si bien es cierto que Juan Román Riquelme, un enganche a la vieja usanza, no es el jugador rápido y directo que impone el ritmo del fútbol de clubes europeo, no lo es menos que el argentino se ha ganado un lugar entre los grandes jugadores de la actualidad. Su estilo cadencioso, cerebral y no físico, requiere, para brillar, que todo el equipo se construya alrededor suyo, y José Pekerman le ha seguido la corriente. Su apuesta, aunque arriesgada (no tanto: Riquelme fue campeón mundial sub20 con el mismo entrenador), es una reivindicación de la identidad del fútbol suramericano. Tocarla hasta volverla un poroto. Bajo la era de Marcelo Bielsa, Argentina intentó jugar a 'la europea' para vencer a las potencias; su fracaso significó una vuelta a las raíces, al potrero, de la mano de Pekerman y Riquelme.
La pelota en el piso, de hecho, se ha puesto de moda en el Mundial. La manera más eficiente de ahorrar energía, bajo el calor inclemente del verano, es a través de la posesión del balón. Los equipos que corren detrás de él se desgastan más rápido. Hasta Inglaterra se le ha apuntado al pase rasante, pero ha fallado clamorosamente en su cometido. A los de la isla les pudo la costumbre de lanzar centros a la olla, el estilo predominante en la Liga Premier. El calibre de jugadores como Gerrard, Lampard, o Rooney hacía pensar en el salto de calidad de la absoluta, pero hasta ahora Inglaterra ha decepcionado. ¿Por que el equipo no puede mantener la pelota? "Es una buena pregunta", respondió Sven Goran Erickson, "habría que hacérsela a los jugadores".
El sueco da la impresión de estar sucumbiendo ante la presión. Cualquier cosa distinta a una semifinal sería una tragedia para los inventores del fútbol. Después de la lesión de Michael Owen, el sueco depende más que nunca de lo que haga Wayne Rooney, el niño prodigio del Manchester recientemente recuperado de una fractura en el pie. Erickson convocó a cuatro delanteros, pero no contará con Theo Walcott, de 17 años, y quien ni siquiera ha debutado en primera. Su inclusión en la lista de 23, una temeridad, le puede costar caro al entrenador (ni siquiera Pelé debutó tan crudo en su selección), ya que su única opción real para acompañar o reemplazar a Rooney en el ataque es Peter Crouch, un gigantón de dos metros que no termina de convencer a sus compatriotas. Está claro que Crouch no es un delantero del calibre de Owen. Poca pólvora para un candidato a campeón del mundo.
Brasil, quizás su rival en semifinales (otro recomendado), si es que los ingleses llegan tan lejos, no tiene ese tipo de problemas. A juzgar por el tercer partido del grupo, ante Japón, algunos suplentes son, de hecho, mejores que los titulares. Mientras varios equipos (España, Argentina) decayeron en cuanto sus técnicos efectuaron sustituciones, con la Seleçao ocurrió al revés. Robinho, Cicinho, Juninho Pernambucano, Gilberto Silva y Gilberto le dieron a Brasil el fútbol que no mostró con Emerson, Roberto Carlos, Cafú, Ze Roberto y Adriano.
Japón se comió cuatro goles, dos por cuenta de Ronaldo. El delantero igualó al Bombardero Gerd Muller en lo más alto de la tabla de artilleros del Mundial. Ambos cuentan con 14 pepas, pero más temprano que tarde el Fenómeno picará en punta y dejará una marca para la posteridad. A pesar de la permanente polémica que lo rodea, cuya última versión corrió por cuenta del preparador físico nacional, quien reveló que R9 rondaba los 90,5 kilogramos (Panini lo registró con 82 kg), el carioca es el delantero más determinante del planeta. Ronaldinho se ha fijado como meta llenarlo de asistencias para convertirlo en la figura del torneo. Da la impresión de que le cumplirá. Y de que Brasil, grande entre grandes, seguirá su paso triunfal en mundiales.
Ghana, el único palo de la fase de grupos, será un buen termómetro para la Seleçao. Su técnico Ratomir Dujkobic hizo historia al clasificar al país (primíparo en la competencia) a octavos de final. República Checa, segunda en el escalafón FIFA, quedó en la cuneta por cuenta del aplastante ritmo de las Estrellas Negras. Vi el enfrentamiento entre ambos, que ganaron los africanos 2 por 0, y la verdad es que Nevdev y compañía fueron literalmente arrollados. Ghana falla seguido en la definición, pero de resto está sobrado de velocidad, de potencia y de fútbol. El partido ante Brasil en octavos es imperdible. El serbio Dujkovic afirmó que su plan de juego era ¿marcar tres goles¿.
Michael Essien ha sido el jugador más sobresaliente de la selección en lo que va del campeonato. Con Ghana, el volante participa en las dos fases del juego, la interrupción y la creación, mientras que en el Chelsea se dedica exclusivamente a picar piedras. El martes, contra los pentacampeones del mundo, el técnico deberá apañárselas sin él. De cualquier forma, lo tenía difícil.
Mi candidato para atravesársele a Brasil es España, al que probablemente enfrentará en cuartos. Francia será un escollo duro para La Furia (ojito al martes), pero el equipo de Raymond Domenech, el más viejo del torneo, no parece rival para atajarla. Luis Aragonés ha utilizado el sentido común para confeccionar su once, lo que le ha costado sentar a Raúl. Lo más probable es que el técnico repita ante los Bleus con los jugadores de los dos primeros partidos, que han estado excelentes. Cesc y Joaquín pelearán con el viejo capitán por los minutos que sobren o un eventual cupo entre los titulares.
España utiliza el sistema del Barcelona, 4-3-3 e intenta replicar, también, su estilo de posesión del balón y elaboración con pases en búsqueda de los espacios hacia el gol. Xavi Hernández, Xabi Alonso, Fernando Torres, y David Villa, además de los suplentes de lujo, son ideales para ese tipo de juego.
Me gustaría que Portugal le ganara a Holanda, pálida en la fase de grupos, y le repitiera la zancadilla a Inglaterra en cuartos. Scolari es mucho más técnico que Erickson. Figo, Deco, Ronaldo el malo y Simao pueden determinar desenlaces en cualquier momento, y su selección lució solvente en los primeros partidos.
Sobre Italia, su paso firme en un grupo difícil no ha bastado para captar la atención de los tifosi. Los estrados judiciales se dividen los titulares de la prensa con las noticias sobre la escuadra italiana en el Mundial. Se prevé que el fallo del proceso que se adelanta en las cortes contra la conspiración para manipular los resultados del Calcio se hará público el 9 de julio, el mismo día de la final de la Copa Mundo. Juventus tiene un pie en la B y otro en la C, y Milán podría acompañarlo en los socavones del fútbol italiano. La Vieja Señora perderá, por lo menos, los últimos dos títulos del calcio. De la lista de 23 jugadores seleccionados por Marcelo Lippi, 20 militan en las filas de los equipos investigados: Juventus, Milán, Lazio y Fiorentina. El escándalo es de proporciones mayúsculas, aunque por ahora ningún jugador ha sido acusado de participar en el fraude. Lippi fue llamado para atestiguar dentro del proceso, puesto que antes de manejar la selección estuvo a cargo de la Juventus.
Australia, contrincante italiano en octavos, es uno de los equipos más débiles de los dieciséis, y los cuartos le deparan uno por el estilo a los Azzurri. Entre Suiza y Ucrania, por mucho que se estiren, no hay un rival digno para la gente de Lippi. Apenas en semifinales se le complica el asunto a Italia, que para pasar deberá vencer al ganador de la llave entre Argentina y Alemania, y no creo que sea capaz.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo)
Thursday, June 22, 2006
El gen perdedor viene de España
Una cosa que quedó clarísima después de los octavos de final es que nuestra vocación por la derrota se la heredamos a la madre patria. Reynaldo hace lo que puede porque lo que natura da es poco. España era favorito en el enfrentamiento contra Francia y se desinfló igual que un globo. ¿Les suena el coro? Se ha regresado entre lamentos, y señalamientos de que ya ni siquiera alcanzan a llegar a cuartos de final. Lo peor fue que se habían animado en la península. La culpa de la enésima gran derrota no es de Raúl, ni del técnico, sino de la inexplicable inclinación de los españoles a morder el polvo.
Alemania 2 – Suecia 0: Asusta
Los de Klinsmann liquidaron el partido con la precisión de un torero en faena. Alemania, creo, es el equipo que más miedo mete. Salieron a devorarse a sus rivales y nada se los impidió.
Argentina 1 – México 0: Que se abran los argentinos
En primera ronda demostró que sabía jugar. La lección en octavos es que también sabe sufrir. Parece que la selección Argentina tiene lo que necesita un campeón. Quiero que pierda, porque los argentinos le han hecho el fo a Colombia varias veces. La plantada en la Copa América. La confesión de Burgos luego del Uruguay–Argentina en Montevideo, en la última fecha de las eliminatorias para Corea y Japón. “Si Colombia marcaba otro gol, yo me dejaba meter uno”. Los dos equipos jugaron para atrás. No se me olvida nunca. Para rematar, cuatro años después, el clásico del Río de la Plata fue ultrajado en su dignida nuevamente. Argentinos y uruguayos repitieron el bailoteo inofensivo. Ya sé que Colombia se sacó sola del Mundial, pero nunca contó con la simpatía de una nación que nosotros, en cambio, idolatramos.
Inglaterra 1 – Ecuador 0: Si Beckham es el mejor
El Spice Boy se acordó de marcar y con un cobro de falta salió de Ecuador. Hasta ahora, la participación del siete en las anotaciones de Inglaterra da para pensar que es el figurón del equipo. Ese es el problema para los Tres Leones. Al Madrid le ocurrió algo similar en la temporada pasada. Con un Ronaldo abrumado por las lesiones, la calidad de la derecha del inglés fue la mejor garantía de los merengues en el ataque. Aparte de que es lindo, el problema con Becks es que tiene una virtud demasiado específica. Su derecha era letal en su juventud, cuando podía acompañarla de velocidad en sus proyecciones por la banda, pero con los años se ha quedado sola, vale apenas para las pelotas quietas. El volante sigue corriendo lo que puede, pero con frecuencia lo supera su fama de jugador normal. Cuando lo están rodeando Gerrard, Lampard, o Rooney, el rubio no puede ser el mejor.
Portugal 1 – Holanda 0: Figo no es Jesucristo
Una batalla campal, a la usanza de nuestra querida Copa Libertadores. La comparación fue sugerida por el propio Felipao, durante su balance del juego. El Mundial necesitaba un partido así, áspero, en el que se midiera la determinación y la capacidad para jugar al límite de ambos contendores. Portugal se parece a su técnico y eso es bueno. Además está Figo, un monstruo. Casi me hizo olvidar que se vendió al Madrid. Le preguntaron a Scolari sobre el cabezazo que el capitán le propinó a un holandés que lo había cosido a patadas. “Jesucristo hubiera puesto la otra mejilla, pero Luis Figo no es Jesucristo”.
Italia 1 – Australia 0: Vergüenza
Brasil 3 – Gana 0: Rebelión
En las calles de Accra, la capital ghanesa, los hinchas salieron a celebrar. Acababan de caer contra el campeón del mundo y, una vez más, se instalaron en el sentimiento de que los africanos nunca podrán reinar en un negocio controlado por blancos, aunque probablemente lo merezcan. Una mezcla de orgullo, frustración, impotencia y rabia, que en estas latitudes conocemos muy bien. El fútbol, sin embargo, es uno de los pocos escenarios en el que el pobre ocasionalmente vence al rico, en el que el hambre conduce a la gloria.
Cuando hay que ganarle al equipo contrario, al ábritro, a las corbatas de la FIFA y del fútbol que se reparten la torta a zarpazos, es completamente legítima la picardía. Ahí es cuando vale la mano de Dios. Ghana tendrá que aprender que, llegado el caso, deberá robarse lo que le quieren negar y le pertenece por derecho propio.
Francia 3 – España 1: Los vejetes le ponen guaguancó
Le hice fuerza a la Furia Roja, con la tristeza de no ver más a Zidane. Porfiado yo y porfiados quienes pensaban que el maestro estaba acabado. El bueno de Zizou reía como nunca lo ha hecho, abrazado a su compadre Barthez, mientras salía del campo. “Este es un recuerdo para el pueblo de Francia”, declaró en la zona de prensa. Y para todos nosotros. El diez ha dado un golpe en la mesa, y el mundo le escucha ahora. ¿Tendrá algo que decir frente a Brasil?
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Alemania 2 – Suecia 0: Asusta
Los de Klinsmann liquidaron el partido con la precisión de un torero en faena. Alemania, creo, es el equipo que más miedo mete. Salieron a devorarse a sus rivales y nada se los impidió.
Argentina 1 – México 0: Que se abran los argentinos
En primera ronda demostró que sabía jugar. La lección en octavos es que también sabe sufrir. Parece que la selección Argentina tiene lo que necesita un campeón. Quiero que pierda, porque los argentinos le han hecho el fo a Colombia varias veces. La plantada en la Copa América. La confesión de Burgos luego del Uruguay–Argentina en Montevideo, en la última fecha de las eliminatorias para Corea y Japón. “Si Colombia marcaba otro gol, yo me dejaba meter uno”. Los dos equipos jugaron para atrás. No se me olvida nunca. Para rematar, cuatro años después, el clásico del Río de la Plata fue ultrajado en su dignida nuevamente. Argentinos y uruguayos repitieron el bailoteo inofensivo. Ya sé que Colombia se sacó sola del Mundial, pero nunca contó con la simpatía de una nación que nosotros, en cambio, idolatramos.
Inglaterra 1 – Ecuador 0: Si Beckham es el mejor
El Spice Boy se acordó de marcar y con un cobro de falta salió de Ecuador. Hasta ahora, la participación del siete en las anotaciones de Inglaterra da para pensar que es el figurón del equipo. Ese es el problema para los Tres Leones. Al Madrid le ocurrió algo similar en la temporada pasada. Con un Ronaldo abrumado por las lesiones, la calidad de la derecha del inglés fue la mejor garantía de los merengues en el ataque. Aparte de que es lindo, el problema con Becks es que tiene una virtud demasiado específica. Su derecha era letal en su juventud, cuando podía acompañarla de velocidad en sus proyecciones por la banda, pero con los años se ha quedado sola, vale apenas para las pelotas quietas. El volante sigue corriendo lo que puede, pero con frecuencia lo supera su fama de jugador normal. Cuando lo están rodeando Gerrard, Lampard, o Rooney, el rubio no puede ser el mejor.
Portugal 1 – Holanda 0: Figo no es Jesucristo
Una batalla campal, a la usanza de nuestra querida Copa Libertadores. La comparación fue sugerida por el propio Felipao, durante su balance del juego. El Mundial necesitaba un partido así, áspero, en el que se midiera la determinación y la capacidad para jugar al límite de ambos contendores. Portugal se parece a su técnico y eso es bueno. Además está Figo, un monstruo. Casi me hizo olvidar que se vendió al Madrid. Le preguntaron a Scolari sobre el cabezazo que el capitán le propinó a un holandés que lo había cosido a patadas. “Jesucristo hubiera puesto la otra mejilla, pero Luis Figo no es Jesucristo”.
Italia 1 – Australia 0: Vergüenza
Brasil 3 – Gana 0: Rebelión
En las calles de Accra, la capital ghanesa, los hinchas salieron a celebrar. Acababan de caer contra el campeón del mundo y, una vez más, se instalaron en el sentimiento de que los africanos nunca podrán reinar en un negocio controlado por blancos, aunque probablemente lo merezcan. Una mezcla de orgullo, frustración, impotencia y rabia, que en estas latitudes conocemos muy bien. El fútbol, sin embargo, es uno de los pocos escenarios en el que el pobre ocasionalmente vence al rico, en el que el hambre conduce a la gloria.
Cuando hay que ganarle al equipo contrario, al ábritro, a las corbatas de la FIFA y del fútbol que se reparten la torta a zarpazos, es completamente legítima la picardía. Ahí es cuando vale la mano de Dios. Ghana tendrá que aprender que, llegado el caso, deberá robarse lo que le quieren negar y le pertenece por derecho propio.
Francia 3 – España 1: Los vejetes le ponen guaguancó
Le hice fuerza a la Furia Roja, con la tristeza de no ver más a Zidane. Porfiado yo y porfiados quienes pensaban que el maestro estaba acabado. El bueno de Zizou reía como nunca lo ha hecho, abrazado a su compadre Barthez, mientras salía del campo. “Este es un recuerdo para el pueblo de Francia”, declaró en la zona de prensa. Y para todos nosotros. El diez ha dado un golpe en la mesa, y el mundo le escucha ahora. ¿Tendrá algo que decir frente a Brasil?
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Tuesday, June 06, 2006
Grupo H, el tapado
España, Ucrania, Túnez y Arabia Saudí. El último repaso previo al Mundial. Un reconocimiento para León, que fue el de la idea. Falta una semana, gente. En la letra escarlata seguiremos de cerca los acontecimientos del torneo.
Te has conseguido una leyenda. El 24 de abril de 1986 falló el reactor 4 de la planta nuclear de Chernobyl, Ucrania. Un error en los procedimientos de seguridad inició una reacción en cadena que desembocó en la peor tragedia nuclear de la historia. La explosión produjo una bola de fuego que destrozo la inmensa tapa de concreto y metal del reactor, causando la muerte de más de 30 personas en el acto. Al amanecer del día siguiente, Mikhail Gorbachev, secretario general del partido comunista, regente de la Unión Soviética, anunciaba al mundo: “por primera vez confrontamos la fuerza real de la energía nuclear, fuera de control”.
Para escapar del manto letal extendiéndose a través de los cielos, 135 mil personas tuvieron que ser evacuadas. Por ese entonces, Sheva vivía en los suburbios de Kiev, la capital. El niño de nueve años, hijo de una contadora y un militar, huyó con su familia hacia las costas del Mar Negro.
Era otro mundo. Sheva ya formaba parte de las divisiones inferiores del Dynamo de Kiev, y soñaba con emular al ídolo nacional, su héroe particular, Oleg Blokhin. El crack del Dynamo había escrito las mejores páginas del fútbol de Ucrania, consagrándose campeón de la recopa europea en 1975, año en que France Football le otorgó el mítico Balón de Oro. Quién hubiera imaginado que el futuro le depararía mayores glorias al talentoso Sheva. Ciertamente en la primavera de 1985 no parecía de esa manera, pero el niño había nacido en el momento adecuado.
Bajo la égida de la Unión Soviética, Blokhin jamás pudo pasar de Ucrania hacia los clubes poderoso del continente. El gobierno se quedaba con los dividendos económicos de sus gestas deportivas. Convirtió 211 goles jugando para el Dynamo, pero nunca tuvo la oportunidad de enfundarse los colores de su país. El delantero marcó 42 goles en más de 100 partidos con la casaca de la desaparecida Unión Soviética, representante oficial de las ‘repúblicas’ en los torneos entre selecciones nacionales. Era otro mundo. Este verano, con 53 años, Blokhin dirigirá a Ucrania en su primera participación en la fase final de la Copa Mundo. “Me tildaron de loco cuando dije que iba a clasificar a Ucrania al Mundial. Ahora creo que somos capaces de ganarlo”. Uno se imagina que tanta confianza descansa, en parte, en el último fichaje del Chelsea inglés, Andriy Shevchenko (29 años), emblema y capitán de la selección.
Muy temprano, la calidad de Sheva llamó la atención del legendario entrenador del Dynamo, Valeriy Lobanovsky. Éste lo hizo debutar en la primera a los 17 años, en la temporada 1994–1995, la primera de las cinco que militó en el Dynamo. En cada una de ellas el equipo de Kiev se consagró campeón nacional.
Lobanovsky fue un revolucionario del fútbol; modernizó los sistemas de entrenamiento, introdujo los computadores y los psicólogos a los vestuarios. Sus métodos, sus innovaciones y su sagacidad, condujeron al Dynamo al dominio absoluto sobre el fútbol ucraniano. Shevechenko tuvo suerte de pasar sus años de formación en las manos de Lobanovsky: el delantero complementó sus fenomenales instinto y capacidad para definir con el conocimiento técnico y los entrenamientos específicos del meticuloso director técnico. Además del Dynamo, Lobanovsky estuvo a cargo de la selección nacional en los primeros años de la independencia de Ucrania. En 1994, con 18 años, Shevchenko jugaba su primer partido con la absoluta.
Para 1998, Lobanovsky había montado una banda brava en el Dynamo. La habilidad, rapidez y contundencia de Sheva se complementaban a la perfección con la visión de juego y solvencia de Sherhiy Rebrov (31 años), su más antiguo compañero de selección. El equipo se apoyaba en un sistema ordenado, trabajado hasta el cansancio, y en los destellos de esta pareja. Las pequeñas sociedades sobre las que se suele discurrir. En la Liga de Campenones 1997–1998, Shevchenko apabulló al Camp Nou con tres goles en la visita del Dynamo al Barça. Al año siguiente le repitió la dosis al Madrid en el Bernabeu. El Dynamo sería eliminado en las semifinales, pero a nadie le quedaba ninguna duda sobre la categoría del equipo ni la clase de su delantero estrella.
El AC Milán se impuso al Arsenal en la puja por hacerse a los servicios de la sensación del verano del 99. Existía alguna inquietud acerca de la capacidad del ucraniano para adaptarse a las condiciones de una liga de primer nivel como el Calcio, sobre todo viniendo del este, pero Sheva marcó 24 goles en su primera temporada con los Rossoneri, convirtiéndose en el Capocannonieri de la tortuosa Serie A. Desde entonces, sólo unas cuantas lesiones han alejado a la fiera del gol.
Capaz de jugar sólo en la punta o como segundo o tercer delantero, de convertir con la zurda, la derecha o la cabeza, el siete se llenó de medallas en Milán, entre ellas una Liga de Campeones en 2003 y una liga italiana en 2004, probablemente el mejor año de su carrera. Aquella temporada, Sheva se consagró por segunda vez máximo goleador del Calcio con 24 anotaciones, lideró su equipo al Scudetto, y fue galardonado con el Balón de Oro, el segundo para un ucraniano desde que France Football lo comenzara a entregar en 1956. Coronado en París, el crack emulaba Blokhin, su ídolo infantil.
Al cabo de siete temporadas, Shevchenko marcó 127 goles en 208 partidos, erigiéndose como el segundo goleador en la historia del AC Milán. Pocos jugadores se han identificado tan profundamente con el alma del club. Silvio Berlusconi, su propietario, es amigo personal del jugador y fue su padrino de bodas. Ni siquiera el poderoso hombre de los medios italianos pudo persuadirlo para que se quedara en la Bota. Sheva se va de la ciudad que le dio la gloria, de uno de los mejores clubes del mundo, con un contrato en vigor hasta 2009 y una renovación espectacular esperando su firma, ¿por qué?
Los dedos apuntan a Krinsten Pazik, la modelo gringa con la que el jugador se casó hace un año. Shevchenko arguyó “motivos familiares” para dejar Milán. La pareja, se especula, desea criar a sus hijos en un país angloparlante. Vale, vale; pero algo tendrá que ver el interés del Chelsea, y en particular de su propietario, el ruso Roman Abramovich, quien lo considera el mejor jugador del planeta. Abramovich se enriqueció repentinamente merced a las reformas liberales que irrumpieron en la antigua Unión Soviética tras su colapso, las mismas que le permitieron a Sheva dejar Kiev rumbo a Italia. El taicún es el dueño de la segunda petrolera rusa, y de una de las fortunas más prominentes de Europa, y no ha tenido reparos de ninguna clase para que hacer del Chelsea un equipo ganador. Desde que desembarcó en Londres, en 2003, ha gastado algo más de 400 millones de euros para transformar al modesto club londinense en una dinastía continental.
Hace un par de días, el ruso se pudo dar el gusto de fichar a Shevchenko, a un costo aproximado de 45 millones de euros, la transferencia más alta pagada jamás por un equipo inglés, la sexta en el mundo. Obsesionado con ganar la Champions, el magnate apuesta por el espeluznante promedio anotador del delantero en la competición, 53 goles en 94 encuentros. No existe un goleador que se compare con sus registros en los últimos cinco años. Por eso, Abramovich le ha confeccionado un contrato a su medida: cerca de 150 mil euros por semana durante cuatro años. “Te has conseguido una leyenda”, fue el mensaje de los Ultras milanistas para el mecenas, “trátalo bien y te hará feliz”.
Ucrania y Brokhin dependen de lo que pueda hacer el delantero, que suma 28 anotaciones en 63 apariciones internacionales con su selección. El 14 de junio, ante España, Sheva cumplirá un sueño más, liderar a Ucrania en un partido mundialista. Su país (aquí la lista) tiene un lugar casi asegurado en octavos, y podría atravesársele en el primer lugar al favorito, España.
Niños prodigio. Desde 1974, en Alemania, la Furia viene acudiendo regularmente a la cita mundialista. El excelente nivel de la liga española, la calidad de sus jugadores, y la presencia de un puñado de fuera de series, han suscitado grandes expectativas sobre la selección nacional, que han chocado una vez tras otra contra la realidad. España nunca ha conseguido pasar de los cuartos de final.
El madrileño Luis Aragonés (67 años), delantero del Atlético en sus años mozos, recibió el encargo de acabar con la mufa en Alemania. La labor del Sabio de Hortaleza, además de escoger a los 23 convocados y los 11 titulares, algo para nada evidente, consiste en mentalizar a sus hombres para la oportunidad que se les acerca, y brindarles la confianza para encararla sin mareos. Aragonés es un hombre polémico, de temperamento explosivo y reconocidas dotes de motivador. En octubre de 2004 desató un debate internacional cuando las cámaras lo atraparon mandándole un recadito a Thierry Henry vía José Antonio Reyes, en un entrenamiento previo a un amistoso contra la selección inglesa. “Dile a ese negro de mierda que eres el mejor. Díselo de mi parte: eres el mejor”, le espetó Aragonés.
Uno asume que Reyes (22 años), compañero de Tití en el Arsenal desde hace tres temporadas, no le transmitió el mensaje al francés. Racismo e insultos aparte, el técnico tenía un razón: Reyes posee una zurda letal, capaz del regate elegante, del lanzamiento al arco o del pase gol. El andaluz se formó en la cantera del Sevilla, club en el que debutó con 17 años. Jugando como extremo izquierdo, o incluso como segundo delantero, Reyes cautivó a los servicios técnicos del Arsenal, que aposto fuerte por él, adelantándosele al Madrid, que lo deseaba. La adaptación al fútbol inglés ha sido ardua. Aunque es uno de los mejores asistentes de Henry, el español aun no llega al nivel que mostró en sus últimos tres años con el Sevilla.
A su edad, Reyes carga sobre sus hombros seis temporadas en las ligas más competitivas del mundo, y es un jugador contrastado internacionalmente. Fue titular en 12 de los 13 partidos de su club durante la espectacular campaña que lo dejó en la final de la Liga de Campeones. El de Utrera representa una generación dorada dentro de las huestes españolas, cuyos talentos tendrá que explotar Aragonés. El buen desempeño de la selección en las categorías juveniles debe materializarse con la absoluta. En 1999, España consiguió el título mundial sub20 en Nigeria y, cuatro años después, llegó a la final del certamen en los Emiratos Árabes Unidos, y a la del mundial sub17 de Finlandia.
La figura y el goleador de este torneo fue el catalán Cesc Fábregas, la última gema incorporada a la selección por el Sabio de Hortaleza. La presencia de un joven de 19 años en la convocatoria clasificaría como una audacia, pero en el caso de Fábregas no hay tal. En 2004, Arsene Wenger, técnico Arsenal, se aseguró de convencer personalmente a la familia Fábregas de que Cesc estaría mejor bajo su tutela que en el sistema de inferiores del Barcelona. El volante se marchó de Cataluña en 2004, sin haber jugado ni un partido en primera. Dos años después, Cesc, el debutante más joven en la existencia del Arsenal, sobrepasa los 60 partidos en la Premiership. Cada vez que salta a una cancha los directivos del Barça se quieren morir. El catalán, originalmente un diez o un mediapunta, se ha adaptado a la perfección a la posición de cinco, donde su claridad y su clase han bastado para suplir la ausencia del antiguo capitán de los Gunners, Patrick Vieira. Con su convocatoria a la selección cumplió un anhelo de canterano: compartir equipo con dos referencias en su puesto, las razones por las que se fue del Barcelona, Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Con ellos en el plantel, se retrasaban los tiempos de su debut.
Xavi (26 años) se recuperó hace poco de la lesión de rodilla que sufrió en diciembre. Más de 200 partidos con el Barça y 35 con su selección lo avalan; Aragonés anunció desde un principio que esperaría al volante. Igual que Cesc, puede jugar en cualquiera de las dos líneas del centro, cerca de los delanteros o de los defensas, y las dos funciones las cumple a cabalidad. La efectividad de sus pases supera el 80%, una estadística impresionante si se tiene en cuenta que Xavi participa mucho del juego y que se arriesga bastante con pases entre líneas.
En 2003, Iniesta (22 años) fue el mejor jugador de su selección en el subtítulo mundial sub20, pero cuenta con poco recorrido con la absoluta, con la que debutó en mayo. Acaba de terminar su cuarta temporada en el Barcelona, y si en 2004–2005 hizo de revulsivo saliendo desde la banca, la temporada actual lo consagró. El de Fuentealbilla fue fundamental para el doblete (liga y Champions) de su club, retrasándose, como Xavi y Cesc en su momento, para ejercer de conexión entre la defensa y el ataque. Enfrentado a la responsabilidad de cumplir la función de Xavi, Iniesta demostró que era tan capaz de quitar un balón o marcar a un rival, como de desmadejar las defensas contrarias con sus pases interiores.
Dudas en el medio. Toda la presión es para Aragonés, que debe escoger a los mejores once entre tantas posibilidades. El país entero está enfrascado en una interminable polémica alrededor de la alineación titular del seleccionado. El técnico es un hombre de fútbol chapado a la antigua, y le ha mostrado el mismo respeto a Raúl González (28 años) que a Xavi. El niño mimado de la afición del Real Madrid es el goleador histórico de la Furia (42 goles en 94 partidos internacionales), en la que debutó a los 19 años, hace casi una década. El zurdo es el estandarte de su club y de su selección, el sucesor de Fernando Hierro, quien en su momento lo describió como “un Ferrari”.
La formidable trayectoria de delantero, que incluye doce temporadas en primera, cuatro ligas, dos Copas de Europa, y dos Intercontinentales, no lo libra de las críticas. Sus contradictores afirman que está acabado, algo que sus compañeros de selección califican como una falta de respeto. Las lesiones y la edad han hecho mella en el goleador, y sus números han caído dramáticamente. El carácter ganador y la entrega, sellos de la casa, ya no vienen acompañados de costaladas de goles. Ayer, Raúl convirtió por primera vez desde octubre, en el amistoso en que su selección venció a Egipto. Esta temporada marcó 5 goles en la liga, a pesar de disputar 26 partidos, y la anterior no fue nada mejor (9 goles en 32 encuentros de liga). Ante la pérdida de potencia y filo del capitán, parece que Aragonés planea ubicarlo detrás de los delanteros. Una decisión que le privaría de utilizar a Reyes, Cesc o al extremo derecho del Betis, Joaquín.
De no mediar una sorpresa, Fernando Torres (22 años), emblema del Atlético de Madrid, y el asturiano David Villa (24 años), goleador del Valencia, serán los delanteros titulares del once español. Torres ha brillado desde muy joven, y hace varios años los grandes equipos de Europa lo tienen en sus carpetas. El Niño ha decidido quedarse por ahora en el Aleti, aunque su desempeño en Alemania podría significar un traspaso millonario. Rápido, desequilibrante y ducho con el balón, el ariete colchonero suma 29 apariciones internacionales con España. Sus 9 goles, sin embargo, saben a poco para un jugador que se supone excepcional. Torres enfrentará el Mundial con la intención de refrendar las condiciones que en su momento mostró con las categorías juveniles de su selección.
Lejos de la atención que los medios han puesto sobre otros, David Villa llega a la cita mundialista luego de quemar etapas en la segunda división y en el Zaragoza. Ésta, su primera temporada en el Valencia, ha sido la mejor de su carrera deportiva. Con 25 anotaciones en 37 partidos, sólo Samuel Eto’o pudo superarlo en la tabla de goleadores de la liga. Recursivo, correlón y oportunista, con un temible remate de media distancia, el Guaje se hizo un lugar a la fuerza en el onceno de Aragonés.
El tapado. Si los grandes equipos necesitan grandes arqueros, España tiene la tarea hecha. Cuenta, quizás, con el mejor de todos. Iker Casillas (25 años), el arquero del Real Madrid, es otro de los niños prodigio de la selección española. Tenía 18 años cuando se paró por primera vez bajo los palos en el primer equipo merengue, luego de haber maravillado en sus años de formación, y nunca más se fue. Hoy supera los 230 partidos de liga, muchos de ellos con actuaciones memorables. En 2002, en la final de la Liga de Campeones, sustituyó al lesionado César para consagrarse entre los Héroes de Glasgow, que consiguieron la novena copa europea del Madrid.
Hay quienes afirman que Casillas no sabe salir, pero es como quejarse porque Ronaldo no cabecea bien. Es tan superior en las otras áreas que ese lunar se pasa por alto. Sólo sus intervenciones y las del brasilero han mantenido a flote a un desbarajustado Madrid. Si no fuera por ellos, el ridículo merengue hubiera sido peor.
El arquero, además, cuenta con una defensa solvente, en donde se destacan Charles Puyol (28 años), el capitán del Barcelona, y Sergio Ramos (20 años). El catalán es un jugador que cualquier equipo querría tener. Infatigable, ganador, disciplinado. Sabe que no tiene las calidades naturales de algunos de sus compañeros y lo ha compensado con un entrenamiento exigente y una mentalidad arrolladora. Da gusto verlo comiéndose a sus adversarios en el pique o por potencia, dejándose todo en cada instante. Ramos surgió de las inferiores del Sevilla, en donde escasamente disputó 38 partidos antes de que Florentino Pérez se lo llevara a Madrid. Como lateral derecho o como defensor central, el andaluz es una garantía en la zaga española.
Aragonés comanda una volquetada de grandes jugadores que, juntos, deberían conformar un gran equipo. España es el tapado.
Los demás. Ucrania y España son archifavoritos del grupo H, cualquier otro desenlace significaría una catástrofe. Túnez sería, en cualquier caso, el candidato para la hazaña. Campeón de la Copa Africana de Naciones en 2004, el equipo dirigido por Roger Lemerre llega al Mundial culminando un proceso iniciado en 2002. Con el primer título en el torneo continental para Túnez, el francés Lemerre encontró una revancha, luego de encabezar la debacle de los Bleus en Corea y Japón. Ahora es ídolo absoluto de los tunecinos.
El lateral derecho y capitán, Hatem Trabelsi (29 años), ficha segura en la titular de Lemerre, disputará su tercera fase final del Mundial. Ha jugado cinco temporadas en la liga holandesa, defendiendo los colores del Ajax. Con la selección acumula 56 partidos internacionales. El delantero Ziad Jaziri (27 años) y el brasilero nacionalizado Santos (27 años), son las referencias en el ataque tunecino.
Arabia Saudí coronará su cuarta participación consecutiva después de estrenarse en 1994, pero la fiesta para ahí. El brasilero Marcos Paquetá se hizo cargo de la selección a comienzos de año, y sus opciones son magras, con un plantel compuesto por jugadores de las ligas africanas o asiáticas. Un animador por excelencia para cerrar el grupo.
No es más. Pasado de revoluciones, como de costumbre. El viernes rueda la pelota en Alemania. La amargura por perderse la cita y la emoción por la fiesta más grande que conozca el planeta.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Te has conseguido una leyenda. El 24 de abril de 1986 falló el reactor 4 de la planta nuclear de Chernobyl, Ucrania. Un error en los procedimientos de seguridad inició una reacción en cadena que desembocó en la peor tragedia nuclear de la historia. La explosión produjo una bola de fuego que destrozo la inmensa tapa de concreto y metal del reactor, causando la muerte de más de 30 personas en el acto. Al amanecer del día siguiente, Mikhail Gorbachev, secretario general del partido comunista, regente de la Unión Soviética, anunciaba al mundo: “por primera vez confrontamos la fuerza real de la energía nuclear, fuera de control”.
Para escapar del manto letal extendiéndose a través de los cielos, 135 mil personas tuvieron que ser evacuadas. Por ese entonces, Sheva vivía en los suburbios de Kiev, la capital. El niño de nueve años, hijo de una contadora y un militar, huyó con su familia hacia las costas del Mar Negro.
Era otro mundo. Sheva ya formaba parte de las divisiones inferiores del Dynamo de Kiev, y soñaba con emular al ídolo nacional, su héroe particular, Oleg Blokhin. El crack del Dynamo había escrito las mejores páginas del fútbol de Ucrania, consagrándose campeón de la recopa europea en 1975, año en que France Football le otorgó el mítico Balón de Oro. Quién hubiera imaginado que el futuro le depararía mayores glorias al talentoso Sheva. Ciertamente en la primavera de 1985 no parecía de esa manera, pero el niño había nacido en el momento adecuado.
Bajo la égida de la Unión Soviética, Blokhin jamás pudo pasar de Ucrania hacia los clubes poderoso del continente. El gobierno se quedaba con los dividendos económicos de sus gestas deportivas. Convirtió 211 goles jugando para el Dynamo, pero nunca tuvo la oportunidad de enfundarse los colores de su país. El delantero marcó 42 goles en más de 100 partidos con la casaca de la desaparecida Unión Soviética, representante oficial de las ‘repúblicas’ en los torneos entre selecciones nacionales. Era otro mundo. Este verano, con 53 años, Blokhin dirigirá a Ucrania en su primera participación en la fase final de la Copa Mundo. “Me tildaron de loco cuando dije que iba a clasificar a Ucrania al Mundial. Ahora creo que somos capaces de ganarlo”. Uno se imagina que tanta confianza descansa, en parte, en el último fichaje del Chelsea inglés, Andriy Shevchenko (29 años), emblema y capitán de la selección.
Muy temprano, la calidad de Sheva llamó la atención del legendario entrenador del Dynamo, Valeriy Lobanovsky. Éste lo hizo debutar en la primera a los 17 años, en la temporada 1994–1995, la primera de las cinco que militó en el Dynamo. En cada una de ellas el equipo de Kiev se consagró campeón nacional.
Lobanovsky fue un revolucionario del fútbol; modernizó los sistemas de entrenamiento, introdujo los computadores y los psicólogos a los vestuarios. Sus métodos, sus innovaciones y su sagacidad, condujeron al Dynamo al dominio absoluto sobre el fútbol ucraniano. Shevechenko tuvo suerte de pasar sus años de formación en las manos de Lobanovsky: el delantero complementó sus fenomenales instinto y capacidad para definir con el conocimiento técnico y los entrenamientos específicos del meticuloso director técnico. Además del Dynamo, Lobanovsky estuvo a cargo de la selección nacional en los primeros años de la independencia de Ucrania. En 1994, con 18 años, Shevchenko jugaba su primer partido con la absoluta.
Para 1998, Lobanovsky había montado una banda brava en el Dynamo. La habilidad, rapidez y contundencia de Sheva se complementaban a la perfección con la visión de juego y solvencia de Sherhiy Rebrov (31 años), su más antiguo compañero de selección. El equipo se apoyaba en un sistema ordenado, trabajado hasta el cansancio, y en los destellos de esta pareja. Las pequeñas sociedades sobre las que se suele discurrir. En la Liga de Campenones 1997–1998, Shevchenko apabulló al Camp Nou con tres goles en la visita del Dynamo al Barça. Al año siguiente le repitió la dosis al Madrid en el Bernabeu. El Dynamo sería eliminado en las semifinales, pero a nadie le quedaba ninguna duda sobre la categoría del equipo ni la clase de su delantero estrella.
El AC Milán se impuso al Arsenal en la puja por hacerse a los servicios de la sensación del verano del 99. Existía alguna inquietud acerca de la capacidad del ucraniano para adaptarse a las condiciones de una liga de primer nivel como el Calcio, sobre todo viniendo del este, pero Sheva marcó 24 goles en su primera temporada con los Rossoneri, convirtiéndose en el Capocannonieri de la tortuosa Serie A. Desde entonces, sólo unas cuantas lesiones han alejado a la fiera del gol.
Capaz de jugar sólo en la punta o como segundo o tercer delantero, de convertir con la zurda, la derecha o la cabeza, el siete se llenó de medallas en Milán, entre ellas una Liga de Campeones en 2003 y una liga italiana en 2004, probablemente el mejor año de su carrera. Aquella temporada, Sheva se consagró por segunda vez máximo goleador del Calcio con 24 anotaciones, lideró su equipo al Scudetto, y fue galardonado con el Balón de Oro, el segundo para un ucraniano desde que France Football lo comenzara a entregar en 1956. Coronado en París, el crack emulaba Blokhin, su ídolo infantil.
Al cabo de siete temporadas, Shevchenko marcó 127 goles en 208 partidos, erigiéndose como el segundo goleador en la historia del AC Milán. Pocos jugadores se han identificado tan profundamente con el alma del club. Silvio Berlusconi, su propietario, es amigo personal del jugador y fue su padrino de bodas. Ni siquiera el poderoso hombre de los medios italianos pudo persuadirlo para que se quedara en la Bota. Sheva se va de la ciudad que le dio la gloria, de uno de los mejores clubes del mundo, con un contrato en vigor hasta 2009 y una renovación espectacular esperando su firma, ¿por qué?
Los dedos apuntan a Krinsten Pazik, la modelo gringa con la que el jugador se casó hace un año. Shevchenko arguyó “motivos familiares” para dejar Milán. La pareja, se especula, desea criar a sus hijos en un país angloparlante. Vale, vale; pero algo tendrá que ver el interés del Chelsea, y en particular de su propietario, el ruso Roman Abramovich, quien lo considera el mejor jugador del planeta. Abramovich se enriqueció repentinamente merced a las reformas liberales que irrumpieron en la antigua Unión Soviética tras su colapso, las mismas que le permitieron a Sheva dejar Kiev rumbo a Italia. El taicún es el dueño de la segunda petrolera rusa, y de una de las fortunas más prominentes de Europa, y no ha tenido reparos de ninguna clase para que hacer del Chelsea un equipo ganador. Desde que desembarcó en Londres, en 2003, ha gastado algo más de 400 millones de euros para transformar al modesto club londinense en una dinastía continental.
Hace un par de días, el ruso se pudo dar el gusto de fichar a Shevchenko, a un costo aproximado de 45 millones de euros, la transferencia más alta pagada jamás por un equipo inglés, la sexta en el mundo. Obsesionado con ganar la Champions, el magnate apuesta por el espeluznante promedio anotador del delantero en la competición, 53 goles en 94 encuentros. No existe un goleador que se compare con sus registros en los últimos cinco años. Por eso, Abramovich le ha confeccionado un contrato a su medida: cerca de 150 mil euros por semana durante cuatro años. “Te has conseguido una leyenda”, fue el mensaje de los Ultras milanistas para el mecenas, “trátalo bien y te hará feliz”.
Ucrania y Brokhin dependen de lo que pueda hacer el delantero, que suma 28 anotaciones en 63 apariciones internacionales con su selección. El 14 de junio, ante España, Sheva cumplirá un sueño más, liderar a Ucrania en un partido mundialista. Su país (aquí la lista) tiene un lugar casi asegurado en octavos, y podría atravesársele en el primer lugar al favorito, España.
Niños prodigio. Desde 1974, en Alemania, la Furia viene acudiendo regularmente a la cita mundialista. El excelente nivel de la liga española, la calidad de sus jugadores, y la presencia de un puñado de fuera de series, han suscitado grandes expectativas sobre la selección nacional, que han chocado una vez tras otra contra la realidad. España nunca ha conseguido pasar de los cuartos de final.
El madrileño Luis Aragonés (67 años), delantero del Atlético en sus años mozos, recibió el encargo de acabar con la mufa en Alemania. La labor del Sabio de Hortaleza, además de escoger a los 23 convocados y los 11 titulares, algo para nada evidente, consiste en mentalizar a sus hombres para la oportunidad que se les acerca, y brindarles la confianza para encararla sin mareos. Aragonés es un hombre polémico, de temperamento explosivo y reconocidas dotes de motivador. En octubre de 2004 desató un debate internacional cuando las cámaras lo atraparon mandándole un recadito a Thierry Henry vía José Antonio Reyes, en un entrenamiento previo a un amistoso contra la selección inglesa. “Dile a ese negro de mierda que eres el mejor. Díselo de mi parte: eres el mejor”, le espetó Aragonés.
Uno asume que Reyes (22 años), compañero de Tití en el Arsenal desde hace tres temporadas, no le transmitió el mensaje al francés. Racismo e insultos aparte, el técnico tenía un razón: Reyes posee una zurda letal, capaz del regate elegante, del lanzamiento al arco o del pase gol. El andaluz se formó en la cantera del Sevilla, club en el que debutó con 17 años. Jugando como extremo izquierdo, o incluso como segundo delantero, Reyes cautivó a los servicios técnicos del Arsenal, que aposto fuerte por él, adelantándosele al Madrid, que lo deseaba. La adaptación al fútbol inglés ha sido ardua. Aunque es uno de los mejores asistentes de Henry, el español aun no llega al nivel que mostró en sus últimos tres años con el Sevilla.
A su edad, Reyes carga sobre sus hombros seis temporadas en las ligas más competitivas del mundo, y es un jugador contrastado internacionalmente. Fue titular en 12 de los 13 partidos de su club durante la espectacular campaña que lo dejó en la final de la Liga de Campeones. El de Utrera representa una generación dorada dentro de las huestes españolas, cuyos talentos tendrá que explotar Aragonés. El buen desempeño de la selección en las categorías juveniles debe materializarse con la absoluta. En 1999, España consiguió el título mundial sub20 en Nigeria y, cuatro años después, llegó a la final del certamen en los Emiratos Árabes Unidos, y a la del mundial sub17 de Finlandia.
La figura y el goleador de este torneo fue el catalán Cesc Fábregas, la última gema incorporada a la selección por el Sabio de Hortaleza. La presencia de un joven de 19 años en la convocatoria clasificaría como una audacia, pero en el caso de Fábregas no hay tal. En 2004, Arsene Wenger, técnico Arsenal, se aseguró de convencer personalmente a la familia Fábregas de que Cesc estaría mejor bajo su tutela que en el sistema de inferiores del Barcelona. El volante se marchó de Cataluña en 2004, sin haber jugado ni un partido en primera. Dos años después, Cesc, el debutante más joven en la existencia del Arsenal, sobrepasa los 60 partidos en la Premiership. Cada vez que salta a una cancha los directivos del Barça se quieren morir. El catalán, originalmente un diez o un mediapunta, se ha adaptado a la perfección a la posición de cinco, donde su claridad y su clase han bastado para suplir la ausencia del antiguo capitán de los Gunners, Patrick Vieira. Con su convocatoria a la selección cumplió un anhelo de canterano: compartir equipo con dos referencias en su puesto, las razones por las que se fue del Barcelona, Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Con ellos en el plantel, se retrasaban los tiempos de su debut.
Xavi (26 años) se recuperó hace poco de la lesión de rodilla que sufrió en diciembre. Más de 200 partidos con el Barça y 35 con su selección lo avalan; Aragonés anunció desde un principio que esperaría al volante. Igual que Cesc, puede jugar en cualquiera de las dos líneas del centro, cerca de los delanteros o de los defensas, y las dos funciones las cumple a cabalidad. La efectividad de sus pases supera el 80%, una estadística impresionante si se tiene en cuenta que Xavi participa mucho del juego y que se arriesga bastante con pases entre líneas.
En 2003, Iniesta (22 años) fue el mejor jugador de su selección en el subtítulo mundial sub20, pero cuenta con poco recorrido con la absoluta, con la que debutó en mayo. Acaba de terminar su cuarta temporada en el Barcelona, y si en 2004–2005 hizo de revulsivo saliendo desde la banca, la temporada actual lo consagró. El de Fuentealbilla fue fundamental para el doblete (liga y Champions) de su club, retrasándose, como Xavi y Cesc en su momento, para ejercer de conexión entre la defensa y el ataque. Enfrentado a la responsabilidad de cumplir la función de Xavi, Iniesta demostró que era tan capaz de quitar un balón o marcar a un rival, como de desmadejar las defensas contrarias con sus pases interiores.
Dudas en el medio. Toda la presión es para Aragonés, que debe escoger a los mejores once entre tantas posibilidades. El país entero está enfrascado en una interminable polémica alrededor de la alineación titular del seleccionado. El técnico es un hombre de fútbol chapado a la antigua, y le ha mostrado el mismo respeto a Raúl González (28 años) que a Xavi. El niño mimado de la afición del Real Madrid es el goleador histórico de la Furia (42 goles en 94 partidos internacionales), en la que debutó a los 19 años, hace casi una década. El zurdo es el estandarte de su club y de su selección, el sucesor de Fernando Hierro, quien en su momento lo describió como “un Ferrari”.
La formidable trayectoria de delantero, que incluye doce temporadas en primera, cuatro ligas, dos Copas de Europa, y dos Intercontinentales, no lo libra de las críticas. Sus contradictores afirman que está acabado, algo que sus compañeros de selección califican como una falta de respeto. Las lesiones y la edad han hecho mella en el goleador, y sus números han caído dramáticamente. El carácter ganador y la entrega, sellos de la casa, ya no vienen acompañados de costaladas de goles. Ayer, Raúl convirtió por primera vez desde octubre, en el amistoso en que su selección venció a Egipto. Esta temporada marcó 5 goles en la liga, a pesar de disputar 26 partidos, y la anterior no fue nada mejor (9 goles en 32 encuentros de liga). Ante la pérdida de potencia y filo del capitán, parece que Aragonés planea ubicarlo detrás de los delanteros. Una decisión que le privaría de utilizar a Reyes, Cesc o al extremo derecho del Betis, Joaquín.
De no mediar una sorpresa, Fernando Torres (22 años), emblema del Atlético de Madrid, y el asturiano David Villa (24 años), goleador del Valencia, serán los delanteros titulares del once español. Torres ha brillado desde muy joven, y hace varios años los grandes equipos de Europa lo tienen en sus carpetas. El Niño ha decidido quedarse por ahora en el Aleti, aunque su desempeño en Alemania podría significar un traspaso millonario. Rápido, desequilibrante y ducho con el balón, el ariete colchonero suma 29 apariciones internacionales con España. Sus 9 goles, sin embargo, saben a poco para un jugador que se supone excepcional. Torres enfrentará el Mundial con la intención de refrendar las condiciones que en su momento mostró con las categorías juveniles de su selección.
Lejos de la atención que los medios han puesto sobre otros, David Villa llega a la cita mundialista luego de quemar etapas en la segunda división y en el Zaragoza. Ésta, su primera temporada en el Valencia, ha sido la mejor de su carrera deportiva. Con 25 anotaciones en 37 partidos, sólo Samuel Eto’o pudo superarlo en la tabla de goleadores de la liga. Recursivo, correlón y oportunista, con un temible remate de media distancia, el Guaje se hizo un lugar a la fuerza en el onceno de Aragonés.
El tapado. Si los grandes equipos necesitan grandes arqueros, España tiene la tarea hecha. Cuenta, quizás, con el mejor de todos. Iker Casillas (25 años), el arquero del Real Madrid, es otro de los niños prodigio de la selección española. Tenía 18 años cuando se paró por primera vez bajo los palos en el primer equipo merengue, luego de haber maravillado en sus años de formación, y nunca más se fue. Hoy supera los 230 partidos de liga, muchos de ellos con actuaciones memorables. En 2002, en la final de la Liga de Campeones, sustituyó al lesionado César para consagrarse entre los Héroes de Glasgow, que consiguieron la novena copa europea del Madrid.
Hay quienes afirman que Casillas no sabe salir, pero es como quejarse porque Ronaldo no cabecea bien. Es tan superior en las otras áreas que ese lunar se pasa por alto. Sólo sus intervenciones y las del brasilero han mantenido a flote a un desbarajustado Madrid. Si no fuera por ellos, el ridículo merengue hubiera sido peor.
El arquero, además, cuenta con una defensa solvente, en donde se destacan Charles Puyol (28 años), el capitán del Barcelona, y Sergio Ramos (20 años). El catalán es un jugador que cualquier equipo querría tener. Infatigable, ganador, disciplinado. Sabe que no tiene las calidades naturales de algunos de sus compañeros y lo ha compensado con un entrenamiento exigente y una mentalidad arrolladora. Da gusto verlo comiéndose a sus adversarios en el pique o por potencia, dejándose todo en cada instante. Ramos surgió de las inferiores del Sevilla, en donde escasamente disputó 38 partidos antes de que Florentino Pérez se lo llevara a Madrid. Como lateral derecho o como defensor central, el andaluz es una garantía en la zaga española.
Aragonés comanda una volquetada de grandes jugadores que, juntos, deberían conformar un gran equipo. España es el tapado.
Los demás. Ucrania y España son archifavoritos del grupo H, cualquier otro desenlace significaría una catástrofe. Túnez sería, en cualquier caso, el candidato para la hazaña. Campeón de la Copa Africana de Naciones en 2004, el equipo dirigido por Roger Lemerre llega al Mundial culminando un proceso iniciado en 2002. Con el primer título en el torneo continental para Túnez, el francés Lemerre encontró una revancha, luego de encabezar la debacle de los Bleus en Corea y Japón. Ahora es ídolo absoluto de los tunecinos.
El lateral derecho y capitán, Hatem Trabelsi (29 años), ficha segura en la titular de Lemerre, disputará su tercera fase final del Mundial. Ha jugado cinco temporadas en la liga holandesa, defendiendo los colores del Ajax. Con la selección acumula 56 partidos internacionales. El delantero Ziad Jaziri (27 años) y el brasilero nacionalizado Santos (27 años), son las referencias en el ataque tunecino.
Arabia Saudí coronará su cuarta participación consecutiva después de estrenarse en 1994, pero la fiesta para ahí. El brasilero Marcos Paquetá se hizo cargo de la selección a comienzos de año, y sus opciones son magras, con un plantel compuesto por jugadores de las ligas africanas o asiáticas. Un animador por excelencia para cerrar el grupo.
No es más. Pasado de revoluciones, como de costumbre. El viernes rueda la pelota en Alemania. La amargura por perderse la cita y la emoción por la fiesta más grande que conozca el planeta.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Thursday, May 18, 2006
El día de la gloria
Barcelona se asomó al abismo de la gloria y sintió vértigo. La primera señal vino desde el banquillo, el lugar menos pensado. El inmutable Frank Rijkaard modificó su alineación tipo, en la que brilló el juego criterioso de Andrés Iniesta (participó en 11 de los 12 partidos de Champions, 5 veces titular), para darle entrada al aparatoso y no siempre efectivo Mark Van Bommel (6 partidos, 5 titular). El holandés tuvo una temporada excelente en el PSV Eindhoven el año anterior, algo que no se puede decir de la que termina en el Barca.
Si Rijkaard hizó una declaración de intenciones en Madrid, en el partido de la liga que finaliza, al incluir a Lionel Messi cuando las predicciones anunciaban al francés Ludovic Giuly, en París desandó, y le cerró las puertas al jugador más claro del Barcelona en la temporada, Iniesta, pensando en la lucha física más que en las ideas.
Los azulgrana suplieron la temprana baja de Xavi Hernández,, el mejor enlace entre la defensa y la delantera, gracias a la aportación del Cerebro ocupando su puesto, cumpliendo su función. Lo de Iniesta ha sido tan bueno, tan notable, que el Barcelona pierde profundidad, velocidad, ritmo, sin su presencia. El técnico pensó que su equipo se las arreglaría, cuando en realidad lo echó de menos desde el principio.
La titularidad de Oleguer Presas (11 partidos, 11 titular) en la banda derecha fue menos sorprendente, aunque igual de sugestiva. El catalán ha sido el favorito de Rijkaard cuando llega la hora de los partidos clave, mientras que Belleti (11 partidos, 7 titular) ofició en los encuentros más asequibles, y con menos exigencias en la marca. Thierry Henry juega mucho por ese costado, y el holandés necesitaba controlarlo, e imaginó que Oleguer le hacía el trabajo mejor que el ex lateral del Villarreal.
El técnico del Barca se equivocó en estas dos decisiones, sobre todo porque suponían que su equipo jugaba condicionado, diferente, por tratarse de una final. Las frases de cajón sugieren que hay que jugar como siempre, confiando en el modelo que te ha llevado hasta la última instancia, y no renunciando a él por miedo al rival o respeto a la ocasión. Rijkaard demostró que estaba perfectamente conciente del calibre histórico de la final de París, y prefirió tomar precauciones que lamentar audacias. Tanto Iniesta como Belleti salieron desde la banca para corregir el error.
Arsenal apostó por la épica y la especulación. Jugó igual que Milán y Chelsea, cuando se esperaba un equipo más propositivo, más estético. Decidió aferrarse a sus contras eléctricas, al ‘espíritu de Estambul’ (por la remontada heroica del Liverpool frente al Milán en la final anterior) y, por supuesto, a Henry. La iniciativa se la dejó completa a su rival. Y la receta estaba funcionando. En el minuto 37, el árbitro Terge Hauer compró un estricto piscinazo de Emanuel Eboué entre el lateral derecho y el área grande Culé, que el francés cobró con su tradicional rosca a la candela. Sol Campbell la contactó en el aire con un salto magnífico, y la mandó guardar.
El ingrediente dramático del libreto del Arsenal lo ponía el defensor internacional inglés, quien unos meses atrás se había marchado en el entretiempo del partido de liga frente al West Ham United, luego de un 1t de pesadilla. Su equipo perdía 3 por 2 y Campbell, de 31 años, había cometido un par de errores que costaron goles. Se supone que el jugador atravesaba un mal momento personal, agudizado por un par de lesiones que habían debilitado su descomunal complexión física, lo que igual no explica suficientemente su insólita decisión de abandonar Highbury con un partido a medias.
El central estuvo ausente durante diez semanas, en las que la prensa de su país especuló infinitas veces sobre su estado mental, sin que el nativo de Newham pronunciara una palabra. El estado de forma de Campbell es una preocupación nacional puesto que el inglés ha sido un bastión de la selección desde hace años, y se avecina el Mundial, en el que sus compatriotas tienen puestas tantas esperanzas. Era duda en la defensa, donde Philippe Senderos había jugado la mayor parte del torneo, pero su entrenador se inclinó por la experiencia de Campbell. El poder aéreo del defensor de 188 centímetros se hizo sentir a pleno en el gol del Arsenal. Oleguer lo perdió en medio de los forcejeos y movimientos previos al cobro de la falta, y Campbell marcó un gol que podía simbolizar su revancha personal luego de la vorágine. Así lo celebró, con toda la rabia, con toda la convicción de que habrá más días para él, de que no está acabado, como dicen por ahí.
Los Cañoneros jugaban con diez desde el minuto 18, el momento decisivo del encuentro, cuando el central noruego expulsó a Jens Lehmann por sujetar el tobillo de Samuel Eto’o en la frontal del área. El camerunés recibió una habilitación sublime de Ronaldinho y se deshizo del arquero con un toque hacia la derecha y una sobredosis de su potencia. Lehman, vencido, intentó detenerlo, el delantero cayó, y el juez se apresuró a pitar. “Debí esperar unos segundos”, reconoció luego Hauer a un periódico danés. En ese lapso, la pelota le llegó franca a Ludovic Giuly, el extremo remató a discreción, y embocó.
Los jugadores del Arsenal le pidieron al noruego, que no fue escogido por su federación para representar a su país en el Mundial, que decretara el gol, aun a pesar de haberse producido después de pitar, y que sancionara la falta con amarilla. La popular ley de la ventaja. Una determinación que beneficiaba el espectáculo y al equipo víctima de la falta. En lugar de eso, el equipo de Wenger se quedaba con diez, obligado por las circunstancias a refugiarse todavía más en la mejor defensa del torneo. Y el Barca sin su golito.
Wenger pecador. El entrenador francés también cayó en la tentación de acomodarse para la final, y renunció al fútbol que caracterizó a su Arsenal en Inglaterra y en el continente. Unos primeros minutos muy bien jugados, en el que el ritmo frenético de las combinaciones entre Henry, Ljunberg, Fabregas, Gilberto o Eboué tenía desdibujado al rival, dieron paso rápidamente a lo que sería el tono del partido.
La lluvia, el dominio del balón azulgrana, el entramado de pases con el que buscan atravesar las zagas rivales, terminaron reventando a los ingleses, cansados de correr tras la pelota. Estuvieron a punto de quedarse con el partido, y llegó un momento en que el Barcelona parecía rebotar contra una pared, y en el que los ingleses tenían el control psicológico del juego. Hasta que cayó el empate. De ahí en adelante, la derrota era inevitable. Ya no tenían arrestos para nada más.
Barcelona es un equipo. A pesar de que dejó muestras de su calidad, Ronaldinho no fue el jugador determinante de las grandes ocasiones. Lució más concentrado en su figuración personal que en el resto del equipo. El Arsenal hizo un trabajo muy bueno sobre el brasileño, sacrificando al bielorruso Alexander Hleb para acosar al crack con dobles marcas sobre la izquierda. El veloz Emanuel Eboué también cumplió una excelente labor en la marca.
Contenido por la izquierda, el Barca empezó a desbordarse por la derecha, Liderado por los movimientos incesantes de Ludovic Giuly, quizás el mejor jugador del 1t junto a Samuel Eto’o. Además de la jugada de la expulsión de Lehmann, sustituido por el español Manuel Almunia, el delantero tuvo una el palo. Recibió el balón de espaldas al arco, dio media vuelta a la derecha, y remató al primer poste. Almunia alcanzó a desviar el disparo, que se estrelló contra el vertical y salió.
Andrés Iniesta ingresó desde el inicio del 2t, y más tarde hicieron lo propio Juliano Belleti y Henrick Larson. Sólo con los tres en la cancha consiguió el Barca llegar al empate. El equipo necesitaba un juego vertical y una velocidad más en el ataque, y eso precisamente fue lo que tuvo en el minuto 76. Un pase largo al área de Iniesta encontró al sueco, quien la tocó de primera para Eto’o, abierto en la izquierda. El camerunés la acomodó para su perfil y definió con un remate preciso, entre el pie del arquero español y su palo derecho. Una definición milimétrica del atacante para su sexto gol en el torneo, sin duda el más importante de todos. “Esta victoria es del Barca”, declaró el siempre directo Eto’o. “El equipo es más que Ronaldinho, o Belleti, o Eto’o. Hacemos parte de un gran club que merece este trofeo”.
¿Qué hace Belleti en la lista? El fútbol quiso que su primer gol con la camiseta blaugrana fuera el de la victoria en París. Catorce años después del primer título conquistado por el club, otra noche de gloria en Wembley. El lateral brasilero incrustó su nombre en la memoria del club catalán, y en los anales del torneo más glamoroso del orbe.
La Liga de Campeones cumplía ayer cincuenta ediciones, desde que el Madrid de Alfredo Di Stéfano y Ferenç Puschkas conquistara el primer título ahí mismo, en París, en el Parque de los Príncipes, el 13 de junio de 1956. Un sueño surgido en la redacción de L’Equipe y que se ha vuelto el escenario de las noches más formidables del deporte rey en el Viejo Mundo. Hasta ayer, el certamen había repartido títulos por igual (10) para clubes españoles, ingleses e italianos. Los británicos habían disputado doce finales. El Barcelona enfrentaba la cuarta definición de su historia. Una sola victoria. Hasta ayer.
“Cuando tienes grandes jugadores en la banca, entonces tienes un gran equipo”, decía Larsson tras el encuentro. El sueco jugó su último partido con el uniforme del Barca, cumpliendo un papel de ‘revulsivo’ al que se ha acostumbrado en Cataluña. Ayer fue la final de los actores secundarios, de aquellos jugadores que no alcanzan a deleitar a los aficionados ni a la prensa, como para que les dediquen muchos momentos o palabras, pero sin los cuales no existirían los equipos ganadores.
Larsson sirvió su segundo pasegol del partido en el minuto 81, cuatro después del primero, esta vez desde la zona derecha del área rival. Juliano Belleti recibió la habilitación y encaró hacia el portero. El brasilero ha tenido varias oportunidades similares, en las que por centímetros, puntería o fortuna, falló en la finalización de sus proyecciones e internadas en el área. Su remate rasante se coló por entre las piernas de Almunia y sentenció la final.
Ganó el favorito, un desenlace previsible oculta un desarrollo dramático. Arsenal tuvo la victoria en los pies de su estrella, Thierry Henry, pero cada vez Víctor Valdés se interpuso entre el delantero y el gol. Tres o cuatro intervenciones del catalán mantuvieron a su equipo dentro del partido. Otro actor de reparto colado en la primera plana. Para él tuvo palabras Rijkaard ayer.
El técnico se equivocó, o juzgó mal, pero luego acertó pleno con las sustituciones. Las finales hay que ganarlas, sea como sea. Todos esperábamos la gran noche de Ronaldinho, cuando era el día de su equipo. Ya lo saben, es oficial, ambos son los mejores del mundo.
Nos pillamos,
Palomo
Los azulgrana suplieron la temprana baja de Xavi Hernández,, el mejor enlace entre la defensa y la delantera, gracias a la aportación del Cerebro ocupando su puesto, cumpliendo su función. Lo de Iniesta ha sido tan bueno, tan notable, que el Barcelona pierde profundidad, velocidad, ritmo, sin su presencia. El técnico pensó que su equipo se las arreglaría, cuando en realidad lo echó de menos desde el principio.
La titularidad de Oleguer Presas (11 partidos, 11 titular) en la banda derecha fue menos sorprendente, aunque igual de sugestiva. El catalán ha sido el favorito de Rijkaard cuando llega la hora de los partidos clave, mientras que Belleti (11 partidos, 7 titular) ofició en los encuentros más asequibles, y con menos exigencias en la marca. Thierry Henry juega mucho por ese costado, y el holandés necesitaba controlarlo, e imaginó que Oleguer le hacía el trabajo mejor que el ex lateral del Villarreal.
El técnico del Barca se equivocó en estas dos decisiones, sobre todo porque suponían que su equipo jugaba condicionado, diferente, por tratarse de una final. Las frases de cajón sugieren que hay que jugar como siempre, confiando en el modelo que te ha llevado hasta la última instancia, y no renunciando a él por miedo al rival o respeto a la ocasión. Rijkaard demostró que estaba perfectamente conciente del calibre histórico de la final de París, y prefirió tomar precauciones que lamentar audacias. Tanto Iniesta como Belleti salieron desde la banca para corregir el error.
Arsenal apostó por la épica y la especulación. Jugó igual que Milán y Chelsea, cuando se esperaba un equipo más propositivo, más estético. Decidió aferrarse a sus contras eléctricas, al ‘espíritu de Estambul’ (por la remontada heroica del Liverpool frente al Milán en la final anterior) y, por supuesto, a Henry. La iniciativa se la dejó completa a su rival. Y la receta estaba funcionando. En el minuto 37, el árbitro Terge Hauer compró un estricto piscinazo de Emanuel Eboué entre el lateral derecho y el área grande Culé, que el francés cobró con su tradicional rosca a la candela. Sol Campbell la contactó en el aire con un salto magnífico, y la mandó guardar.
El ingrediente dramático del libreto del Arsenal lo ponía el defensor internacional inglés, quien unos meses atrás se había marchado en el entretiempo del partido de liga frente al West Ham United, luego de un 1t de pesadilla. Su equipo perdía 3 por 2 y Campbell, de 31 años, había cometido un par de errores que costaron goles. Se supone que el jugador atravesaba un mal momento personal, agudizado por un par de lesiones que habían debilitado su descomunal complexión física, lo que igual no explica suficientemente su insólita decisión de abandonar Highbury con un partido a medias.
El central estuvo ausente durante diez semanas, en las que la prensa de su país especuló infinitas veces sobre su estado mental, sin que el nativo de Newham pronunciara una palabra. El estado de forma de Campbell es una preocupación nacional puesto que el inglés ha sido un bastión de la selección desde hace años, y se avecina el Mundial, en el que sus compatriotas tienen puestas tantas esperanzas. Era duda en la defensa, donde Philippe Senderos había jugado la mayor parte del torneo, pero su entrenador se inclinó por la experiencia de Campbell. El poder aéreo del defensor de 188 centímetros se hizo sentir a pleno en el gol del Arsenal. Oleguer lo perdió en medio de los forcejeos y movimientos previos al cobro de la falta, y Campbell marcó un gol que podía simbolizar su revancha personal luego de la vorágine. Así lo celebró, con toda la rabia, con toda la convicción de que habrá más días para él, de que no está acabado, como dicen por ahí.
Los Cañoneros jugaban con diez desde el minuto 18, el momento decisivo del encuentro, cuando el central noruego expulsó a Jens Lehmann por sujetar el tobillo de Samuel Eto’o en la frontal del área. El camerunés recibió una habilitación sublime de Ronaldinho y se deshizo del arquero con un toque hacia la derecha y una sobredosis de su potencia. Lehman, vencido, intentó detenerlo, el delantero cayó, y el juez se apresuró a pitar. “Debí esperar unos segundos”, reconoció luego Hauer a un periódico danés. En ese lapso, la pelota le llegó franca a Ludovic Giuly, el extremo remató a discreción, y embocó.
Los jugadores del Arsenal le pidieron al noruego, que no fue escogido por su federación para representar a su país en el Mundial, que decretara el gol, aun a pesar de haberse producido después de pitar, y que sancionara la falta con amarilla. La popular ley de la ventaja. Una determinación que beneficiaba el espectáculo y al equipo víctima de la falta. En lugar de eso, el equipo de Wenger se quedaba con diez, obligado por las circunstancias a refugiarse todavía más en la mejor defensa del torneo. Y el Barca sin su golito.
Wenger pecador. El entrenador francés también cayó en la tentación de acomodarse para la final, y renunció al fútbol que caracterizó a su Arsenal en Inglaterra y en el continente. Unos primeros minutos muy bien jugados, en el que el ritmo frenético de las combinaciones entre Henry, Ljunberg, Fabregas, Gilberto o Eboué tenía desdibujado al rival, dieron paso rápidamente a lo que sería el tono del partido.
La lluvia, el dominio del balón azulgrana, el entramado de pases con el que buscan atravesar las zagas rivales, terminaron reventando a los ingleses, cansados de correr tras la pelota. Estuvieron a punto de quedarse con el partido, y llegó un momento en que el Barcelona parecía rebotar contra una pared, y en el que los ingleses tenían el control psicológico del juego. Hasta que cayó el empate. De ahí en adelante, la derrota era inevitable. Ya no tenían arrestos para nada más.
Barcelona es un equipo. A pesar de que dejó muestras de su calidad, Ronaldinho no fue el jugador determinante de las grandes ocasiones. Lució más concentrado en su figuración personal que en el resto del equipo. El Arsenal hizo un trabajo muy bueno sobre el brasileño, sacrificando al bielorruso Alexander Hleb para acosar al crack con dobles marcas sobre la izquierda. El veloz Emanuel Eboué también cumplió una excelente labor en la marca.
Contenido por la izquierda, el Barca empezó a desbordarse por la derecha, Liderado por los movimientos incesantes de Ludovic Giuly, quizás el mejor jugador del 1t junto a Samuel Eto’o. Además de la jugada de la expulsión de Lehmann, sustituido por el español Manuel Almunia, el delantero tuvo una el palo. Recibió el balón de espaldas al arco, dio media vuelta a la derecha, y remató al primer poste. Almunia alcanzó a desviar el disparo, que se estrelló contra el vertical y salió.
Andrés Iniesta ingresó desde el inicio del 2t, y más tarde hicieron lo propio Juliano Belleti y Henrick Larson. Sólo con los tres en la cancha consiguió el Barca llegar al empate. El equipo necesitaba un juego vertical y una velocidad más en el ataque, y eso precisamente fue lo que tuvo en el minuto 76. Un pase largo al área de Iniesta encontró al sueco, quien la tocó de primera para Eto’o, abierto en la izquierda. El camerunés la acomodó para su perfil y definió con un remate preciso, entre el pie del arquero español y su palo derecho. Una definición milimétrica del atacante para su sexto gol en el torneo, sin duda el más importante de todos. “Esta victoria es del Barca”, declaró el siempre directo Eto’o. “El equipo es más que Ronaldinho, o Belleti, o Eto’o. Hacemos parte de un gran club que merece este trofeo”.
¿Qué hace Belleti en la lista? El fútbol quiso que su primer gol con la camiseta blaugrana fuera el de la victoria en París. Catorce años después del primer título conquistado por el club, otra noche de gloria en Wembley. El lateral brasilero incrustó su nombre en la memoria del club catalán, y en los anales del torneo más glamoroso del orbe.
La Liga de Campeones cumplía ayer cincuenta ediciones, desde que el Madrid de Alfredo Di Stéfano y Ferenç Puschkas conquistara el primer título ahí mismo, en París, en el Parque de los Príncipes, el 13 de junio de 1956. Un sueño surgido en la redacción de L’Equipe y que se ha vuelto el escenario de las noches más formidables del deporte rey en el Viejo Mundo. Hasta ayer, el certamen había repartido títulos por igual (10) para clubes españoles, ingleses e italianos. Los británicos habían disputado doce finales. El Barcelona enfrentaba la cuarta definición de su historia. Una sola victoria. Hasta ayer.
“Cuando tienes grandes jugadores en la banca, entonces tienes un gran equipo”, decía Larsson tras el encuentro. El sueco jugó su último partido con el uniforme del Barca, cumpliendo un papel de ‘revulsivo’ al que se ha acostumbrado en Cataluña. Ayer fue la final de los actores secundarios, de aquellos jugadores que no alcanzan a deleitar a los aficionados ni a la prensa, como para que les dediquen muchos momentos o palabras, pero sin los cuales no existirían los equipos ganadores.
Larsson sirvió su segundo pasegol del partido en el minuto 81, cuatro después del primero, esta vez desde la zona derecha del área rival. Juliano Belleti recibió la habilitación y encaró hacia el portero. El brasilero ha tenido varias oportunidades similares, en las que por centímetros, puntería o fortuna, falló en la finalización de sus proyecciones e internadas en el área. Su remate rasante se coló por entre las piernas de Almunia y sentenció la final.
Ganó el favorito, un desenlace previsible oculta un desarrollo dramático. Arsenal tuvo la victoria en los pies de su estrella, Thierry Henry, pero cada vez Víctor Valdés se interpuso entre el delantero y el gol. Tres o cuatro intervenciones del catalán mantuvieron a su equipo dentro del partido. Otro actor de reparto colado en la primera plana. Para él tuvo palabras Rijkaard ayer.
El técnico se equivocó, o juzgó mal, pero luego acertó pleno con las sustituciones. Las finales hay que ganarlas, sea como sea. Todos esperábamos la gran noche de Ronaldinho, cuando era el día de su equipo. Ya lo saben, es oficial, ambos son los mejores del mundo.
Nos pillamos,
Palomo
Friday, May 12, 2006
Grupo G. La última danza del Monje Blanco
(12 de mayo)
Hace ocho años, dos goles de Zinedine Zidane en la final le daban el primer título orbital a Francia. El triunfo de una selección multiétnica que, por primera vez, logró congregar a toda la nación, fue interpretado enseguida por los franceses como la metáfora de una sociedad integrada, justa, plural; una falacia que los acontecimientos se encargarían de poner al descubierto. El fútbol francés, si bien saca provecho de los talentos de extranjeros y descendientes de inmigrantes, especialmente de antiguas colonias, se desarrolla en medio de atmósferas con frecuencia xenofóbicas y racistas. Los cantos de mico y las cáscaras de banano para los jugadores del equipo rival que no cumplan con ser ‘blancos’ hacen parte del ambiente, como en otras ligas europeas.
La selección, igual que la realidad nacional, también terminó decepcionando. Su desempeño en Corea y Japón, donde ni siquiera ganó un partido, causó tanta consternación como el hecho de que regresara a casa sin convertir goles. La Eurocopa de Portugal de 2004 traería una nueva desilusión. Los campeones del mundo cayeron en cuartos de final, por la mínima, ante la selección griega. Raymond Domenech (54 años) asumió las riendas de la absoluta después de este último traspiés, y para entonces el equipo era una auténtica papa caliente.
Más avalado por su trayectoria como formador de la generación dorada francesa (Zidane, Henry, Viera, Anelka, Trezeguet), cuando estuvo encargado de la categoría sub21, que por los títulos que había conseguido a ese nivel (apenas un par de Esperanzas de Toulon), Domenech se caracterizaba por su apego a la disciplina y, junto con muchos colegas en ambos lados del océano, por la terquedad.
Se le iba complicando la clasificación al Mundial hasta el regreso, a falta de tres partidos cruciales, de Zinedine Zidane, Claude Makelelele y Lilian Thuram, quienes habían anunciado su retiro de la selección. Con Zizou y amigos de nuevo en la formación, más un par de resultados favorables de terceros, Francia terminó liderando apretadamente el grupo 4 clasificatorio, que de partida se antojaba accesible. Suiza, Irlanda, Israel, Chipre e Islas Feroe no son ningunas fieras.
Francia encara este Mundial con la aspiración de ratificar las razones que la llevaron a conquistar los máximos honores, y la motivación adicional de que será la despedida del fútbol profesional del mejor jugador francés desde Michel Platini.
Zinedine Zidane (33 años) le dirá adiós al juego en los estadios de Alemania, liderando a unos envejecidos Bleus en una arremetida final en pos de la gloria.
Cinco temporadas en la Juventus y cinco más en el Real Madrid sirvieron de plataforma para que este descendiente de argelinos alcanzara una pléyade de títulos individuales y colectivos al más alto nivel. Campeón del mundo (1998) y de Europa (2000) con su selección, campeón de liga italiana y española, Balón de Oro (1998), y ganador de la Liga de Campeones con el Madrid (2002). Suma más de 500 partidos de liga desde que debutó en el Cannes francés en mayo de 1989, 108 encuentros en competiciones europeas (82 por la Champions), y llega a las 99 apariciones con la absoluta de su país. 28 goles de azul lo acreditan como el sexto máximo anotador de la historia de la selección.
Florentino Pérez cumplió su sueño de verlo de blanco en el verano de 2001, para lo que desembolsó la bobadita de 75 millones de euros. Zidane respondió con clase y toneladas de fútbol. En el equipo de Turín había repasado el catálogo completo de sus habilidades, pero la liga española era más adecuada para el fútbol vistoso y estético que practicaba el maestro. El diez fue acusado reiteradamente de lentitud, aunque demostró una vez tras otra que su inteligencia y su técnica le ahorraban más tiempo que a nadie. Zidane es capaz de encadenar una recepción con un autopase, con una finta, con una jugada de gol, hacer con un toque lo que la inmensa mayoría de jugadores hacen con dos o tres. De inmediato, las exhibiciones del francés embrujaron a la afición madridista. La volea de zurda con la que venció al arquero del Bayern Leverkusen en la final de la Liga de Campeones de 2002, junto con sus dos goles en la final de la Copa Mundo de 1998, forman parte de sus momentos cumbre en las canchas.
Enzo Francescoli deslumbraba en el Olympique mientras el pequeño Zizou encaraba los años definitivos de su formación juvenil en las barriadas de Marsella. El Príncipe se convirtió en el ídolo del crack en ciernes, hincha furibundo del club marsellés. La zurda del uruguayo lo marcó para toda la vida. En su homenaje, Zidane le puso Enzo a su primer hijo.
Un hombre tímido y sencillo, que siempre evitó el contacto con las cámaras, Zizou será recordado como el mejor de su generación, el creador de juego más exquisito de los últimos años, y el hijo ilustre (junto con varios raperos de pro) de los barrios duros de Marsella, infestados de inmigrantes.
El anuncio de su retirada provocó conmoción en el mundo del fútbol, poco acostumbrado a que los grandes den un paso al costado antes de que la cruda verdad los devore. Zizou es el favorito de Alfredo di Stéfano, presidente honorario del Real Madrid, y Juan Román Riquelme, entre muchos otros, y sin duda preferirían que siguiera muchos años más. Vicente del Bosque, ex entrenador merengue, sostiene que, de no ser por el nivel de su club, el francés habría prolongado su carrera hasta 2007. Sin embargo, el domingo anterior, enfrentando al Villarreal, Zizou se despidió de la afición del Santiago Bernabeu con un gol exquisito y la humildad de siempre. Esperó pacientemente en la banda hasta que Riquelme saliera, y le entregó una camiseta que el argentino sabrá apreciar.
Una de las preguntas que Alemania zanjará es si el diez de la selección francesa conserva en su cuerpo el fútbol que le permita alcanzar de nuevo la cima del torneo. Varias pausas frente al televisor para saborear los últimos minutos del Monje Blanco. Entre él y Thierry Henry (28 años) reúnen suficiente talento como para destruir cualquier sistema.
El delantero del Arsenal también nació en un barrio complicado, Les Ulis, uno de los tantos suburbios que rodean a París. La versión francesa de los guetos gringos, estos suburbios están compuestos por centenares de complejos habitacionales de concreto, habitados mayoritariamente por minorías étnicas. Los padres de Tití desembarcaron allí en 1970, provenientes de Guadalupe, una isla en el Caribe que hace parte del territorio ultramarino francés. El obsesivo delantero aprendió el abecé del juego pateando pelotas contra los muros de los edificios, siempre bajo la exigente tutela de su padre, Antoine. “A nadie le debo nada. Sólo a él”, ha declarado Henry. Sus primeros entrenadores recuerdan con nitidez la intransigencia del padre, la determinación absoluta de convertir a su hijo en un crack. Tal vez haya sido demasiado rígido, pero nadie se lo está cobrando ahora.
Tití comenzó su carrera profesional en el AC Mónaco, por el que fichó en 1994, con apenas 17 años. El entrenador del club del principado era, por ese entonces, Arsene Wenger. La velocidad con el balón en los pies, la capacidad para definir, la tremenda habilidad del delantero, dejaron pocas dudas de que se trataba de un fenómeno. Cuatro temporadas después, la Juventus se lo llevaba a Turín. Fue el año del Mundial de Francia, y Henry hizo parte del equipo que consiguió el título (tres goles en tres partidos, suplente en la final), aunque con su club jugó apenas 12 partidos en la temporada. El Arsenal se lo llevó en 1999 (17 millones de euros) por petición expresa de su técnico, Arsene Wenger, en un momento en que el joven despertaba dudas por su rendimiento en el Calcio.
Desde entonces, Henry ha marcado más de 200 goles, rompiendo la marca de 185 anotaciones de Ian Wright y convirtiéndose en el mayor goleador histórico de los Gunners. Una cifra apabullante que sin embargo no basta para ilustrar la formidable calidad del francés. Se trata del artillero con mayores recursos del planeta, y tiene un toque final de lujo. Tití ha perfeccionado su pegada a tal punto que los cobros a balón detenido se han sumado a sus habilidades naturales.
Barcelona y Madrid lo están cortejando, y Henry duda si finalizar su carrera en el Arsenal, que estrenará estadio a partir de la próxima temporada, o pasar sus mejores años en un club contendor de la Copa Europea. La Orejona es una de las obsesiones del galo, y sus goles han sido determinantes para que Arsenal alcance su primera final en el torneo continental. Quizás el resultado del partido frente al Barcelona, programado para el 17 de mayo, le permita decidirse de una buena vez.
Si bien Henry y Zidane son los fuera de serie, Domenech tiene de dónde escoger para completar la formación titular de la selección. Lo más probable es que veamos en el arco a Gregory Coupet (33 años), el guardameta del Olympique de Lión y el eterno suplente de Fabien Barthez (34 años). Coupet, con un estilo sobrio pero efectivo, ha sido uno de los artífices de la seguidilla de títulos nacionales de su club, y llega al Mundial en el mejor momento de su carrera.
En el Chelsea, William Gallas (28 años) es utilizado como marcador izquierdo, aunque el francés ha declarado en varias ocasiones que donde más cómodo se siente es en el centro de la defensa. José Mouirnho, su entrenador en el club, no se ha dado por aludido, razón por la cual el francés estudia las múltiples ofertas que desde el año anterior le hicieron llegar. En la selección, Gallas regresa a su posición preferida para seguramente hacer dupla con Lilian Thuram (34 años), crédito de la Juventus de Turín. Thuram fue titular y figura de la selección campeona del mundo, y hace parte del núcleo próximo de Zinedine Zidane. El de Guadalupe hizo el recorrido opuesto a Gallas, porque en un comienzo se desempeñaba como lateral derecho y con los años hizo la transición a defensor central.
En el centro del campo, Claude Makelele (33 años) y Patrick Vieira (29 años) se exigirán a fondo para que Zidane pueda lucirse. Makelele es el la pieza que le falta al Madrid. Desde que partió, hace tres temporadas, atraído por los petrodólares de Roman Abramovich, el conjunto merengue se descompensó como nunca, y no volvió a ganar más. Africano de nacimiento (Kinshasa, República Democrática del Congo), Makelele es de los jugadores más eficientes en lo táctico. Se sabe parar muy bien en la cancha, y es capaz de barrer como nadie los corredores de seguridad de sus equipos. Vieira, otra gema pulida por Arsene Wenger, fue durante años el capitán del Arsenal, con el que ganó varios títulos ligueros. Hace dos ejercicios que defiende los colores de la Juventus, con lo que suma un par de Scudettos a su palmarés.
Mi apuesta personal es por Ludovic Giuly (30 años), el extremo derecho del Barcelona. En el Mónaco era la figura rutilante (disputó la final de la Liga de Campeones en 2004), mientras que en el conjunto catalán ha tenido que adaptarse a un papel secundario, aunque vital. La velocidad y las diagonales de Giuly han sido fundamentales para que el equipo de Frank Rijkaard sea ancho y agudo. Este año su excelente rendimiento tuvo que hacerle un lugar a la proyección de Lionel Messi. Giuly no se hizo mala sangre y esperó su oportunidad. Marcó el único gol en el primer partido de las semifinales de la Champions contra el Milán, y es uno de los compañeros predilectos de Eto’o en el ataque.
El problema para Giuly con los Bleus será el mismo que en el Barca. ¿Habrá espacio para él entre tanta calidad? David Trezeguet (28 años), por ejemplo, debería tener un lugar asegurado entre los once. No tan espectacular ni pulido como Henry, el francoargentino es un verdadero goleador de raza. Los hace hasta de espaldas, en picados amistosos y en finales. El ariete con el que se abren las más inexpugnables fortalezas.
Francia y algo más. Suiza y Francia se volverán a encontrar en Alemania, y los antecedentes recientes quizás sean la única esperanza del conjunto helvético, puesto que empataron sus dos enfrentamientos directos en el grupo 4 de las eliminatoria europeas: a ceros en París, y uno por uno en Berna, en la penúltima fecha. “No me gusta enfrentarme a Suiza, nos conocemos demasiado para mi gusto. Y el entrenador suizo piensa igual que yo”, sentenció Domenech.
En Europa el cuento es igual que por acá. Se achicaron las diferencias entre grandes y pequeños; hoy en día cualquiera le gana a cualquiera. Suiza se aferra al trillado discurso de las distancias salvadas y aspira a octavos. Ya se deshizo de Irlanda y Turquía, en su grupo clasificatorio y en el repechaje, respectivamente, y busca imponerse ante otro semifinalista del mundial anterior, Corea.
Jakob ‘Kobi’ Kuhn, el entrenador suizo, tiene a un samario en sus filas, el delantero Johan Vonlanthen (21 años), aunque las esperanzas se concentran en Alexander Frei (28 años), el goleador del Rennes francés. Frei, último artillero de la Ligue 1, la primera división francesa, cuenta con la experiencia y la capacidad para desequilibrar que necesita su selección en campos alemanes.
En la defensa, se erige la figura de Philippe Senderos (21 años), central del Arsenal. A pesar de su juventud, quizás el gran pecado de Suiza, Senderos se ha quedado con un puesto en el equipo de Wenger. El club londinense no se resintió con las prolongadas ausencias de Sol Campbell, gracias al nivel de Senderos, quien llegó hace tres temporadas. La defensa es una posición que requiere madurez y buenas decisiones, y el suizo ha cumplido en los escenarios más duros. Él ha sido protagonista del campañón del Arsenal en la Copa Europea, en el que eliminó al Madrid en octavos, a la Juventud en cuartos, y el Villarreal en semifinales, sin concederles ni un solo gol. Un récord absoluto.
La historia en contra. “Todo el mundo sigue hablando de las semifinales de hace cuatro años, pero creo que tenemos que olvidarnos de eso ahora”. El holandés Dick Advocaat se le midió al desafío de que Corea del Sur no palidezca bajo la sombra de la hazaña conseguida en el mundial anterior. “Eran otras circunstancias”, opina el entrenador, y le asiste la razón. Una cosa es armar una pachanga en tu casa con árbitros del cuarto mundo futbolístico y colarte entre los cuatro mejores, y otra es repetir la gracia en Alemania.
Esta será la sexta cita orbital para los Guerreros Taeguk (desde México 86 no dejaron de asistir), que llegan disminuidos por el hecho de que su jugadores ‘europeos’ no han contado con muchos minutos durante la temporada que termina. Para la decepción de Advocaat, ni Park Ji–Sung (25 años), volante del Manchester United, ni Lee Young–pyo (29 años), lateral del Tottenham Hotspur, son titulares habituales con sus clubes
Los surcoreanos vienen con un as bajo la manga, el juvenil Park Chu–young (20 años). Letal en el cobro de faltas y regateador fantástico, el delantero del FC Seúl se estrenó con la absoluta el 3 de junio de 2005. Ha disputado desde entonces 15 partidos, en los que ha convertido 5 veces.
Corea lleva diez amistosos premundialistas (6 ganados, 3 perdidos, 1 empatado) en lo que va corrido del 2006. Advocaat cuenta con el respaldo institucional como para realizar un proceso de preparación serio, al menos con los jugadores de la selección que disputan el torneo interno. Por mucho que trabaje y por bien que le vaya, su selección se queda en octavos.
Togo, una vieja colonia francesa, completa el grupo G del mundial de Alemania. Los Gavilanes debutan en el certamen y se enfrentan en la primera fase ante la metrópoli, igual a lo que sucedió cuatro años atrás con Senegal, que selló con una victoria histórica su primer partido en un Mundial. Alemania será una experiencia cargada de emoción y con un fuerte contenido político para los togoleses, comandados por Emmanuel Sheyi Adebayor (22 años). El gigante (mide 190 centímetros) completa su primer semestre con el Arsenal, adonde fue transferido en enero desde el Mónaco, luego de militar durante cinco años en la liga francesa. Adebayor fue el goleador de la Zona Africana en la fase clasificatoria, con 11 anotaciones.
Otto Pfister (64 años), un alemán con amplio recorrido en el fútbol africano, se hizo cargo en febrero del seleccionado, cuando la Asociación Togolesa de Fútbol decidió prescindir de Stephen Keshi. Togo terminó en el fondo de la tabla de su grupo en la Copa Africana de Naciones, perdiendo sus partidos contra la RDC, Camerún y Angola, y el desastre le costó el puesto a Keshi, quien irónicamente fue premiado como el mejor entrenador del continente, por la hazaña que implicó clasificar a Los Gavilanes a la última fase de la Copa Mundo.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
Hace ocho años, dos goles de Zinedine Zidane en la final le daban el primer título orbital a Francia. El triunfo de una selección multiétnica que, por primera vez, logró congregar a toda la nación, fue interpretado enseguida por los franceses como la metáfora de una sociedad integrada, justa, plural; una falacia que los acontecimientos se encargarían de poner al descubierto. El fútbol francés, si bien saca provecho de los talentos de extranjeros y descendientes de inmigrantes, especialmente de antiguas colonias, se desarrolla en medio de atmósferas con frecuencia xenofóbicas y racistas. Los cantos de mico y las cáscaras de banano para los jugadores del equipo rival que no cumplan con ser ‘blancos’ hacen parte del ambiente, como en otras ligas europeas.
La selección, igual que la realidad nacional, también terminó decepcionando. Su desempeño en Corea y Japón, donde ni siquiera ganó un partido, causó tanta consternación como el hecho de que regresara a casa sin convertir goles. La Eurocopa de Portugal de 2004 traería una nueva desilusión. Los campeones del mundo cayeron en cuartos de final, por la mínima, ante la selección griega. Raymond Domenech (54 años) asumió las riendas de la absoluta después de este último traspiés, y para entonces el equipo era una auténtica papa caliente.
Más avalado por su trayectoria como formador de la generación dorada francesa (Zidane, Henry, Viera, Anelka, Trezeguet), cuando estuvo encargado de la categoría sub21, que por los títulos que había conseguido a ese nivel (apenas un par de Esperanzas de Toulon), Domenech se caracterizaba por su apego a la disciplina y, junto con muchos colegas en ambos lados del océano, por la terquedad.
Se le iba complicando la clasificación al Mundial hasta el regreso, a falta de tres partidos cruciales, de Zinedine Zidane, Claude Makelelele y Lilian Thuram, quienes habían anunciado su retiro de la selección. Con Zizou y amigos de nuevo en la formación, más un par de resultados favorables de terceros, Francia terminó liderando apretadamente el grupo 4 clasificatorio, que de partida se antojaba accesible. Suiza, Irlanda, Israel, Chipre e Islas Feroe no son ningunas fieras.
Francia encara este Mundial con la aspiración de ratificar las razones que la llevaron a conquistar los máximos honores, y la motivación adicional de que será la despedida del fútbol profesional del mejor jugador francés desde Michel Platini.
Zinedine Zidane (33 años) le dirá adiós al juego en los estadios de Alemania, liderando a unos envejecidos Bleus en una arremetida final en pos de la gloria.
Cinco temporadas en la Juventus y cinco más en el Real Madrid sirvieron de plataforma para que este descendiente de argelinos alcanzara una pléyade de títulos individuales y colectivos al más alto nivel. Campeón del mundo (1998) y de Europa (2000) con su selección, campeón de liga italiana y española, Balón de Oro (1998), y ganador de la Liga de Campeones con el Madrid (2002). Suma más de 500 partidos de liga desde que debutó en el Cannes francés en mayo de 1989, 108 encuentros en competiciones europeas (82 por la Champions), y llega a las 99 apariciones con la absoluta de su país. 28 goles de azul lo acreditan como el sexto máximo anotador de la historia de la selección.
Florentino Pérez cumplió su sueño de verlo de blanco en el verano de 2001, para lo que desembolsó la bobadita de 75 millones de euros. Zidane respondió con clase y toneladas de fútbol. En el equipo de Turín había repasado el catálogo completo de sus habilidades, pero la liga española era más adecuada para el fútbol vistoso y estético que practicaba el maestro. El diez fue acusado reiteradamente de lentitud, aunque demostró una vez tras otra que su inteligencia y su técnica le ahorraban más tiempo que a nadie. Zidane es capaz de encadenar una recepción con un autopase, con una finta, con una jugada de gol, hacer con un toque lo que la inmensa mayoría de jugadores hacen con dos o tres. De inmediato, las exhibiciones del francés embrujaron a la afición madridista. La volea de zurda con la que venció al arquero del Bayern Leverkusen en la final de la Liga de Campeones de 2002, junto con sus dos goles en la final de la Copa Mundo de 1998, forman parte de sus momentos cumbre en las canchas.
Enzo Francescoli deslumbraba en el Olympique mientras el pequeño Zizou encaraba los años definitivos de su formación juvenil en las barriadas de Marsella. El Príncipe se convirtió en el ídolo del crack en ciernes, hincha furibundo del club marsellés. La zurda del uruguayo lo marcó para toda la vida. En su homenaje, Zidane le puso Enzo a su primer hijo.
Un hombre tímido y sencillo, que siempre evitó el contacto con las cámaras, Zizou será recordado como el mejor de su generación, el creador de juego más exquisito de los últimos años, y el hijo ilustre (junto con varios raperos de pro) de los barrios duros de Marsella, infestados de inmigrantes.
El anuncio de su retirada provocó conmoción en el mundo del fútbol, poco acostumbrado a que los grandes den un paso al costado antes de que la cruda verdad los devore. Zizou es el favorito de Alfredo di Stéfano, presidente honorario del Real Madrid, y Juan Román Riquelme, entre muchos otros, y sin duda preferirían que siguiera muchos años más. Vicente del Bosque, ex entrenador merengue, sostiene que, de no ser por el nivel de su club, el francés habría prolongado su carrera hasta 2007. Sin embargo, el domingo anterior, enfrentando al Villarreal, Zizou se despidió de la afición del Santiago Bernabeu con un gol exquisito y la humildad de siempre. Esperó pacientemente en la banda hasta que Riquelme saliera, y le entregó una camiseta que el argentino sabrá apreciar.
Una de las preguntas que Alemania zanjará es si el diez de la selección francesa conserva en su cuerpo el fútbol que le permita alcanzar de nuevo la cima del torneo. Varias pausas frente al televisor para saborear los últimos minutos del Monje Blanco. Entre él y Thierry Henry (28 años) reúnen suficiente talento como para destruir cualquier sistema.
El delantero del Arsenal también nació en un barrio complicado, Les Ulis, uno de los tantos suburbios que rodean a París. La versión francesa de los guetos gringos, estos suburbios están compuestos por centenares de complejos habitacionales de concreto, habitados mayoritariamente por minorías étnicas. Los padres de Tití desembarcaron allí en 1970, provenientes de Guadalupe, una isla en el Caribe que hace parte del territorio ultramarino francés. El obsesivo delantero aprendió el abecé del juego pateando pelotas contra los muros de los edificios, siempre bajo la exigente tutela de su padre, Antoine. “A nadie le debo nada. Sólo a él”, ha declarado Henry. Sus primeros entrenadores recuerdan con nitidez la intransigencia del padre, la determinación absoluta de convertir a su hijo en un crack. Tal vez haya sido demasiado rígido, pero nadie se lo está cobrando ahora.
Tití comenzó su carrera profesional en el AC Mónaco, por el que fichó en 1994, con apenas 17 años. El entrenador del club del principado era, por ese entonces, Arsene Wenger. La velocidad con el balón en los pies, la capacidad para definir, la tremenda habilidad del delantero, dejaron pocas dudas de que se trataba de un fenómeno. Cuatro temporadas después, la Juventus se lo llevaba a Turín. Fue el año del Mundial de Francia, y Henry hizo parte del equipo que consiguió el título (tres goles en tres partidos, suplente en la final), aunque con su club jugó apenas 12 partidos en la temporada. El Arsenal se lo llevó en 1999 (17 millones de euros) por petición expresa de su técnico, Arsene Wenger, en un momento en que el joven despertaba dudas por su rendimiento en el Calcio.
Desde entonces, Henry ha marcado más de 200 goles, rompiendo la marca de 185 anotaciones de Ian Wright y convirtiéndose en el mayor goleador histórico de los Gunners. Una cifra apabullante que sin embargo no basta para ilustrar la formidable calidad del francés. Se trata del artillero con mayores recursos del planeta, y tiene un toque final de lujo. Tití ha perfeccionado su pegada a tal punto que los cobros a balón detenido se han sumado a sus habilidades naturales.
Barcelona y Madrid lo están cortejando, y Henry duda si finalizar su carrera en el Arsenal, que estrenará estadio a partir de la próxima temporada, o pasar sus mejores años en un club contendor de la Copa Europea. La Orejona es una de las obsesiones del galo, y sus goles han sido determinantes para que Arsenal alcance su primera final en el torneo continental. Quizás el resultado del partido frente al Barcelona, programado para el 17 de mayo, le permita decidirse de una buena vez.
Si bien Henry y Zidane son los fuera de serie, Domenech tiene de dónde escoger para completar la formación titular de la selección. Lo más probable es que veamos en el arco a Gregory Coupet (33 años), el guardameta del Olympique de Lión y el eterno suplente de Fabien Barthez (34 años). Coupet, con un estilo sobrio pero efectivo, ha sido uno de los artífices de la seguidilla de títulos nacionales de su club, y llega al Mundial en el mejor momento de su carrera.
En el Chelsea, William Gallas (28 años) es utilizado como marcador izquierdo, aunque el francés ha declarado en varias ocasiones que donde más cómodo se siente es en el centro de la defensa. José Mouirnho, su entrenador en el club, no se ha dado por aludido, razón por la cual el francés estudia las múltiples ofertas que desde el año anterior le hicieron llegar. En la selección, Gallas regresa a su posición preferida para seguramente hacer dupla con Lilian Thuram (34 años), crédito de la Juventus de Turín. Thuram fue titular y figura de la selección campeona del mundo, y hace parte del núcleo próximo de Zinedine Zidane. El de Guadalupe hizo el recorrido opuesto a Gallas, porque en un comienzo se desempeñaba como lateral derecho y con los años hizo la transición a defensor central.
En el centro del campo, Claude Makelele (33 años) y Patrick Vieira (29 años) se exigirán a fondo para que Zidane pueda lucirse. Makelele es el la pieza que le falta al Madrid. Desde que partió, hace tres temporadas, atraído por los petrodólares de Roman Abramovich, el conjunto merengue se descompensó como nunca, y no volvió a ganar más. Africano de nacimiento (Kinshasa, República Democrática del Congo), Makelele es de los jugadores más eficientes en lo táctico. Se sabe parar muy bien en la cancha, y es capaz de barrer como nadie los corredores de seguridad de sus equipos. Vieira, otra gema pulida por Arsene Wenger, fue durante años el capitán del Arsenal, con el que ganó varios títulos ligueros. Hace dos ejercicios que defiende los colores de la Juventus, con lo que suma un par de Scudettos a su palmarés.
Mi apuesta personal es por Ludovic Giuly (30 años), el extremo derecho del Barcelona. En el Mónaco era la figura rutilante (disputó la final de la Liga de Campeones en 2004), mientras que en el conjunto catalán ha tenido que adaptarse a un papel secundario, aunque vital. La velocidad y las diagonales de Giuly han sido fundamentales para que el equipo de Frank Rijkaard sea ancho y agudo. Este año su excelente rendimiento tuvo que hacerle un lugar a la proyección de Lionel Messi. Giuly no se hizo mala sangre y esperó su oportunidad. Marcó el único gol en el primer partido de las semifinales de la Champions contra el Milán, y es uno de los compañeros predilectos de Eto’o en el ataque.
El problema para Giuly con los Bleus será el mismo que en el Barca. ¿Habrá espacio para él entre tanta calidad? David Trezeguet (28 años), por ejemplo, debería tener un lugar asegurado entre los once. No tan espectacular ni pulido como Henry, el francoargentino es un verdadero goleador de raza. Los hace hasta de espaldas, en picados amistosos y en finales. El ariete con el que se abren las más inexpugnables fortalezas.
Francia y algo más. Suiza y Francia se volverán a encontrar en Alemania, y los antecedentes recientes quizás sean la única esperanza del conjunto helvético, puesto que empataron sus dos enfrentamientos directos en el grupo 4 de las eliminatoria europeas: a ceros en París, y uno por uno en Berna, en la penúltima fecha. “No me gusta enfrentarme a Suiza, nos conocemos demasiado para mi gusto. Y el entrenador suizo piensa igual que yo”, sentenció Domenech.
En Europa el cuento es igual que por acá. Se achicaron las diferencias entre grandes y pequeños; hoy en día cualquiera le gana a cualquiera. Suiza se aferra al trillado discurso de las distancias salvadas y aspira a octavos. Ya se deshizo de Irlanda y Turquía, en su grupo clasificatorio y en el repechaje, respectivamente, y busca imponerse ante otro semifinalista del mundial anterior, Corea.
Jakob ‘Kobi’ Kuhn, el entrenador suizo, tiene a un samario en sus filas, el delantero Johan Vonlanthen (21 años), aunque las esperanzas se concentran en Alexander Frei (28 años), el goleador del Rennes francés. Frei, último artillero de la Ligue 1, la primera división francesa, cuenta con la experiencia y la capacidad para desequilibrar que necesita su selección en campos alemanes.
En la defensa, se erige la figura de Philippe Senderos (21 años), central del Arsenal. A pesar de su juventud, quizás el gran pecado de Suiza, Senderos se ha quedado con un puesto en el equipo de Wenger. El club londinense no se resintió con las prolongadas ausencias de Sol Campbell, gracias al nivel de Senderos, quien llegó hace tres temporadas. La defensa es una posición que requiere madurez y buenas decisiones, y el suizo ha cumplido en los escenarios más duros. Él ha sido protagonista del campañón del Arsenal en la Copa Europea, en el que eliminó al Madrid en octavos, a la Juventud en cuartos, y el Villarreal en semifinales, sin concederles ni un solo gol. Un récord absoluto.
La historia en contra. “Todo el mundo sigue hablando de las semifinales de hace cuatro años, pero creo que tenemos que olvidarnos de eso ahora”. El holandés Dick Advocaat se le midió al desafío de que Corea del Sur no palidezca bajo la sombra de la hazaña conseguida en el mundial anterior. “Eran otras circunstancias”, opina el entrenador, y le asiste la razón. Una cosa es armar una pachanga en tu casa con árbitros del cuarto mundo futbolístico y colarte entre los cuatro mejores, y otra es repetir la gracia en Alemania.
Esta será la sexta cita orbital para los Guerreros Taeguk (desde México 86 no dejaron de asistir), que llegan disminuidos por el hecho de que su jugadores ‘europeos’ no han contado con muchos minutos durante la temporada que termina. Para la decepción de Advocaat, ni Park Ji–Sung (25 años), volante del Manchester United, ni Lee Young–pyo (29 años), lateral del Tottenham Hotspur, son titulares habituales con sus clubes
Los surcoreanos vienen con un as bajo la manga, el juvenil Park Chu–young (20 años). Letal en el cobro de faltas y regateador fantástico, el delantero del FC Seúl se estrenó con la absoluta el 3 de junio de 2005. Ha disputado desde entonces 15 partidos, en los que ha convertido 5 veces.
Corea lleva diez amistosos premundialistas (6 ganados, 3 perdidos, 1 empatado) en lo que va corrido del 2006. Advocaat cuenta con el respaldo institucional como para realizar un proceso de preparación serio, al menos con los jugadores de la selección que disputan el torneo interno. Por mucho que trabaje y por bien que le vaya, su selección se queda en octavos.
Togo, una vieja colonia francesa, completa el grupo G del mundial de Alemania. Los Gavilanes debutan en el certamen y se enfrentan en la primera fase ante la metrópoli, igual a lo que sucedió cuatro años atrás con Senegal, que selló con una victoria histórica su primer partido en un Mundial. Alemania será una experiencia cargada de emoción y con un fuerte contenido político para los togoleses, comandados por Emmanuel Sheyi Adebayor (22 años). El gigante (mide 190 centímetros) completa su primer semestre con el Arsenal, adonde fue transferido en enero desde el Mónaco, luego de militar durante cinco años en la liga francesa. Adebayor fue el goleador de la Zona Africana en la fase clasificatoria, con 11 anotaciones.
Otto Pfister (64 años), un alemán con amplio recorrido en el fútbol africano, se hizo cargo en febrero del seleccionado, cuando la Asociación Togolesa de Fútbol decidió prescindir de Stephen Keshi. Togo terminó en el fondo de la tabla de su grupo en la Copa Africana de Naciones, perdiendo sus partidos contra la RDC, Camerún y Angola, y el desastre le costó el puesto a Keshi, quien irónicamente fue premiado como el mejor entrenador del continente, por la hazaña que implicó clasificar a Los Gavilanes a la última fase de la Copa Mundo.
Palomo
(casi como en el blog de Eltiempo.com)
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