Saturday, June 24, 2006

La guerra de los mundos

Se acabaron los preámbulos. A partir de hoy, el que pierde se va, el Mundial comienza de verdad. Hasta ahora, los partidos han servido para entrar en ambiente, para recordar que no existe un acontecimiento parecido en el calendario orbital. Cientos de millones de personas sin distinción de raza, clase, nacionalidad o culto palpitan al ritmo de los pases de la selecciones que se baten en suelo alemán.

Los colombianos conocimos el sabor, estuvimos en el baile, y lo desentrañamos de la memoria cada vez que suenan los himnos durante los actos protocolarios, cada vez que pasan las imágenes de las multitudinarias caravanas celebrando en los países clasificados. En el pasado nos tocó, ahora es el turno de otros (amargura, señores, que a veces me da), los dieciséis mejores del Mundial: un africano, uno de Oceanía, diez europeos y cuatro latinoamericanos.

El país anfitrión, de entrada, es el gran ganador de la primera ronda. Por primera vez después de su reunificación, Alemania se descubre ante el mundo. Una nación que ha aprendido a lidiar con su pasado, y que ha decidido enfrentar el futuro sin los muros que la flanquearon durante la posguerra.

La final de la Copa se disputará en el Olympiastadion de Berlín, construido para albergar los Olímpicos organizados por la Alemania Nazi. En su pista atlética, con el propio Fuhrer como testigo, Jesse Owens se pasó por la faja la basura aquella de la supremacía aria y se colgó cuatro medallas de oro. No se trata de olvidar, sino de aprender. En un presente en el que los nacionalismos se ciernen de nuevo sobre Europa, lo de Alemania es una lección de humanidad. Miles de corresponsales se han encontrado con una sociedad plural, diversa, con minorías integradas, harto diferente a la que sugieren los clichés.

La selección que la representa también ha cambiado. Juega a contrapelo de lo que la tradición indica. Jurgen Klinsmann, su entrenador, ha complementado el estilo directo, de pelotas largas que se peleaban en el aire, con uno más técnico, basado en la posesión del balón y su distribución criteriosa. De esta manera, el equipo se beneficia de la capacidad técnica de jugadores como Ballack, Poldolski, Scweinsteiger o Lahm.

La hinchada teutona, inicialmente escéptica, se enganchó con la agónica victoria sobre Polonia en primera ronda, luego de un partido vibrante y pleno de significado histórico. Las goleadas a Costa Rica y Ecuador demostraron que estábamos ante el equipo más ofensivo del certamen. Ninguna selección presiona como Alemania, con esa agresividad y esa constancia.

El partido de hoy contra Suecia resultó un mero trámite en el que Lucas Podolski y Mirsoslav Klose confirmaron su buen momento. Los polacos de nacimiento andan enchufados, juegan el uno para el otro, lejos del egoísmo característico de los delanteros.

Phillip Lahm, el lateral izquierdo, ha sido una de las revelaciones del torneo. Al jugar con el perfil cambiado, cuando engancha hacia adentro es capaz de hacer mucho daño. Así marcó ante Costa Rica uno de los goles más bellos de la Copa. Regateó a un rival y clavó una rosca en el ángulo del segundo palo. Hay que tener cuidado con sus remates y centros de derecha. Schweinsteiger también suele jugar por la izquierda, con el perfil cambiado y excelentes réditos para su equipo. Barcelona impuso la tendencia, escorando a Ronaldinho sobre la banda izquierda y a Giuly o Messi por la derecha. Hubo alaridos y llanto, pero el truco funcionó.

El desempeño de Michael Ballack en las fases definitivas es la clave para Alemania. El jugador del Chelsea trasegó la primera ronda a media máquina y si se pone a tono el futuro es largo para la Mannschaft. Su actuación frente a Suecia confirma que está jugando mejor, y cuando se encuentre con el gol (todavía no marcó) será fundamental.

Una verdad de a puño en los mundiales es que la historia se impone, no hay mucho margen para las sorpresas. El pez grande se come al chico. Los títulos se reparten entre los que ya tienen. Los anfitriones llegan a semifinales, y con frecuencia se quedan con la Copa. Aunque las sorpresas están bien ¿uno intuitivamente las desea¿, pueden arruinar un torneo. Nadie va a negar que las semifinales en 2002, con Turquía y Corea del Sur en plan de colados, nos hicieron extrañar a los gigantes caídos en el camino.

La lógica volvió a reinar en Alemania. Ningún histórico se quedó en la primera fase, lo que significa que veremos varios partidazos. Uno de ellos será entre los locales y los argentinos en cuartos de final. Los finalistas de los mundiales de 1986 y 1990 se sacarán chispas en un clásico de todos los tiempos. El vencedor estará, casi seguro, en Berlín el 9 de julio.

Argentina ha desplegado el fútbol más vistoso del campeonato. Hoy, México la puso contra las cuerdas, pero no alcanzó a darle la talla. Crespo, Saviola, Tévez y Messi pueden abrir un boquete en cualquier defensa, y Roberto Ayala ha estado imperial atrás.

La albiceleste era más de lo que Lavolpe y sus muchachos podían digerir. Una espléndida volea de zurda de Maxi Rodríguez decidió el partido en el segundo tiempo suplementario. Apeas fuera del área, por la zona derecha, el jugador del Atlético de Madrid recibió con el pecho un cambio de frente de Juampi Sorín y la empalmó sin que tocara el suelo. Oswaldo Sánchez voló pero no pudo evitar que la pelota se le colara por el segundo palo.

Si bien es cierto que Juan Román Riquelme, un enganche a la vieja usanza, no es el jugador rápido y directo que impone el ritmo del fútbol de clubes europeo, no lo es menos que el argentino se ha ganado un lugar entre los grandes jugadores de la actualidad. Su estilo cadencioso, cerebral y no físico, requiere, para brillar, que todo el equipo se construya alrededor suyo, y José Pekerman le ha seguido la corriente. Su apuesta, aunque arriesgada (no tanto: Riquelme fue campeón mundial sub20 con el mismo entrenador), es una reivindicación de la identidad del fútbol suramericano. Tocarla hasta volverla un poroto. Bajo la era de Marcelo Bielsa, Argentina intentó jugar a 'la europea' para vencer a las potencias; su fracaso significó una vuelta a las raíces, al potrero, de la mano de Pekerman y Riquelme.

La pelota en el piso, de hecho, se ha puesto de moda en el Mundial. La manera más eficiente de ahorrar energía, bajo el calor inclemente del verano, es a través de la posesión del balón. Los equipos que corren detrás de él se desgastan más rápido. Hasta Inglaterra se le ha apuntado al pase rasante, pero ha fallado clamorosamente en su cometido. A los de la isla les pudo la costumbre de lanzar centros a la olla, el estilo predominante en la Liga Premier. El calibre de jugadores como Gerrard, Lampard, o Rooney hacía pensar en el salto de calidad de la absoluta, pero hasta ahora Inglaterra ha decepcionado. ¿Por que el equipo no puede mantener la pelota? "Es una buena pregunta", respondió Sven Goran Erickson, "habría que hacérsela a los jugadores".

El sueco da la impresión de estar sucumbiendo ante la presión. Cualquier cosa distinta a una semifinal sería una tragedia para los inventores del fútbol. Después de la lesión de Michael Owen, el sueco depende más que nunca de lo que haga Wayne Rooney, el niño prodigio del Manchester recientemente recuperado de una fractura en el pie. Erickson convocó a cuatro delanteros, pero no contará con Theo Walcott, de 17 años, y quien ni siquiera ha debutado en primera. Su inclusión en la lista de 23, una temeridad, le puede costar caro al entrenador (ni siquiera Pelé debutó tan crudo en su selección), ya que su única opción real para acompañar o reemplazar a Rooney en el ataque es Peter Crouch, un gigantón de dos metros que no termina de convencer a sus compatriotas. Está claro que Crouch no es un delantero del calibre de Owen. Poca pólvora para un candidato a campeón del mundo.

Brasil, quizás su rival en semifinales (otro recomendado), si es que los ingleses llegan tan lejos, no tiene ese tipo de problemas. A juzgar por el tercer partido del grupo, ante Japón, algunos suplentes son, de hecho, mejores que los titulares. Mientras varios equipos (España, Argentina) decayeron en cuanto sus técnicos efectuaron sustituciones, con la Seleçao ocurrió al revés. Robinho, Cicinho, Juninho Pernambucano, Gilberto Silva y Gilberto le dieron a Brasil el fútbol que no mostró con Emerson, Roberto Carlos, Cafú, Ze Roberto y Adriano.

Japón se comió cuatro goles, dos por cuenta de Ronaldo. El delantero igualó al Bombardero Gerd Muller en lo más alto de la tabla de artilleros del Mundial. Ambos cuentan con 14 pepas, pero más temprano que tarde el Fenómeno picará en punta y dejará una marca para la posteridad. A pesar de la permanente polémica que lo rodea, cuya última versión corrió por cuenta del preparador físico nacional, quien reveló que R9 rondaba los 90,5 kilogramos (Panini lo registró con 82 kg), el carioca es el delantero más determinante del planeta. Ronaldinho se ha fijado como meta llenarlo de asistencias para convertirlo en la figura del torneo. Da la impresión de que le cumplirá. Y de que Brasil, grande entre grandes, seguirá su paso triunfal en mundiales.

Ghana, el único palo de la fase de grupos, será un buen termómetro para la Seleçao. Su técnico Ratomir Dujkobic hizo historia al clasificar al país (primíparo en la competencia) a octavos de final. República Checa, segunda en el escalafón FIFA, quedó en la cuneta por cuenta del aplastante ritmo de las Estrellas Negras. Vi el enfrentamiento entre ambos, que ganaron los africanos 2 por 0, y la verdad es que Nevdev y compañía fueron literalmente arrollados. Ghana falla seguido en la definición, pero de resto está sobrado de velocidad, de potencia y de fútbol. El partido ante Brasil en octavos es imperdible. El serbio Dujkovic afirmó que su plan de juego era ¿marcar tres goles¿.

Michael Essien ha sido el jugador más sobresaliente de la selección en lo que va del campeonato. Con Ghana, el volante participa en las dos fases del juego, la interrupción y la creación, mientras que en el Chelsea se dedica exclusivamente a picar piedras. El martes, contra los pentacampeones del mundo, el técnico deberá apañárselas sin él. De cualquier forma, lo tenía difícil.

Mi candidato para atravesársele a Brasil es España, al que probablemente enfrentará en cuartos. Francia será un escollo duro para La Furia (ojito al martes), pero el equipo de Raymond Domenech, el más viejo del torneo, no parece rival para atajarla. Luis Aragonés ha utilizado el sentido común para confeccionar su once, lo que le ha costado sentar a Raúl. Lo más probable es que el técnico repita ante los Bleus con los jugadores de los dos primeros partidos, que han estado excelentes. Cesc y Joaquín pelearán con el viejo capitán por los minutos que sobren o un eventual cupo entre los titulares.

España utiliza el sistema del Barcelona, 4-3-3 e intenta replicar, también, su estilo de posesión del balón y elaboración con pases en búsqueda de los espacios hacia el gol. Xavi Hernández, Xabi Alonso, Fernando Torres, y David Villa, además de los suplentes de lujo, son ideales para ese tipo de juego.

Me gustaría que Portugal le ganara a Holanda, pálida en la fase de grupos, y le repitiera la zancadilla a Inglaterra en cuartos. Scolari es mucho más técnico que Erickson. Figo, Deco, Ronaldo el malo y Simao pueden determinar desenlaces en cualquier momento, y su selección lució solvente en los primeros partidos.

Sobre Italia, su paso firme en un grupo difícil no ha bastado para captar la atención de los tifosi. Los estrados judiciales se dividen los titulares de la prensa con las noticias sobre la escuadra italiana en el Mundial. Se prevé que el fallo del proceso que se adelanta en las cortes contra la conspiración para manipular los resultados del Calcio se hará público el 9 de julio, el mismo día de la final de la Copa Mundo. Juventus tiene un pie en la B y otro en la C, y Milán podría acompañarlo en los socavones del fútbol italiano. La Vieja Señora perderá, por lo menos, los últimos dos títulos del calcio. De la lista de 23 jugadores seleccionados por Marcelo Lippi, 20 militan en las filas de los equipos investigados: Juventus, Milán, Lazio y Fiorentina. El escándalo es de proporciones mayúsculas, aunque por ahora ningún jugador ha sido acusado de participar en el fraude. Lippi fue llamado para atestiguar dentro del proceso, puesto que antes de manejar la selección estuvo a cargo de la Juventus.

Australia, contrincante italiano en octavos, es uno de los equipos más débiles de los dieciséis, y los cuartos le deparan uno por el estilo a los Azzurri. Entre Suiza y Ucrania, por mucho que se estiren, no hay un rival digno para la gente de Lippi. Apenas en semifinales se le complica el asunto a Italia, que para pasar deberá vencer al ganador de la llave entre Argentina y Alemania, y no creo que sea capaz.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo)

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