Tuesday, April 27, 2010

Remuntada

Que sí, que se percibe desde acá un tufillo raro en el ambiente que se ha generado con este asunto de la remuntada mañana ante el Inter. También se siente adentro, en el cuerpo del mundo culé. Más allá del resultado, uno desearía que no se reeditara un episodio similar al del regreso de Figo al Camp Nou con la camiseta del Real Madrid. Hasta se ha desestabilizado ese delicioso equilibrio con el que Guardiola ha dirigido el rumbo de su equipo y, cómo no, del club. Se sabe que Laporta está más interesado en su cuento independentista, en afianzar sus pretensiones políticas, algo para lo que la institución ha servido de coartada perfecta. Y ha sido el seny de Pep el mejor rompeolas contra los aluviones alimentados por el verbo irresponsable del presidente, por el inefable entorno, resguardando a sus jugadores de las marejadas. Allende lo futbolístico, quizá esa es su contribución más definitiva para que se haya instalado, incluso en la meseta, la percepción de que estamos ante un cambio de ciclo importante. De que llevamos seis años inmersos en lo que quizá termine siendo una de las grandes hegemonías futbolísticas de la historia, pero que además le ha cambiado el alma al club, acechado desde hace tiempos por una especie de esquizofrenia colectiva que condenaba al fracaso sus sucesivas remisiones. Un carácter rockero, si se quiere, pero puede uno terminar como Sid Vicious o como Bob Dylan (con perdón). Y se iba pareciendo el Barcelona a Bob Dylan, rebelde con causa, estética y eficiencia, ganador y sabio, equilibrio perfecto. Ni siquiera el Madrid le sacaba de casillas. Pero ha llegado Mourinho, el traductor, ‘the special one’, como él mismo se puso cuando desembarcó su calculada, descarada amargura en Inglaterra, y no reconozco al Barça. Pep haciendo demagogia, Piqué atizando el fuego enemigo, todos a una cayendo en la trampas del portugués. No vaya a ser que mañana, mañana, nos topemos de nuevo con esa furia mala, que también perdió a España hasta la llegada de Aragonés y el tiquitaca de sus jugones. El estado más puro de este Barcelona es el fútbol. El ruido lo manejan mejor otros equipos. Es como si hubieran vuelto a aparecerse unos fantasmas que se creían superados. Que no se vaya a dejar engatusar el equipo con sus cantinelas de ultratumba. Remuntada o no, que sea fiel a si mismo, a ese estado de nirvana futbolístico que ha alcanzado, que lo ha traído aquí. El lugar en la historia ya se lo ha ganado.