Tuesday, July 11, 2006

El establecimiento se pone al día

El fútbol nacional arrancó la semana en las páginas judiciales. Un informe de la Superintendencia de Sociedades y otro de Semana han revelado lo que ya sabíamos en todos los cafetines y corrillos deportivos de la patria.


Difícil creerle
a Rodolfo Daníes Lacouture, el superintendente, cuando afirma que llegó la hora de la cacería de los bandidos, después de un buen rato dedicado a la cacería de brujas. La propuesta es más efectista que verosímil, teniendo en cuenta que el informe divulgado desde su despacho no contiene ninguna acusación oficial, ni tampoco un señalamiento específico. Sencillamente le pone números a las continuas especulaciones que circulan en las tertulias futbolísticas. Algo es algo, dirán ustedes, y lo comparto.

Ahora sabemos, al menos, la historia oficial. El Superintendente se manifestó consternado por el desorden contable y las inconsistencias que encontraron sus funcionarios. Grandes diferencias entre la realidad de las transacciones y los registros le hacen sospechar que el fútbol profesional es un gigantesco lavadero de dólares, así que ha solicitado a la Fiscalía que investigue a nuestros equipos profesionales.

En 2005, los 18 clubes que disputan la primera división produjeron ingresos por $89.291 millones y gastos por $95.686 millones. La Corporación Deportiva América de Cali reportó $2.955 millones en pérdidas, siendo el equipo más deficitario del rentado nacional. Otros ocho equipos registraron balances en rojo, mientras que el resto obtuvo ganancias.

¿El equipo que más plata produjo? Envigado, con una utilidad de $1.177 millones. El club antioqueño había dominado las notas judiciales de la semana anterior con la noticia de que su mayor accionista, Gustavo Upegui, había sido ejecutado. Según la revista Semana, “el crimen fue realizado por un comando paramilitar que llegó hasta su casa de descanso, sorprendió a sus 20 escoltas, y sólo gastó una bala para matarlo”. Cómo sería de bravas las culebras del señor que ni siquiera un ejército personal pudo librarlo de la muerte. El semanario sugiere que Don Berna, el mandamás del departamento, estaría detrás del homicidio, como de todo lo que se cuece por esos lares.

El informe Goles de los Paras, publicado en el último numero de la revista, aborda el espinoso tema de la infiltración paramilitar en el fútbol. Macaco, Don Berna y rufianes afines están tomándose clubes profesionales y aficionados en sus zonas de influencia, es decir todo el país, al estilo de lo que hicieron los narcotraficantes en el pasado. Si me preguntan, entre paras y traquetos escasamente existen diferencias.

Quizás estas noticias hayan sorprendido a algunos, por ejemplo los buenazos que creyeron que América de verdad era el diablo, pero en la letra escarlata estábamos prevenidos. La marca de Miguel nos ha librado de la hipocresía, y sabemos muy bien de qué va el fútbol colombiano, feudo predilecto de rufianes de muy diversos pelambres (el diablo no anda solo). Al que se les atraviesa le aplican (igual que al señor de los 20 guardaespaldas) la única ley que se cumple a rajatabla en Colombia, la pena de muerte.

Los buenazos estarán tranquilos, porque el otro día el patrón de los colombianos ordenó a Francisco Santos ponerle orden al balompié. Aquí es produciendo resultados, por lo que Francisco Santos ya calificó el informe de la Superintendencia, y las investigaciones subsiguientes, como pasos importantes en la dirección adecuada. Habrá que esperar el desenlace de las exhaustivas pesquisas de la Fiscalía. Por ahora los bandidos siguen sueltos. Todos menos Miguel, cabe recordar, y el América, que hace rato carga el pesado fardo de las culpas nacionales.

Tengo noticias frescas de la Mechita
. Ayer, el gerente de la institución, Humberto Acevedo, tuvo la gentileza de responderme unas preguntas a boca de jarro. El gerente evitó comentar sobre el tema principal, el de la situación jurídica del club. De inmediato me remitió al abogado que se apersona de esos asuntos, Álvaro Holguín. El gerente confirmó que el plantel sigue entrenando en los predios de Cascajal, cuyo título de propiedad está incluido en una sentencia de extinción de dominio. Cascajal no le pertenece a la Corporación Deportiva América de Cali, sino a otra figura jurídica asociada con Miguel Rodríguez. El fallo del Tribunal Superior de Bogotá fue recibido con bombos y platillos, ya que solicitaba la extinición de más de mil propiedades, entre ellas un número indeterminado de acciones del club (en cualquier caso, no la mayoría). Por lo pronto, la decisión jurídica no ha hecho tránsito hacia la realidad.

Cuestionado sobre la situación económica del club, sobre su capacidad por responder por sus obligaciones laborales, Acevedo afirma que América es uno de tantos clubes colombianos (“todos menos Cali y Nacional”) asolados por las limitaciones y las dificultades. A pesar de eso, para el dirigente el equipo debe aspirar a lo máximo. “El objetivo es el mismo al comienzo de cada torneo: quedar campeón”.

Poner objetivos imposibles, o por lo menos insensatos, es la mejor coartada para salir de los técnicos cada seis meses, y desactivar así cualquier conato de crisis interna. “A los técnicos los sostienen los resultados”, apunta el gerente sobre Bernardo Redín, deslizando como sin querer la idea de que un semestre es, quizá, un horizonte optimista.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

No comments: