Tuesday, June 06, 2006

Grupo H, el tapado

España, Ucrania, Túnez y Arabia Saudí. El último repaso previo al Mundial. Un reconocimiento para León, que fue el de la idea. Falta una semana, gente. En la letra escarlata seguiremos de cerca los acontecimientos del torneo.

Te has conseguido una leyenda. El 24 de abril de 1986 falló el reactor 4 de la planta nuclear de Chernobyl, Ucrania. Un error en los procedimientos de seguridad inició una reacción en cadena que desembocó en la peor tragedia nuclear de la historia. La explosión produjo una bola de fuego que destrozo la inmensa tapa de concreto y metal del reactor, causando la muerte de más de 30 personas en el acto. Al amanecer del día siguiente, Mikhail Gorbachev, secretario general del partido comunista, regente de la Unión Soviética, anunciaba al mundo: “por primera vez confrontamos la fuerza real de la energía nuclear, fuera de control”.

Para escapar del manto letal extendiéndose a través de los cielos, 135 mil personas tuvieron que ser evacuadas. Por ese entonces, Sheva vivía en los suburbios de Kiev, la capital. El niño de nueve años, hijo de una contadora y un militar, huyó con su familia hacia las costas del Mar Negro.

Era otro mundo. Sheva ya formaba parte de las divisiones inferiores del Dynamo de Kiev, y soñaba con emular al ídolo nacional, su héroe particular, Oleg Blokhin. El crack del Dynamo había escrito las mejores páginas del fútbol de Ucrania, consagrándose campeón de la recopa europea en 1975, año en que France Football le otorgó el mítico Balón de Oro. Quién hubiera imaginado que el futuro le depararía mayores glorias al talentoso Sheva. Ciertamente en la primavera de 1985 no parecía de esa manera, pero el niño había nacido en el momento adecuado.

Bajo la égida de la Unión Soviética, Blokhin jamás pudo pasar de Ucrania hacia los clubes poderoso del continente. El gobierno se quedaba con los dividendos económicos de sus gestas deportivas. Convirtió 211 goles jugando para el Dynamo, pero nunca tuvo la oportunidad de enfundarse los colores de su país. El delantero marcó 42 goles en más de 100 partidos con la casaca de la desaparecida Unión Soviética, representante oficial de las ‘repúblicas’ en los torneos entre selecciones nacionales. Era otro mundo. Este verano, con 53 años, Blokhin dirigirá a Ucrania en su primera participación en la fase final de la Copa Mundo. “Me tildaron de loco cuando dije que iba a clasificar a Ucrania al Mundial. Ahora creo que somos capaces de ganarlo”. Uno se imagina que tanta confianza descansa, en parte, en el último fichaje del Chelsea inglés, Andriy Shevchenko (29 años), emblema y capitán de la selección.

Muy temprano, la calidad de Sheva llamó la atención del legendario entrenador del Dynamo, Valeriy Lobanovsky. Éste lo hizo debutar en la primera a los 17 años, en la temporada 1994–1995, la primera de las cinco que militó en el Dynamo. En cada una de ellas el equipo de Kiev se consagró campeón nacional.

Lobanovsky fue un revolucionario del fútbol; modernizó los sistemas de entrenamiento, introdujo los computadores y los psicólogos a los vestuarios. Sus métodos, sus innovaciones y su sagacidad, condujeron al Dynamo al dominio absoluto sobre el fútbol ucraniano. Shevechenko tuvo suerte de pasar sus años de formación en las manos de Lobanovsky: el delantero complementó sus fenomenales instinto y capacidad para definir con el conocimiento técnico y los entrenamientos específicos del meticuloso director técnico. Además del Dynamo, Lobanovsky estuvo a cargo de la selección nacional en los primeros años de la independencia de Ucrania. En 1994, con 18 años, Shevchenko jugaba su primer partido con la absoluta.

Para 1998, Lobanovsky había montado una banda brava en el Dynamo. La habilidad, rapidez y contundencia de Sheva se complementaban a la perfección con la visión de juego y solvencia de Sherhiy Rebrov (31 años), su más antiguo compañero de selección. El equipo se apoyaba en un sistema ordenado, trabajado hasta el cansancio, y en los destellos de esta pareja. Las pequeñas sociedades sobre las que se suele discurrir. En la Liga de Campenones 1997–1998, Shevchenko apabulló al Camp Nou con tres goles en la visita del Dynamo al Barça. Al año siguiente le repitió la dosis al Madrid en el Bernabeu. El Dynamo sería eliminado en las semifinales, pero a nadie le quedaba ninguna duda sobre la categoría del equipo ni la clase de su delantero estrella.

El AC Milán se impuso al Arsenal en la puja por hacerse a los servicios de la sensación del verano del 99. Existía alguna inquietud acerca de la capacidad del ucraniano para adaptarse a las condiciones de una liga de primer nivel como el Calcio, sobre todo viniendo del este, pero Sheva marcó 24 goles en su primera temporada con los Rossoneri, convirtiéndose en el Capocannonieri de la tortuosa Serie A. Desde entonces, sólo unas cuantas lesiones han alejado a la fiera del gol.

Capaz de jugar sólo en la punta o como segundo o tercer delantero, de convertir con la zurda, la derecha o la cabeza, el siete se llenó de medallas en Milán, entre ellas una Liga de Campeones en 2003 y una liga italiana en 2004, probablemente el mejor año de su carrera. Aquella temporada, Sheva se consagró por segunda vez máximo goleador del Calcio con 24 anotaciones, lideró su equipo al Scudetto, y fue galardonado con el Balón de Oro, el segundo para un ucraniano desde que France Football lo comenzara a entregar en 1956. Coronado en París, el crack emulaba Blokhin, su ídolo infantil.

Al cabo de siete temporadas, Shevchenko marcó 127 goles en 208 partidos, erigiéndose como el segundo goleador en la historia del AC Milán. Pocos jugadores se han identificado tan profundamente con el alma del club. Silvio Berlusconi, su propietario, es amigo personal del jugador y fue su padrino de bodas. Ni siquiera el poderoso hombre de los medios italianos pudo persuadirlo para que se quedara en la Bota. Sheva se va de la ciudad que le dio la gloria, de uno de los mejores clubes del mundo, con un contrato en vigor hasta 2009 y una renovación espectacular esperando su firma, ¿por qué?

Los dedos apuntan a Krinsten Pazik, la modelo gringa con la que el jugador se casó hace un año. Shevchenko arguyó “motivos familiares” para dejar Milán. La pareja, se especula, desea criar a sus hijos en un país angloparlante. Vale, vale; pero algo tendrá que ver el interés del Chelsea, y en particular de su propietario, el ruso Roman Abramovich, quien lo considera el mejor jugador del planeta. Abramovich se enriqueció repentinamente merced a las reformas liberales que irrumpieron en la antigua Unión Soviética tras su colapso, las mismas que le permitieron a Sheva dejar Kiev rumbo a Italia. El taicún es el dueño de la segunda petrolera rusa, y de una de las fortunas más prominentes de Europa, y no ha tenido reparos de ninguna clase para que hacer del Chelsea un equipo ganador. Desde que desembarcó en Londres, en 2003, ha gastado algo más de 400 millones de euros para transformar al modesto club londinense en una dinastía continental.

Hace un par de días, el ruso se pudo dar el gusto de fichar a Shevchenko, a un costo aproximado de 45 millones de euros, la transferencia más alta pagada jamás por un equipo inglés, la sexta en el mundo. Obsesionado con ganar la Champions, el magnate apuesta por el espeluznante promedio anotador del delantero en la competición, 53 goles en 94 encuentros. No existe un goleador que se compare con sus registros en los últimos cinco años. Por eso, Abramovich le ha confeccionado un contrato a su medida: cerca de 150 mil euros por semana durante cuatro años. “Te has conseguido una leyenda”, fue el mensaje de los Ultras milanistas para el mecenas, “trátalo bien y te hará feliz”.

Ucrania y Brokhin dependen de lo que pueda hacer el delantero, que suma 28 anotaciones en 63 apariciones internacionales con su selección. El 14 de junio, ante España, Sheva cumplirá un sueño más, liderar a Ucrania en un partido mundialista. Su país (aquí la lista) tiene un lugar casi asegurado en octavos, y podría atravesársele en el primer lugar al favorito, España.

Niños prodigio. Desde 1974, en Alemania, la Furia viene acudiendo regularmente a la cita mundialista. El excelente nivel de la liga española, la calidad de sus jugadores, y la presencia de un puñado de fuera de series, han suscitado grandes expectativas sobre la selección nacional, que han chocado una vez tras otra contra la realidad. España nunca ha conseguido pasar de los cuartos de final.

El madrileño Luis Aragonés (67 años), delantero del Atlético en sus años mozos, recibió el encargo de acabar con la mufa en Alemania. La labor del Sabio de Hortaleza, además de escoger a los 23 convocados y los 11 titulares, algo para nada evidente, consiste en mentalizar a sus hombres para la oportunidad que se les acerca, y brindarles la confianza para encararla sin mareos. Aragonés es un hombre polémico, de temperamento explosivo y reconocidas dotes de motivador. En octubre de 2004 desató un debate internacional cuando las cámaras lo atraparon mandándole un recadito a Thierry Henry vía José Antonio Reyes, en un entrenamiento previo a un amistoso contra la selección inglesa. “Dile a ese negro de mierda que eres el mejor. Díselo de mi parte: eres el mejor”, le espetó Aragonés.

Uno asume que Reyes (22 años), compañero de Tití en el Arsenal desde hace tres temporadas, no le transmitió el mensaje al francés. Racismo e insultos aparte, el técnico tenía un razón: Reyes posee una zurda letal, capaz del regate elegante, del lanzamiento al arco o del pase gol. El andaluz se formó en la cantera del Sevilla, club en el que debutó con 17 años. Jugando como extremo izquierdo, o incluso como segundo delantero, Reyes cautivó a los servicios técnicos del Arsenal, que aposto fuerte por él, adelantándosele al Madrid, que lo deseaba. La adaptación al fútbol inglés ha sido ardua. Aunque es uno de los mejores asistentes de Henry, el español aun no llega al nivel que mostró en sus últimos tres años con el Sevilla.

A su edad, Reyes carga sobre sus hombros seis temporadas en las ligas más competitivas del mundo, y es un jugador contrastado internacionalmente. Fue titular en 12 de los 13 partidos de su club durante la espectacular campaña que lo dejó en la final de la Liga de Campeones. El de Utrera representa una generación dorada dentro de las huestes españolas, cuyos talentos tendrá que explotar Aragonés. El buen desempeño de la selección en las categorías juveniles debe materializarse con la absoluta. En 1999, España consiguió el título mundial sub20 en Nigeria y, cuatro años después, llegó a la final del certamen en los Emiratos Árabes Unidos, y a la del mundial sub17 de Finlandia.

La figura y el goleador de este torneo fue el catalán Cesc Fábregas, la última gema incorporada a la selección por el Sabio de Hortaleza. La presencia de un joven de 19 años en la convocatoria clasificaría como una audacia, pero en el caso de Fábregas no hay tal. En 2004, Arsene Wenger, técnico Arsenal, se aseguró de convencer personalmente a la familia Fábregas de que Cesc estaría mejor bajo su tutela que en el sistema de inferiores del Barcelona. El volante se marchó de Cataluña en 2004, sin haber jugado ni un partido en primera. Dos años después, Cesc, el debutante más joven en la existencia del Arsenal, sobrepasa los 60 partidos en la Premiership. Cada vez que salta a una cancha los directivos del Barça se quieren morir. El catalán, originalmente un diez o un mediapunta, se ha adaptado a la perfección a la posición de cinco, donde su claridad y su clase han bastado para suplir la ausencia del antiguo capitán de los Gunners, Patrick Vieira. Con su convocatoria a la selección cumplió un anhelo de canterano: compartir equipo con dos referencias en su puesto, las razones por las que se fue del Barcelona, Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Con ellos en el plantel, se retrasaban los tiempos de su debut.

Xavi (26 años) se recuperó hace poco de la lesión de rodilla que sufrió en diciembre. Más de 200 partidos con el Barça y 35 con su selección lo avalan; Aragonés anunció desde un principio que esperaría al volante. Igual que Cesc, puede jugar en cualquiera de las dos líneas del centro, cerca de los delanteros o de los defensas, y las dos funciones las cumple a cabalidad. La efectividad de sus pases supera el 80%, una estadística impresionante si se tiene en cuenta que Xavi participa mucho del juego y que se arriesga bastante con pases entre líneas.

En 2003, Iniesta (22 años) fue el mejor jugador de su selección en el subtítulo mundial sub20, pero cuenta con poco recorrido con la absoluta, con la que debutó en mayo. Acaba de terminar su cuarta temporada en el Barcelona, y si en 2004–2005 hizo de revulsivo saliendo desde la banca, la temporada actual lo consagró. El de Fuentealbilla fue fundamental para el doblete (liga y Champions) de su club, retrasándose, como Xavi y Cesc en su momento, para ejercer de conexión entre la defensa y el ataque. Enfrentado a la responsabilidad de cumplir la función de Xavi, Iniesta demostró que era tan capaz de quitar un balón o marcar a un rival, como de desmadejar las defensas contrarias con sus pases interiores.

Dudas en el medio. Toda la presión es para Aragonés, que debe escoger a los mejores once entre tantas posibilidades. El país entero está enfrascado en una interminable polémica alrededor de la alineación titular del seleccionado. El técnico es un hombre de fútbol chapado a la antigua, y le ha mostrado el mismo respeto a Raúl González (28 años) que a Xavi. El niño mimado de la afición del Real Madrid es el goleador histórico de la Furia (42 goles en 94 partidos internacionales), en la que debutó a los 19 años, hace casi una década. El zurdo es el estandarte de su club y de su selección, el sucesor de Fernando Hierro, quien en su momento lo describió como “un Ferrari”.

La formidable trayectoria de delantero, que incluye doce temporadas en primera, cuatro ligas, dos Copas de Europa, y dos Intercontinentales, no lo libra de las críticas. Sus contradictores afirman que está acabado, algo que sus compañeros de selección califican como una falta de respeto. Las lesiones y la edad han hecho mella en el goleador, y sus números han caído dramáticamente. El carácter ganador y la entrega, sellos de la casa, ya no vienen acompañados de costaladas de goles. Ayer, Raúl convirtió por primera vez desde octubre, en el amistoso en que su selección venció a Egipto. Esta temporada marcó 5 goles en la liga, a pesar de disputar 26 partidos, y la anterior no fue nada mejor (9 goles en 32 encuentros de liga). Ante la pérdida de potencia y filo del capitán, parece que Aragonés planea ubicarlo detrás de los delanteros. Una decisión que le privaría de utilizar a Reyes, Cesc o al extremo derecho del Betis, Joaquín.

De no mediar una sorpresa, Fernando Torres (22 años), emblema del Atlético de Madrid, y el asturiano David Villa (24 años), goleador del Valencia, serán los delanteros titulares del once español. Torres ha brillado desde muy joven, y hace varios años los grandes equipos de Europa lo tienen en sus carpetas. El Niño ha decidido quedarse por ahora en el Aleti, aunque su desempeño en Alemania podría significar un traspaso millonario. Rápido, desequilibrante y ducho con el balón, el ariete colchonero suma 29 apariciones internacionales con España. Sus 9 goles, sin embargo, saben a poco para un jugador que se supone excepcional. Torres enfrentará el Mundial con la intención de refrendar las condiciones que en su momento mostró con las categorías juveniles de su selección.

Lejos de la atención que los medios han puesto sobre otros, David Villa llega a la cita mundialista luego de quemar etapas en la segunda división y en el Zaragoza. Ésta, su primera temporada en el Valencia, ha sido la mejor de su carrera deportiva. Con 25 anotaciones en 37 partidos, sólo Samuel Eto’o pudo superarlo en la tabla de goleadores de la liga. Recursivo, correlón y oportunista, con un temible remate de media distancia, el Guaje se hizo un lugar a la fuerza en el onceno de Aragonés.

El tapado. Si los grandes equipos necesitan grandes arqueros, España tiene la tarea hecha. Cuenta, quizás, con el mejor de todos. Iker Casillas (25 años), el arquero del Real Madrid, es otro de los niños prodigio de la selección española. Tenía 18 años cuando se paró por primera vez bajo los palos en el primer equipo merengue, luego de haber maravillado en sus años de formación, y nunca más se fue. Hoy supera los 230 partidos de liga, muchos de ellos con actuaciones memorables. En 2002, en la final de la Liga de Campeones, sustituyó al lesionado César para consagrarse entre los Héroes de Glasgow, que consiguieron la novena copa europea del Madrid.

Hay quienes afirman que Casillas no sabe salir, pero es como quejarse porque Ronaldo no cabecea bien. Es tan superior en las otras áreas que ese lunar se pasa por alto. Sólo sus intervenciones y las del brasilero han mantenido a flote a un desbarajustado Madrid. Si no fuera por ellos, el ridículo merengue hubiera sido peor.

El arquero, además, cuenta con una defensa solvente, en donde se destacan Charles Puyol (28 años), el capitán del Barcelona, y Sergio Ramos (20 años). El catalán es un jugador que cualquier equipo querría tener. Infatigable, ganador, disciplinado. Sabe que no tiene las calidades naturales de algunos de sus compañeros y lo ha compensado con un entrenamiento exigente y una mentalidad arrolladora. Da gusto verlo comiéndose a sus adversarios en el pique o por potencia, dejándose todo en cada instante. Ramos surgió de las inferiores del Sevilla, en donde escasamente disputó 38 partidos antes de que Florentino Pérez se lo llevara a Madrid. Como lateral derecho o como defensor central, el andaluz es una garantía en la zaga española.

Aragonés comanda una volquetada de grandes jugadores que, juntos, deberían conformar un gran equipo. España es el tapado.

Los demás. Ucrania y España son archifavoritos del grupo H, cualquier otro desenlace significaría una catástrofe. Túnez sería, en cualquier caso, el candidato para la hazaña. Campeón de la Copa Africana de Naciones en 2004, el equipo dirigido por Roger Lemerre llega al Mundial culminando un proceso iniciado en 2002. Con el primer título en el torneo continental para Túnez, el francés Lemerre encontró una revancha, luego de encabezar la debacle de los Bleus en Corea y Japón. Ahora es ídolo absoluto de los tunecinos.

El lateral derecho y capitán, Hatem Trabelsi (29 años), ficha segura en la titular de Lemerre, disputará su tercera fase final del Mundial. Ha jugado cinco temporadas en la liga holandesa, defendiendo los colores del Ajax. Con la selección acumula 56 partidos internacionales. El delantero Ziad Jaziri (27 años) y el brasilero nacionalizado Santos (27 años), son las referencias en el ataque tunecino.

Arabia Saudí coronará su cuarta participación consecutiva después de estrenarse en 1994, pero la fiesta para ahí. El brasilero Marcos Paquetá se hizo cargo de la selección a comienzos de año, y sus opciones son magras, con un plantel compuesto por jugadores de las ligas africanas o asiáticas. Un animador por excelencia para cerrar el grupo.

No es más. Pasado de revoluciones, como de costumbre. El viernes rueda la pelota en Alemania. La amargura por perderse la cita y la emoción por la fiesta más grande que conozca el planeta.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

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