Saturday, June 24, 2006

La guerra de los mundos

Se acabaron los preámbulos. A partir de hoy, el que pierde se va, el Mundial comienza de verdad. Hasta ahora, los partidos han servido para entrar en ambiente, para recordar que no existe un acontecimiento parecido en el calendario orbital. Cientos de millones de personas sin distinción de raza, clase, nacionalidad o culto palpitan al ritmo de los pases de la selecciones que se baten en suelo alemán.

Los colombianos conocimos el sabor, estuvimos en el baile, y lo desentrañamos de la memoria cada vez que suenan los himnos durante los actos protocolarios, cada vez que pasan las imágenes de las multitudinarias caravanas celebrando en los países clasificados. En el pasado nos tocó, ahora es el turno de otros (amargura, señores, que a veces me da), los dieciséis mejores del Mundial: un africano, uno de Oceanía, diez europeos y cuatro latinoamericanos.

El país anfitrión, de entrada, es el gran ganador de la primera ronda. Por primera vez después de su reunificación, Alemania se descubre ante el mundo. Una nación que ha aprendido a lidiar con su pasado, y que ha decidido enfrentar el futuro sin los muros que la flanquearon durante la posguerra.

La final de la Copa se disputará en el Olympiastadion de Berlín, construido para albergar los Olímpicos organizados por la Alemania Nazi. En su pista atlética, con el propio Fuhrer como testigo, Jesse Owens se pasó por la faja la basura aquella de la supremacía aria y se colgó cuatro medallas de oro. No se trata de olvidar, sino de aprender. En un presente en el que los nacionalismos se ciernen de nuevo sobre Europa, lo de Alemania es una lección de humanidad. Miles de corresponsales se han encontrado con una sociedad plural, diversa, con minorías integradas, harto diferente a la que sugieren los clichés.

La selección que la representa también ha cambiado. Juega a contrapelo de lo que la tradición indica. Jurgen Klinsmann, su entrenador, ha complementado el estilo directo, de pelotas largas que se peleaban en el aire, con uno más técnico, basado en la posesión del balón y su distribución criteriosa. De esta manera, el equipo se beneficia de la capacidad técnica de jugadores como Ballack, Poldolski, Scweinsteiger o Lahm.

La hinchada teutona, inicialmente escéptica, se enganchó con la agónica victoria sobre Polonia en primera ronda, luego de un partido vibrante y pleno de significado histórico. Las goleadas a Costa Rica y Ecuador demostraron que estábamos ante el equipo más ofensivo del certamen. Ninguna selección presiona como Alemania, con esa agresividad y esa constancia.

El partido de hoy contra Suecia resultó un mero trámite en el que Lucas Podolski y Mirsoslav Klose confirmaron su buen momento. Los polacos de nacimiento andan enchufados, juegan el uno para el otro, lejos del egoísmo característico de los delanteros.

Phillip Lahm, el lateral izquierdo, ha sido una de las revelaciones del torneo. Al jugar con el perfil cambiado, cuando engancha hacia adentro es capaz de hacer mucho daño. Así marcó ante Costa Rica uno de los goles más bellos de la Copa. Regateó a un rival y clavó una rosca en el ángulo del segundo palo. Hay que tener cuidado con sus remates y centros de derecha. Schweinsteiger también suele jugar por la izquierda, con el perfil cambiado y excelentes réditos para su equipo. Barcelona impuso la tendencia, escorando a Ronaldinho sobre la banda izquierda y a Giuly o Messi por la derecha. Hubo alaridos y llanto, pero el truco funcionó.

El desempeño de Michael Ballack en las fases definitivas es la clave para Alemania. El jugador del Chelsea trasegó la primera ronda a media máquina y si se pone a tono el futuro es largo para la Mannschaft. Su actuación frente a Suecia confirma que está jugando mejor, y cuando se encuentre con el gol (todavía no marcó) será fundamental.

Una verdad de a puño en los mundiales es que la historia se impone, no hay mucho margen para las sorpresas. El pez grande se come al chico. Los títulos se reparten entre los que ya tienen. Los anfitriones llegan a semifinales, y con frecuencia se quedan con la Copa. Aunque las sorpresas están bien ¿uno intuitivamente las desea¿, pueden arruinar un torneo. Nadie va a negar que las semifinales en 2002, con Turquía y Corea del Sur en plan de colados, nos hicieron extrañar a los gigantes caídos en el camino.

La lógica volvió a reinar en Alemania. Ningún histórico se quedó en la primera fase, lo que significa que veremos varios partidazos. Uno de ellos será entre los locales y los argentinos en cuartos de final. Los finalistas de los mundiales de 1986 y 1990 se sacarán chispas en un clásico de todos los tiempos. El vencedor estará, casi seguro, en Berlín el 9 de julio.

Argentina ha desplegado el fútbol más vistoso del campeonato. Hoy, México la puso contra las cuerdas, pero no alcanzó a darle la talla. Crespo, Saviola, Tévez y Messi pueden abrir un boquete en cualquier defensa, y Roberto Ayala ha estado imperial atrás.

La albiceleste era más de lo que Lavolpe y sus muchachos podían digerir. Una espléndida volea de zurda de Maxi Rodríguez decidió el partido en el segundo tiempo suplementario. Apeas fuera del área, por la zona derecha, el jugador del Atlético de Madrid recibió con el pecho un cambio de frente de Juampi Sorín y la empalmó sin que tocara el suelo. Oswaldo Sánchez voló pero no pudo evitar que la pelota se le colara por el segundo palo.

Si bien es cierto que Juan Román Riquelme, un enganche a la vieja usanza, no es el jugador rápido y directo que impone el ritmo del fútbol de clubes europeo, no lo es menos que el argentino se ha ganado un lugar entre los grandes jugadores de la actualidad. Su estilo cadencioso, cerebral y no físico, requiere, para brillar, que todo el equipo se construya alrededor suyo, y José Pekerman le ha seguido la corriente. Su apuesta, aunque arriesgada (no tanto: Riquelme fue campeón mundial sub20 con el mismo entrenador), es una reivindicación de la identidad del fútbol suramericano. Tocarla hasta volverla un poroto. Bajo la era de Marcelo Bielsa, Argentina intentó jugar a 'la europea' para vencer a las potencias; su fracaso significó una vuelta a las raíces, al potrero, de la mano de Pekerman y Riquelme.

La pelota en el piso, de hecho, se ha puesto de moda en el Mundial. La manera más eficiente de ahorrar energía, bajo el calor inclemente del verano, es a través de la posesión del balón. Los equipos que corren detrás de él se desgastan más rápido. Hasta Inglaterra se le ha apuntado al pase rasante, pero ha fallado clamorosamente en su cometido. A los de la isla les pudo la costumbre de lanzar centros a la olla, el estilo predominante en la Liga Premier. El calibre de jugadores como Gerrard, Lampard, o Rooney hacía pensar en el salto de calidad de la absoluta, pero hasta ahora Inglaterra ha decepcionado. ¿Por que el equipo no puede mantener la pelota? "Es una buena pregunta", respondió Sven Goran Erickson, "habría que hacérsela a los jugadores".

El sueco da la impresión de estar sucumbiendo ante la presión. Cualquier cosa distinta a una semifinal sería una tragedia para los inventores del fútbol. Después de la lesión de Michael Owen, el sueco depende más que nunca de lo que haga Wayne Rooney, el niño prodigio del Manchester recientemente recuperado de una fractura en el pie. Erickson convocó a cuatro delanteros, pero no contará con Theo Walcott, de 17 años, y quien ni siquiera ha debutado en primera. Su inclusión en la lista de 23, una temeridad, le puede costar caro al entrenador (ni siquiera Pelé debutó tan crudo en su selección), ya que su única opción real para acompañar o reemplazar a Rooney en el ataque es Peter Crouch, un gigantón de dos metros que no termina de convencer a sus compatriotas. Está claro que Crouch no es un delantero del calibre de Owen. Poca pólvora para un candidato a campeón del mundo.

Brasil, quizás su rival en semifinales (otro recomendado), si es que los ingleses llegan tan lejos, no tiene ese tipo de problemas. A juzgar por el tercer partido del grupo, ante Japón, algunos suplentes son, de hecho, mejores que los titulares. Mientras varios equipos (España, Argentina) decayeron en cuanto sus técnicos efectuaron sustituciones, con la Seleçao ocurrió al revés. Robinho, Cicinho, Juninho Pernambucano, Gilberto Silva y Gilberto le dieron a Brasil el fútbol que no mostró con Emerson, Roberto Carlos, Cafú, Ze Roberto y Adriano.

Japón se comió cuatro goles, dos por cuenta de Ronaldo. El delantero igualó al Bombardero Gerd Muller en lo más alto de la tabla de artilleros del Mundial. Ambos cuentan con 14 pepas, pero más temprano que tarde el Fenómeno picará en punta y dejará una marca para la posteridad. A pesar de la permanente polémica que lo rodea, cuya última versión corrió por cuenta del preparador físico nacional, quien reveló que R9 rondaba los 90,5 kilogramos (Panini lo registró con 82 kg), el carioca es el delantero más determinante del planeta. Ronaldinho se ha fijado como meta llenarlo de asistencias para convertirlo en la figura del torneo. Da la impresión de que le cumplirá. Y de que Brasil, grande entre grandes, seguirá su paso triunfal en mundiales.

Ghana, el único palo de la fase de grupos, será un buen termómetro para la Seleçao. Su técnico Ratomir Dujkobic hizo historia al clasificar al país (primíparo en la competencia) a octavos de final. República Checa, segunda en el escalafón FIFA, quedó en la cuneta por cuenta del aplastante ritmo de las Estrellas Negras. Vi el enfrentamiento entre ambos, que ganaron los africanos 2 por 0, y la verdad es que Nevdev y compañía fueron literalmente arrollados. Ghana falla seguido en la definición, pero de resto está sobrado de velocidad, de potencia y de fútbol. El partido ante Brasil en octavos es imperdible. El serbio Dujkovic afirmó que su plan de juego era ¿marcar tres goles¿.

Michael Essien ha sido el jugador más sobresaliente de la selección en lo que va del campeonato. Con Ghana, el volante participa en las dos fases del juego, la interrupción y la creación, mientras que en el Chelsea se dedica exclusivamente a picar piedras. El martes, contra los pentacampeones del mundo, el técnico deberá apañárselas sin él. De cualquier forma, lo tenía difícil.

Mi candidato para atravesársele a Brasil es España, al que probablemente enfrentará en cuartos. Francia será un escollo duro para La Furia (ojito al martes), pero el equipo de Raymond Domenech, el más viejo del torneo, no parece rival para atajarla. Luis Aragonés ha utilizado el sentido común para confeccionar su once, lo que le ha costado sentar a Raúl. Lo más probable es que el técnico repita ante los Bleus con los jugadores de los dos primeros partidos, que han estado excelentes. Cesc y Joaquín pelearán con el viejo capitán por los minutos que sobren o un eventual cupo entre los titulares.

España utiliza el sistema del Barcelona, 4-3-3 e intenta replicar, también, su estilo de posesión del balón y elaboración con pases en búsqueda de los espacios hacia el gol. Xavi Hernández, Xabi Alonso, Fernando Torres, y David Villa, además de los suplentes de lujo, son ideales para ese tipo de juego.

Me gustaría que Portugal le ganara a Holanda, pálida en la fase de grupos, y le repitiera la zancadilla a Inglaterra en cuartos. Scolari es mucho más técnico que Erickson. Figo, Deco, Ronaldo el malo y Simao pueden determinar desenlaces en cualquier momento, y su selección lució solvente en los primeros partidos.

Sobre Italia, su paso firme en un grupo difícil no ha bastado para captar la atención de los tifosi. Los estrados judiciales se dividen los titulares de la prensa con las noticias sobre la escuadra italiana en el Mundial. Se prevé que el fallo del proceso que se adelanta en las cortes contra la conspiración para manipular los resultados del Calcio se hará público el 9 de julio, el mismo día de la final de la Copa Mundo. Juventus tiene un pie en la B y otro en la C, y Milán podría acompañarlo en los socavones del fútbol italiano. La Vieja Señora perderá, por lo menos, los últimos dos títulos del calcio. De la lista de 23 jugadores seleccionados por Marcelo Lippi, 20 militan en las filas de los equipos investigados: Juventus, Milán, Lazio y Fiorentina. El escándalo es de proporciones mayúsculas, aunque por ahora ningún jugador ha sido acusado de participar en el fraude. Lippi fue llamado para atestiguar dentro del proceso, puesto que antes de manejar la selección estuvo a cargo de la Juventus.

Australia, contrincante italiano en octavos, es uno de los equipos más débiles de los dieciséis, y los cuartos le deparan uno por el estilo a los Azzurri. Entre Suiza y Ucrania, por mucho que se estiren, no hay un rival digno para la gente de Lippi. Apenas en semifinales se le complica el asunto a Italia, que para pasar deberá vencer al ganador de la llave entre Argentina y Alemania, y no creo que sea capaz.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo)

Thursday, June 22, 2006

El gen perdedor viene de España

Una cosa que quedó clarísima después de los octavos de final es que nuestra vocación por la derrota se la heredamos a la madre patria. Reynaldo hace lo que puede porque lo que natura da es poco. España era favorito en el enfrentamiento contra Francia y se desinfló igual que un globo. ¿Les suena el coro? Se ha regresado entre lamentos, y señalamientos de que ya ni siquiera alcanzan a llegar a cuartos de final. Lo peor fue que se habían animado en la península. La culpa de la enésima gran derrota no es de Raúl, ni del técnico, sino de la inexplicable inclinación de los españoles a morder el polvo.

Alemania 2 – Suecia 0: Asusta
Los de Klinsmann liquidaron el partido con la precisión de un torero en faena. Alemania, creo, es el equipo que más miedo mete. Salieron a devorarse a sus rivales y nada se los impidió.

Argentina 1 – México 0: Que se abran los argentinos
En primera ronda demostró que sabía jugar. La lección en octavos es que también sabe sufrir. Parece que la selección Argentina tiene lo que necesita un campeón. Quiero que pierda, porque los argentinos le han hecho el fo a Colombia varias veces. La plantada en la Copa América. La confesión de Burgos luego del Uruguay–Argentina en Montevideo, en la última fecha de las eliminatorias para Corea y Japón. “Si Colombia marcaba otro gol, yo me dejaba meter uno”. Los dos equipos jugaron para atrás. No se me olvida nunca. Para rematar, cuatro años después, el clásico del Río de la Plata fue ultrajado en su dignida nuevamente. Argentinos y uruguayos repitieron el bailoteo inofensivo. Ya sé que Colombia se sacó sola del Mundial, pero nunca contó con la simpatía de una nación que nosotros, en cambio, idolatramos.

Inglaterra 1 – Ecuador 0: Si Beckham es el mejor
El Spice Boy se acordó de marcar y con un cobro de falta salió de Ecuador. Hasta ahora, la participación del siete en las anotaciones de Inglaterra da para pensar que es el figurón del equipo. Ese es el problema para los Tres Leones. Al Madrid le ocurrió algo similar en la temporada pasada. Con un Ronaldo abrumado por las lesiones, la calidad de la derecha del inglés fue la mejor garantía de los merengues en el ataque. Aparte de que es lindo, el problema con Becks es que tiene una virtud demasiado específica. Su derecha era letal en su juventud, cuando podía acompañarla de velocidad en sus proyecciones por la banda, pero con los años se ha quedado sola, vale apenas para las pelotas quietas. El volante sigue corriendo lo que puede, pero con frecuencia lo supera su fama de jugador normal. Cuando lo están rodeando Gerrard, Lampard, o Rooney, el rubio no puede ser el mejor.

Portugal 1 – Holanda 0: Figo no es Jesucristo
Una batalla campal, a la usanza de nuestra querida Copa Libertadores. La comparación fue sugerida por el propio Felipao, durante su balance del juego. El Mundial necesitaba un partido así, áspero, en el que se midiera la determinación y la capacidad para jugar al límite de ambos contendores. Portugal se parece a su técnico y eso es bueno. Además está Figo, un monstruo. Casi me hizo olvidar que se vendió al Madrid. Le preguntaron a Scolari sobre el cabezazo que el capitán le propinó a un holandés que lo había cosido a patadas. “Jesucristo hubiera puesto la otra mejilla, pero Luis Figo no es Jesucristo”.

Italia 1 – Australia 0: Vergüenza

Brasil 3 – Gana 0: Rebelión
En las calles de Accra, la capital ghanesa, los hinchas salieron a celebrar. Acababan de caer contra el campeón del mundo y, una vez más, se instalaron en el sentimiento de que los africanos nunca podrán reinar en un negocio controlado por blancos, aunque probablemente lo merezcan. Una mezcla de orgullo, frustración, impotencia y rabia, que en estas latitudes conocemos muy bien. El fútbol, sin embargo, es uno de los pocos escenarios en el que el pobre ocasionalmente vence al rico, en el que el hambre conduce a la gloria.

Cuando hay que ganarle al equipo contrario, al ábritro, a las corbatas de la FIFA y del fútbol que se reparten la torta a zarpazos, es completamente legítima la picardía. Ahí es cuando vale la mano de Dios. Ghana tendrá que aprender que, llegado el caso, deberá robarse lo que le quieren negar y le pertenece por derecho propio.

Francia 3 – España 1: Los vejetes le ponen guaguancó
Le hice fuerza a la Furia Roja, con la tristeza de no ver más a Zidane. Porfiado yo y porfiados quienes pensaban que el maestro estaba acabado. El bueno de Zizou reía como nunca lo ha hecho, abrazado a su compadre Barthez, mientras salía del campo. “Este es un recuerdo para el pueblo de Francia”, declaró en la zona de prensa. Y para todos nosotros. El diez ha dado un golpe en la mesa, y el mundo le escucha ahora. ¿Tendrá algo que decir frente a Brasil?

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

Tuesday, June 06, 2006

Grupo H, el tapado

España, Ucrania, Túnez y Arabia Saudí. El último repaso previo al Mundial. Un reconocimiento para León, que fue el de la idea. Falta una semana, gente. En la letra escarlata seguiremos de cerca los acontecimientos del torneo.

Te has conseguido una leyenda. El 24 de abril de 1986 falló el reactor 4 de la planta nuclear de Chernobyl, Ucrania. Un error en los procedimientos de seguridad inició una reacción en cadena que desembocó en la peor tragedia nuclear de la historia. La explosión produjo una bola de fuego que destrozo la inmensa tapa de concreto y metal del reactor, causando la muerte de más de 30 personas en el acto. Al amanecer del día siguiente, Mikhail Gorbachev, secretario general del partido comunista, regente de la Unión Soviética, anunciaba al mundo: “por primera vez confrontamos la fuerza real de la energía nuclear, fuera de control”.

Para escapar del manto letal extendiéndose a través de los cielos, 135 mil personas tuvieron que ser evacuadas. Por ese entonces, Sheva vivía en los suburbios de Kiev, la capital. El niño de nueve años, hijo de una contadora y un militar, huyó con su familia hacia las costas del Mar Negro.

Era otro mundo. Sheva ya formaba parte de las divisiones inferiores del Dynamo de Kiev, y soñaba con emular al ídolo nacional, su héroe particular, Oleg Blokhin. El crack del Dynamo había escrito las mejores páginas del fútbol de Ucrania, consagrándose campeón de la recopa europea en 1975, año en que France Football le otorgó el mítico Balón de Oro. Quién hubiera imaginado que el futuro le depararía mayores glorias al talentoso Sheva. Ciertamente en la primavera de 1985 no parecía de esa manera, pero el niño había nacido en el momento adecuado.

Bajo la égida de la Unión Soviética, Blokhin jamás pudo pasar de Ucrania hacia los clubes poderoso del continente. El gobierno se quedaba con los dividendos económicos de sus gestas deportivas. Convirtió 211 goles jugando para el Dynamo, pero nunca tuvo la oportunidad de enfundarse los colores de su país. El delantero marcó 42 goles en más de 100 partidos con la casaca de la desaparecida Unión Soviética, representante oficial de las ‘repúblicas’ en los torneos entre selecciones nacionales. Era otro mundo. Este verano, con 53 años, Blokhin dirigirá a Ucrania en su primera participación en la fase final de la Copa Mundo. “Me tildaron de loco cuando dije que iba a clasificar a Ucrania al Mundial. Ahora creo que somos capaces de ganarlo”. Uno se imagina que tanta confianza descansa, en parte, en el último fichaje del Chelsea inglés, Andriy Shevchenko (29 años), emblema y capitán de la selección.

Muy temprano, la calidad de Sheva llamó la atención del legendario entrenador del Dynamo, Valeriy Lobanovsky. Éste lo hizo debutar en la primera a los 17 años, en la temporada 1994–1995, la primera de las cinco que militó en el Dynamo. En cada una de ellas el equipo de Kiev se consagró campeón nacional.

Lobanovsky fue un revolucionario del fútbol; modernizó los sistemas de entrenamiento, introdujo los computadores y los psicólogos a los vestuarios. Sus métodos, sus innovaciones y su sagacidad, condujeron al Dynamo al dominio absoluto sobre el fútbol ucraniano. Shevechenko tuvo suerte de pasar sus años de formación en las manos de Lobanovsky: el delantero complementó sus fenomenales instinto y capacidad para definir con el conocimiento técnico y los entrenamientos específicos del meticuloso director técnico. Además del Dynamo, Lobanovsky estuvo a cargo de la selección nacional en los primeros años de la independencia de Ucrania. En 1994, con 18 años, Shevchenko jugaba su primer partido con la absoluta.

Para 1998, Lobanovsky había montado una banda brava en el Dynamo. La habilidad, rapidez y contundencia de Sheva se complementaban a la perfección con la visión de juego y solvencia de Sherhiy Rebrov (31 años), su más antiguo compañero de selección. El equipo se apoyaba en un sistema ordenado, trabajado hasta el cansancio, y en los destellos de esta pareja. Las pequeñas sociedades sobre las que se suele discurrir. En la Liga de Campenones 1997–1998, Shevchenko apabulló al Camp Nou con tres goles en la visita del Dynamo al Barça. Al año siguiente le repitió la dosis al Madrid en el Bernabeu. El Dynamo sería eliminado en las semifinales, pero a nadie le quedaba ninguna duda sobre la categoría del equipo ni la clase de su delantero estrella.

El AC Milán se impuso al Arsenal en la puja por hacerse a los servicios de la sensación del verano del 99. Existía alguna inquietud acerca de la capacidad del ucraniano para adaptarse a las condiciones de una liga de primer nivel como el Calcio, sobre todo viniendo del este, pero Sheva marcó 24 goles en su primera temporada con los Rossoneri, convirtiéndose en el Capocannonieri de la tortuosa Serie A. Desde entonces, sólo unas cuantas lesiones han alejado a la fiera del gol.

Capaz de jugar sólo en la punta o como segundo o tercer delantero, de convertir con la zurda, la derecha o la cabeza, el siete se llenó de medallas en Milán, entre ellas una Liga de Campeones en 2003 y una liga italiana en 2004, probablemente el mejor año de su carrera. Aquella temporada, Sheva se consagró por segunda vez máximo goleador del Calcio con 24 anotaciones, lideró su equipo al Scudetto, y fue galardonado con el Balón de Oro, el segundo para un ucraniano desde que France Football lo comenzara a entregar en 1956. Coronado en París, el crack emulaba Blokhin, su ídolo infantil.

Al cabo de siete temporadas, Shevchenko marcó 127 goles en 208 partidos, erigiéndose como el segundo goleador en la historia del AC Milán. Pocos jugadores se han identificado tan profundamente con el alma del club. Silvio Berlusconi, su propietario, es amigo personal del jugador y fue su padrino de bodas. Ni siquiera el poderoso hombre de los medios italianos pudo persuadirlo para que se quedara en la Bota. Sheva se va de la ciudad que le dio la gloria, de uno de los mejores clubes del mundo, con un contrato en vigor hasta 2009 y una renovación espectacular esperando su firma, ¿por qué?

Los dedos apuntan a Krinsten Pazik, la modelo gringa con la que el jugador se casó hace un año. Shevchenko arguyó “motivos familiares” para dejar Milán. La pareja, se especula, desea criar a sus hijos en un país angloparlante. Vale, vale; pero algo tendrá que ver el interés del Chelsea, y en particular de su propietario, el ruso Roman Abramovich, quien lo considera el mejor jugador del planeta. Abramovich se enriqueció repentinamente merced a las reformas liberales que irrumpieron en la antigua Unión Soviética tras su colapso, las mismas que le permitieron a Sheva dejar Kiev rumbo a Italia. El taicún es el dueño de la segunda petrolera rusa, y de una de las fortunas más prominentes de Europa, y no ha tenido reparos de ninguna clase para que hacer del Chelsea un equipo ganador. Desde que desembarcó en Londres, en 2003, ha gastado algo más de 400 millones de euros para transformar al modesto club londinense en una dinastía continental.

Hace un par de días, el ruso se pudo dar el gusto de fichar a Shevchenko, a un costo aproximado de 45 millones de euros, la transferencia más alta pagada jamás por un equipo inglés, la sexta en el mundo. Obsesionado con ganar la Champions, el magnate apuesta por el espeluznante promedio anotador del delantero en la competición, 53 goles en 94 encuentros. No existe un goleador que se compare con sus registros en los últimos cinco años. Por eso, Abramovich le ha confeccionado un contrato a su medida: cerca de 150 mil euros por semana durante cuatro años. “Te has conseguido una leyenda”, fue el mensaje de los Ultras milanistas para el mecenas, “trátalo bien y te hará feliz”.

Ucrania y Brokhin dependen de lo que pueda hacer el delantero, que suma 28 anotaciones en 63 apariciones internacionales con su selección. El 14 de junio, ante España, Sheva cumplirá un sueño más, liderar a Ucrania en un partido mundialista. Su país (aquí la lista) tiene un lugar casi asegurado en octavos, y podría atravesársele en el primer lugar al favorito, España.

Niños prodigio. Desde 1974, en Alemania, la Furia viene acudiendo regularmente a la cita mundialista. El excelente nivel de la liga española, la calidad de sus jugadores, y la presencia de un puñado de fuera de series, han suscitado grandes expectativas sobre la selección nacional, que han chocado una vez tras otra contra la realidad. España nunca ha conseguido pasar de los cuartos de final.

El madrileño Luis Aragonés (67 años), delantero del Atlético en sus años mozos, recibió el encargo de acabar con la mufa en Alemania. La labor del Sabio de Hortaleza, además de escoger a los 23 convocados y los 11 titulares, algo para nada evidente, consiste en mentalizar a sus hombres para la oportunidad que se les acerca, y brindarles la confianza para encararla sin mareos. Aragonés es un hombre polémico, de temperamento explosivo y reconocidas dotes de motivador. En octubre de 2004 desató un debate internacional cuando las cámaras lo atraparon mandándole un recadito a Thierry Henry vía José Antonio Reyes, en un entrenamiento previo a un amistoso contra la selección inglesa. “Dile a ese negro de mierda que eres el mejor. Díselo de mi parte: eres el mejor”, le espetó Aragonés.

Uno asume que Reyes (22 años), compañero de Tití en el Arsenal desde hace tres temporadas, no le transmitió el mensaje al francés. Racismo e insultos aparte, el técnico tenía un razón: Reyes posee una zurda letal, capaz del regate elegante, del lanzamiento al arco o del pase gol. El andaluz se formó en la cantera del Sevilla, club en el que debutó con 17 años. Jugando como extremo izquierdo, o incluso como segundo delantero, Reyes cautivó a los servicios técnicos del Arsenal, que aposto fuerte por él, adelantándosele al Madrid, que lo deseaba. La adaptación al fútbol inglés ha sido ardua. Aunque es uno de los mejores asistentes de Henry, el español aun no llega al nivel que mostró en sus últimos tres años con el Sevilla.

A su edad, Reyes carga sobre sus hombros seis temporadas en las ligas más competitivas del mundo, y es un jugador contrastado internacionalmente. Fue titular en 12 de los 13 partidos de su club durante la espectacular campaña que lo dejó en la final de la Liga de Campeones. El de Utrera representa una generación dorada dentro de las huestes españolas, cuyos talentos tendrá que explotar Aragonés. El buen desempeño de la selección en las categorías juveniles debe materializarse con la absoluta. En 1999, España consiguió el título mundial sub20 en Nigeria y, cuatro años después, llegó a la final del certamen en los Emiratos Árabes Unidos, y a la del mundial sub17 de Finlandia.

La figura y el goleador de este torneo fue el catalán Cesc Fábregas, la última gema incorporada a la selección por el Sabio de Hortaleza. La presencia de un joven de 19 años en la convocatoria clasificaría como una audacia, pero en el caso de Fábregas no hay tal. En 2004, Arsene Wenger, técnico Arsenal, se aseguró de convencer personalmente a la familia Fábregas de que Cesc estaría mejor bajo su tutela que en el sistema de inferiores del Barcelona. El volante se marchó de Cataluña en 2004, sin haber jugado ni un partido en primera. Dos años después, Cesc, el debutante más joven en la existencia del Arsenal, sobrepasa los 60 partidos en la Premiership. Cada vez que salta a una cancha los directivos del Barça se quieren morir. El catalán, originalmente un diez o un mediapunta, se ha adaptado a la perfección a la posición de cinco, donde su claridad y su clase han bastado para suplir la ausencia del antiguo capitán de los Gunners, Patrick Vieira. Con su convocatoria a la selección cumplió un anhelo de canterano: compartir equipo con dos referencias en su puesto, las razones por las que se fue del Barcelona, Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Con ellos en el plantel, se retrasaban los tiempos de su debut.

Xavi (26 años) se recuperó hace poco de la lesión de rodilla que sufrió en diciembre. Más de 200 partidos con el Barça y 35 con su selección lo avalan; Aragonés anunció desde un principio que esperaría al volante. Igual que Cesc, puede jugar en cualquiera de las dos líneas del centro, cerca de los delanteros o de los defensas, y las dos funciones las cumple a cabalidad. La efectividad de sus pases supera el 80%, una estadística impresionante si se tiene en cuenta que Xavi participa mucho del juego y que se arriesga bastante con pases entre líneas.

En 2003, Iniesta (22 años) fue el mejor jugador de su selección en el subtítulo mundial sub20, pero cuenta con poco recorrido con la absoluta, con la que debutó en mayo. Acaba de terminar su cuarta temporada en el Barcelona, y si en 2004–2005 hizo de revulsivo saliendo desde la banca, la temporada actual lo consagró. El de Fuentealbilla fue fundamental para el doblete (liga y Champions) de su club, retrasándose, como Xavi y Cesc en su momento, para ejercer de conexión entre la defensa y el ataque. Enfrentado a la responsabilidad de cumplir la función de Xavi, Iniesta demostró que era tan capaz de quitar un balón o marcar a un rival, como de desmadejar las defensas contrarias con sus pases interiores.

Dudas en el medio. Toda la presión es para Aragonés, que debe escoger a los mejores once entre tantas posibilidades. El país entero está enfrascado en una interminable polémica alrededor de la alineación titular del seleccionado. El técnico es un hombre de fútbol chapado a la antigua, y le ha mostrado el mismo respeto a Raúl González (28 años) que a Xavi. El niño mimado de la afición del Real Madrid es el goleador histórico de la Furia (42 goles en 94 partidos internacionales), en la que debutó a los 19 años, hace casi una década. El zurdo es el estandarte de su club y de su selección, el sucesor de Fernando Hierro, quien en su momento lo describió como “un Ferrari”.

La formidable trayectoria de delantero, que incluye doce temporadas en primera, cuatro ligas, dos Copas de Europa, y dos Intercontinentales, no lo libra de las críticas. Sus contradictores afirman que está acabado, algo que sus compañeros de selección califican como una falta de respeto. Las lesiones y la edad han hecho mella en el goleador, y sus números han caído dramáticamente. El carácter ganador y la entrega, sellos de la casa, ya no vienen acompañados de costaladas de goles. Ayer, Raúl convirtió por primera vez desde octubre, en el amistoso en que su selección venció a Egipto. Esta temporada marcó 5 goles en la liga, a pesar de disputar 26 partidos, y la anterior no fue nada mejor (9 goles en 32 encuentros de liga). Ante la pérdida de potencia y filo del capitán, parece que Aragonés planea ubicarlo detrás de los delanteros. Una decisión que le privaría de utilizar a Reyes, Cesc o al extremo derecho del Betis, Joaquín.

De no mediar una sorpresa, Fernando Torres (22 años), emblema del Atlético de Madrid, y el asturiano David Villa (24 años), goleador del Valencia, serán los delanteros titulares del once español. Torres ha brillado desde muy joven, y hace varios años los grandes equipos de Europa lo tienen en sus carpetas. El Niño ha decidido quedarse por ahora en el Aleti, aunque su desempeño en Alemania podría significar un traspaso millonario. Rápido, desequilibrante y ducho con el balón, el ariete colchonero suma 29 apariciones internacionales con España. Sus 9 goles, sin embargo, saben a poco para un jugador que se supone excepcional. Torres enfrentará el Mundial con la intención de refrendar las condiciones que en su momento mostró con las categorías juveniles de su selección.

Lejos de la atención que los medios han puesto sobre otros, David Villa llega a la cita mundialista luego de quemar etapas en la segunda división y en el Zaragoza. Ésta, su primera temporada en el Valencia, ha sido la mejor de su carrera deportiva. Con 25 anotaciones en 37 partidos, sólo Samuel Eto’o pudo superarlo en la tabla de goleadores de la liga. Recursivo, correlón y oportunista, con un temible remate de media distancia, el Guaje se hizo un lugar a la fuerza en el onceno de Aragonés.

El tapado. Si los grandes equipos necesitan grandes arqueros, España tiene la tarea hecha. Cuenta, quizás, con el mejor de todos. Iker Casillas (25 años), el arquero del Real Madrid, es otro de los niños prodigio de la selección española. Tenía 18 años cuando se paró por primera vez bajo los palos en el primer equipo merengue, luego de haber maravillado en sus años de formación, y nunca más se fue. Hoy supera los 230 partidos de liga, muchos de ellos con actuaciones memorables. En 2002, en la final de la Liga de Campeones, sustituyó al lesionado César para consagrarse entre los Héroes de Glasgow, que consiguieron la novena copa europea del Madrid.

Hay quienes afirman que Casillas no sabe salir, pero es como quejarse porque Ronaldo no cabecea bien. Es tan superior en las otras áreas que ese lunar se pasa por alto. Sólo sus intervenciones y las del brasilero han mantenido a flote a un desbarajustado Madrid. Si no fuera por ellos, el ridículo merengue hubiera sido peor.

El arquero, además, cuenta con una defensa solvente, en donde se destacan Charles Puyol (28 años), el capitán del Barcelona, y Sergio Ramos (20 años). El catalán es un jugador que cualquier equipo querría tener. Infatigable, ganador, disciplinado. Sabe que no tiene las calidades naturales de algunos de sus compañeros y lo ha compensado con un entrenamiento exigente y una mentalidad arrolladora. Da gusto verlo comiéndose a sus adversarios en el pique o por potencia, dejándose todo en cada instante. Ramos surgió de las inferiores del Sevilla, en donde escasamente disputó 38 partidos antes de que Florentino Pérez se lo llevara a Madrid. Como lateral derecho o como defensor central, el andaluz es una garantía en la zaga española.

Aragonés comanda una volquetada de grandes jugadores que, juntos, deberían conformar un gran equipo. España es el tapado.

Los demás. Ucrania y España son archifavoritos del grupo H, cualquier otro desenlace significaría una catástrofe. Túnez sería, en cualquier caso, el candidato para la hazaña. Campeón de la Copa Africana de Naciones en 2004, el equipo dirigido por Roger Lemerre llega al Mundial culminando un proceso iniciado en 2002. Con el primer título en el torneo continental para Túnez, el francés Lemerre encontró una revancha, luego de encabezar la debacle de los Bleus en Corea y Japón. Ahora es ídolo absoluto de los tunecinos.

El lateral derecho y capitán, Hatem Trabelsi (29 años), ficha segura en la titular de Lemerre, disputará su tercera fase final del Mundial. Ha jugado cinco temporadas en la liga holandesa, defendiendo los colores del Ajax. Con la selección acumula 56 partidos internacionales. El delantero Ziad Jaziri (27 años) y el brasilero nacionalizado Santos (27 años), son las referencias en el ataque tunecino.

Arabia Saudí coronará su cuarta participación consecutiva después de estrenarse en 1994, pero la fiesta para ahí. El brasilero Marcos Paquetá se hizo cargo de la selección a comienzos de año, y sus opciones son magras, con un plantel compuesto por jugadores de las ligas africanas o asiáticas. Un animador por excelencia para cerrar el grupo.

No es más. Pasado de revoluciones, como de costumbre. El viernes rueda la pelota en Alemania. La amargura por perderse la cita y la emoción por la fiesta más grande que conozca el planeta.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

Thursday, May 18, 2006

El día de la gloria

Barcelona se asomó al abismo de la gloria y sintió vértigo. La primera señal vino desde el banquillo, el lugar menos pensado. El inmutable Frank Rijkaard modificó su alineación tipo, en la que brilló el juego criterioso de Andrés Iniesta (participó en 11 de los 12 partidos de Champions, 5 veces titular), para darle entrada al aparatoso y no siempre efectivo Mark Van Bommel (6 partidos, 5 titular). El holandés tuvo una temporada excelente en el PSV Eindhoven el año anterior, algo que no se puede decir de la que termina en el Barca.
Si Rijkaard hizó una declaración de intenciones en Madrid, en el partido de la liga que finaliza, al incluir a Lionel Messi cuando las predicciones anunciaban al francés Ludovic Giuly, en París desandó, y le cerró las puertas al jugador más claro del Barcelona en la temporada, Iniesta, pensando en la lucha física más que en las ideas.

Los azulgrana suplieron la temprana baja de Xavi Hernández,, el mejor enlace entre la defensa y la delantera, gracias a la aportación del Cerebro ocupando su puesto, cumpliendo su función. Lo de Iniesta ha sido tan bueno, tan notable, que el Barcelona pierde profundidad, velocidad, ritmo, sin su presencia. El técnico pensó que su equipo se las arreglaría, cuando en realidad lo echó de menos desde el principio.

La titularidad de Oleguer Presas (11 partidos, 11 titular) en la banda derecha fue menos sorprendente, aunque igual de sugestiva. El catalán ha sido el favorito de Rijkaard cuando llega la hora de los partidos clave, mientras que Belleti (11 partidos, 7 titular) ofició en los encuentros más asequibles, y con menos exigencias en la marca. Thierry Henry juega mucho por ese costado, y el holandés necesitaba controlarlo, e imaginó que Oleguer le hacía el trabajo mejor que el ex lateral del Villarreal.

El técnico del Barca se equivocó en estas dos decisiones, sobre todo porque suponían que su equipo jugaba condicionado, diferente, por tratarse de una final. Las frases de cajón sugieren que hay que jugar como siempre, confiando en el modelo que te ha llevado hasta la última instancia, y no renunciando a él por miedo al rival o respeto a la ocasión. Rijkaard demostró que estaba perfectamente conciente del calibre histórico de la final de París, y prefirió tomar precauciones que lamentar audacias. Tanto Iniesta como Belleti salieron desde la banca para corregir el error.

Arsenal apostó por la épica y la especulación. Jugó igual que Milán y Chelsea, cuando se esperaba un equipo más propositivo, más estético. Decidió aferrarse a sus contras eléctricas, al ‘espíritu de Estambul’ (por la remontada heroica del Liverpool frente al Milán en la final anterior) y, por supuesto, a Henry. La iniciativa se la dejó completa a su rival. Y la receta estaba funcionando. En el minuto 37, el árbitro Terge Hauer compró un estricto piscinazo de Emanuel Eboué entre el lateral derecho y el área grande Culé, que el francés cobró con su tradicional rosca a la candela. Sol Campbell la contactó en el aire con un salto magnífico, y la mandó guardar.

El ingrediente dramático del libreto del Arsenal lo ponía el defensor internacional inglés, quien unos meses atrás se había marchado en el entretiempo del partido de liga frente al West Ham United, luego de un 1t de pesadilla. Su equipo perdía 3 por 2 y Campbell, de 31 años, había cometido un par de errores que costaron goles. Se supone que el jugador atravesaba un mal momento personal, agudizado por un par de lesiones que habían debilitado su descomunal complexión física, lo que igual no explica suficientemente su insólita decisión de abandonar Highbury con un partido a medias.

El central estuvo ausente durante diez semanas, en las que la prensa de su país especuló infinitas veces sobre su estado mental, sin que el nativo de Newham pronunciara una palabra. El estado de forma de Campbell es una preocupación nacional puesto que el inglés ha sido un bastión de la selección desde hace años, y se avecina el Mundial, en el que sus compatriotas tienen puestas tantas esperanzas. Era duda en la defensa, donde Philippe Senderos había jugado la mayor parte del torneo, pero su entrenador se inclinó por la experiencia de Campbell. El poder aéreo del defensor de 188 centímetros se hizo sentir a pleno en el gol del Arsenal. Oleguer lo perdió en medio de los forcejeos y movimientos previos al cobro de la falta, y Campbell marcó un gol que podía simbolizar su revancha personal luego de la vorágine. Así lo celebró, con toda la rabia, con toda la convicción de que habrá más días para él, de que no está acabado, como dicen por ahí.

Los Cañoneros jugaban con diez desde el minuto 18, el momento decisivo del encuentro, cuando el central noruego expulsó a Jens Lehmann por sujetar el tobillo de Samuel Eto’o en la frontal del área. El camerunés recibió una habilitación sublime de Ronaldinho y se deshizo del arquero con un toque hacia la derecha y una sobredosis de su potencia. Lehman, vencido, intentó detenerlo, el delantero cayó, y el juez se apresuró a pitar. “Debí esperar unos segundos”, reconoció luego Hauer a un periódico danés. En ese lapso, la pelota le llegó franca a Ludovic Giuly, el extremo remató a discreción, y embocó.

Los jugadores del Arsenal le pidieron al noruego, que no fue escogido por su federación para representar a su país en el Mundial, que decretara el gol, aun a pesar de haberse producido después de pitar, y que sancionara la falta con amarilla. La popular ley de la ventaja. Una determinación que beneficiaba el espectáculo y al equipo víctima de la falta. En lugar de eso, el equipo de Wenger se quedaba con diez, obligado por las circunstancias a refugiarse todavía más en la mejor defensa del torneo. Y el Barca sin su golito.

Wenger pecador. El entrenador francés también cayó en la tentación de acomodarse para la final, y renunció al fútbol que caracterizó a su Arsenal en Inglaterra y en el continente. Unos primeros minutos muy bien jugados, en el que el ritmo frenético de las combinaciones entre Henry, Ljunberg, Fabregas, Gilberto o Eboué tenía desdibujado al rival, dieron paso rápidamente a lo que sería el tono del partido.

La lluvia, el dominio del balón azulgrana, el entramado de pases con el que buscan atravesar las zagas rivales, terminaron reventando a los ingleses, cansados de correr tras la pelota. Estuvieron a punto de quedarse con el partido, y llegó un momento en que el Barcelona parecía rebotar contra una pared, y en el que los ingleses tenían el control psicológico del juego. Hasta que cayó el empate. De ahí en adelante, la derrota era inevitable. Ya no tenían arrestos para nada más. 


Barcelona es un equipo. A pesar de que dejó muestras de su calidad, Ronaldinho no fue el jugador determinante de las grandes ocasiones. Lució más concentrado en su figuración personal que en el resto del equipo. El Arsenal hizo un trabajo muy bueno sobre el brasileño, sacrificando al bielorruso Alexander Hleb para acosar al crack con dobles marcas sobre la izquierda. El veloz Emanuel Eboué también cumplió una excelente labor en la marca.

Contenido por la izquierda, el Barca empezó a desbordarse por la derecha, Liderado por los movimientos incesantes de Ludovic Giuly, quizás el mejor jugador del 1t junto a Samuel Eto’o. Además de la jugada de la expulsión de Lehmann, sustituido por el español Manuel Almunia, el delantero tuvo una el palo. Recibió el balón de espaldas al arco, dio media vuelta a la derecha, y remató al primer poste. Almunia alcanzó a desviar el disparo, que se estrelló contra el vertical y salió.

Andrés Iniesta ingresó desde el inicio del 2t, y más tarde hicieron lo propio Juliano Belleti y Henrick Larson. Sólo con los tres en la cancha consiguió el Barca llegar al empate. El equipo necesitaba un juego vertical y una velocidad más en el ataque, y eso precisamente fue lo que tuvo en el minuto 76. Un pase largo al área de Iniesta encontró al sueco, quien la tocó de primera para Eto’o, abierto en la izquierda. El camerunés la acomodó para su perfil y definió con un remate preciso, entre el pie del arquero español y su palo derecho. Una definición milimétrica del atacante para su sexto gol en el torneo, sin duda el más importante de todos. “Esta victoria es del Barca”, declaró el siempre directo Eto’o. “El equipo es más que Ronaldinho, o Belleti, o Eto’o. Hacemos parte de un gran club que merece este trofeo”.

¿Qué hace Belleti en la lista? El fútbol quiso que su primer gol con la camiseta blaugrana fuera el de la victoria en París. Catorce años después del primer título conquistado por el club, otra noche de gloria en Wembley. El lateral brasilero incrustó su nombre en la memoria del club catalán, y en los anales del torneo más glamoroso del orbe.

La Liga de Campeones cumplía ayer cincuenta ediciones, desde que el Madrid de Alfredo Di Stéfano y Ferenç Puschkas conquistara el primer título ahí mismo, en París, en el Parque de los Príncipes, el 13 de junio de 1956. Un sueño surgido en la redacción de L’Equipe y que se ha vuelto el escenario de las noches más formidables del deporte rey en el Viejo Mundo. Hasta ayer, el certamen había repartido títulos por igual (10) para clubes españoles, ingleses e italianos. Los británicos habían disputado doce finales. El Barcelona enfrentaba la cuarta definición de su historia. Una sola victoria. Hasta ayer.

“Cuando tienes grandes jugadores en la banca, entonces tienes un gran equipo”, decía Larsson tras el encuentro. El sueco jugó su último partido con el uniforme del Barca, cumpliendo un papel de ‘revulsivo’ al que se ha acostumbrado en Cataluña. Ayer fue la final de los actores secundarios, de aquellos jugadores que no alcanzan a deleitar a los aficionados ni a la prensa, como para que les dediquen muchos momentos o palabras, pero sin los cuales no existirían los equipos ganadores.

Larsson sirvió su segundo pasegol del partido en el minuto 81, cuatro después del primero, esta vez desde la zona derecha del área rival. Juliano Belleti recibió la habilitación y encaró hacia el portero. El brasilero ha tenido varias oportunidades similares, en las que por centímetros, puntería o fortuna, falló en la finalización de sus proyecciones e internadas en el área. Su remate rasante se coló por entre las piernas de Almunia y sentenció la final.

Ganó el favorito, un desenlace previsible oculta un desarrollo dramático. Arsenal tuvo la victoria en los pies de su estrella, Thierry Henry, pero cada vez Víctor Valdés se interpuso entre el delantero y el gol. Tres o cuatro intervenciones del catalán mantuvieron a su equipo dentro del partido. Otro actor de reparto colado en la primera plana. Para él tuvo palabras Rijkaard ayer.

El técnico se equivocó, o juzgó mal, pero luego acertó pleno con las sustituciones. Las finales hay que ganarlas, sea como sea. Todos esperábamos la gran noche de Ronaldinho, cuando era el día de su equipo. Ya lo saben, es oficial, ambos son los mejores del mundo.

Nos pillamos,

Palomo

Friday, May 12, 2006

Grupo G. La última danza del Monje Blanco

(12 de mayo)


Hace ocho años, dos goles de Zinedine Zidane en la final le daban el primer título orbital a Francia. El triunfo de una selección multiétnica que, por primera vez, logró congregar a toda la nación, fue interpretado enseguida por los franceses como la metáfora de una sociedad integrada, justa, plural; una falacia que los acontecimientos se encargarían de poner al descubierto. El fútbol francés, si bien saca provecho de los talentos de extranjeros y descendientes de inmigrantes, especialmente de antiguas colonias, se desarrolla en medio de atmósferas con frecuencia xenofóbicas y racistas. Los cantos de mico y las cáscaras de banano para los jugadores del equipo rival que no cumplan con ser ‘blancos’ hacen parte del ambiente, como en otras ligas europeas.

La selección, igual que la realidad nacional, también terminó decepcionando. Su desempeño en Corea y Japón, donde ni siquiera ganó un partido, causó tanta consternación como el hecho de que regresara a casa sin convertir goles. La Eurocopa de Portugal de 2004 traería una nueva desilusión. Los campeones del mundo cayeron en cuartos de final, por la mínima, ante la selección griega. Raymond Domenech (54 años) asumió las riendas de la absoluta después de este último traspiés, y para entonces el equipo era una auténtica papa caliente.

Más avalado por su trayectoria como formador de la generación dorada francesa (Zidane, Henry, Viera, Anelka, Trezeguet), cuando estuvo encargado de la categoría sub21, que por los títulos que había conseguido a ese nivel (apenas un par de Esperanzas de Toulon), Domenech se caracterizaba por su apego a la disciplina y, junto con muchos colegas en ambos lados del océano, por la terquedad.

Se le iba complicando la clasificación al Mundial hasta el regreso, a falta de tres partidos cruciales, de Zinedine Zidane, Claude Makelelele y Lilian Thuram, quienes habían anunciado su retiro de la selección. Con Zizou y amigos de nuevo en la formación, más un par de resultados favorables de terceros, Francia terminó liderando apretadamente el grupo 4 clasificatorio, que de partida se antojaba accesible. Suiza, Irlanda, Israel, Chipre e Islas Feroe no son ningunas fieras.
Francia encara este Mundial con la aspiración de ratificar las razones que la llevaron a conquistar los máximos honores, y la motivación adicional de que será la despedida del fútbol profesional del mejor jugador francés desde Michel Platini.

Zinedine Zidane (33 años) le dirá adiós al juego en los estadios de Alemania, liderando a unos envejecidos Bleus en una arremetida final en pos de la gloria.
Cinco temporadas en la Juventus y cinco más en el Real Madrid sirvieron de plataforma para que este descendiente de argelinos alcanzara una pléyade de títulos individuales y colectivos al más alto nivel. Campeón del mundo (1998) y de Europa (2000) con su selección, campeón de liga italiana y española, Balón de Oro (1998), y ganador de la Liga de Campeones con el Madrid (2002). Suma más de 500 partidos de liga desde que debutó en el Cannes francés en mayo de 1989, 108 encuentros en competiciones europeas (82 por la Champions), y llega a las 99 apariciones con la absoluta de su país. 28 goles de azul lo acreditan como el sexto máximo anotador de la historia de la selección.

Florentino Pérez cumplió su sueño de verlo de blanco en el verano de 2001, para lo que desembolsó la bobadita de 75 millones de euros. Zidane respondió con clase y toneladas de fútbol. En el equipo de Turín había repasado el catálogo completo de sus habilidades, pero la liga española era más adecuada para el fútbol vistoso y estético que practicaba el maestro. El diez fue acusado reiteradamente de lentitud, aunque demostró una vez tras otra que su inteligencia y su técnica le ahorraban más tiempo que a nadie. Zidane es capaz de encadenar una recepción con un autopase, con una finta, con una jugada de gol, hacer con un toque lo que la inmensa mayoría de jugadores hacen con dos o tres. De inmediato, las exhibiciones del francés embrujaron a la afición madridista. La volea de zurda con la que venció al arquero del Bayern Leverkusen en la final de la Liga de Campeones de 2002, junto con sus dos goles en la final de la Copa Mundo de 1998, forman parte de sus momentos cumbre en las canchas.

Enzo Francescoli deslumbraba en el Olympique mientras el pequeño Zizou encaraba los años definitivos de su formación juvenil en las barriadas de Marsella. El Príncipe se convirtió en el ídolo del crack en ciernes, hincha furibundo del club marsellés. La zurda del uruguayo lo marcó para toda la vida. En su homenaje, Zidane le puso Enzo a su primer hijo.

Un hombre tímido y sencillo, que siempre evitó el contacto con las cámaras, Zizou será recordado como el mejor de su generación, el creador de juego más exquisito de los últimos años, y el hijo ilustre (junto con varios raperos de pro) de los barrios duros de Marsella, infestados de inmigrantes.

El anuncio de su retirada provocó conmoción en el mundo del fútbol, poco acostumbrado a que los grandes den un paso al costado antes de que la cruda verdad los devore. Zizou es el favorito de Alfredo di Stéfano, presidente honorario del Real Madrid, y Juan Román Riquelme, entre muchos otros, y sin duda preferirían que siguiera muchos años más. Vicente del Bosque, ex entrenador merengue, sostiene que, de no ser por el nivel de su club, el francés habría prolongado su carrera hasta 2007. Sin embargo, el domingo anterior, enfrentando al Villarreal, Zizou se despidió de la afición del Santiago Bernabeu con un gol exquisito y la humildad de siempre. Esperó pacientemente en la banda hasta que Riquelme saliera, y le entregó una camiseta que el argentino sabrá apreciar.

Una de las preguntas que Alemania zanjará es si el diez de la selección francesa conserva en su cuerpo el fútbol que le permita alcanzar de nuevo la cima del torneo. Varias pausas frente al televisor para saborear los últimos minutos del Monje Blanco. Entre él y Thierry Henry (28 años) reúnen suficiente talento como para destruir cualquier sistema.

El delantero del Arsenal también nació en un barrio complicado, Les Ulis, uno de los tantos suburbios que rodean a París. La versión francesa de los guetos gringos, estos suburbios están compuestos por centenares de complejos habitacionales de concreto, habitados mayoritariamente por minorías étnicas. Los padres de Tití desembarcaron allí en 1970, provenientes de Guadalupe, una isla en el Caribe que hace parte del territorio ultramarino francés. El obsesivo delantero aprendió el abecé del juego pateando pelotas contra los muros de los edificios, siempre bajo la exigente tutela de su padre, Antoine. “A nadie le debo nada. Sólo a él”, ha declarado Henry. Sus primeros entrenadores recuerdan con nitidez la intransigencia del padre, la determinación absoluta de convertir a su hijo en un crack. Tal vez haya sido demasiado rígido, pero nadie se lo está cobrando ahora.

Tití comenzó su carrera profesional en el AC Mónaco, por el que fichó en 1994, con apenas 17 años. El entrenador del club del principado era, por ese entonces, Arsene Wenger. La velocidad con el balón en los pies, la capacidad para definir, la tremenda habilidad del delantero, dejaron pocas dudas de que se trataba de un fenómeno. Cuatro temporadas después, la Juventus se lo llevaba a Turín. Fue el año del Mundial de Francia, y Henry hizo parte del equipo que consiguió el título (tres goles en tres partidos, suplente en la final), aunque con su club jugó apenas 12 partidos en la temporada. El Arsenal se lo llevó en 1999 (17 millones de euros) por petición expresa de su técnico, Arsene Wenger, en un momento en que el joven despertaba dudas por su rendimiento en el Calcio.

Desde entonces, Henry ha marcado más de 200 goles, rompiendo la marca de 185 anotaciones de Ian Wright y convirtiéndose en el mayor goleador histórico de los Gunners. Una cifra apabullante que sin embargo no basta para ilustrar la formidable calidad del francés. Se trata del artillero con mayores recursos del planeta, y tiene un toque final de lujo. Tití ha perfeccionado su pegada a tal punto que los cobros a balón detenido se han sumado a sus habilidades naturales.

Barcelona y Madrid lo están cortejando, y Henry duda si finalizar su carrera en el Arsenal, que estrenará estadio a partir de la próxima temporada, o pasar sus mejores años en un club contendor de la Copa Europea. La Orejona es una de las obsesiones del galo, y sus goles han sido determinantes para que Arsenal alcance su primera final en el torneo continental. Quizás el resultado del partido frente al Barcelona, programado para el 17 de mayo, le permita decidirse de una buena vez.
Si bien Henry y Zidane son los fuera de serie, Domenech tiene de dónde escoger para completar la formación titular de la selección. Lo más probable es que veamos en el arco a Gregory Coupet (33 años), el guardameta del Olympique de Lión y el eterno suplente de Fabien Barthez (34 años). Coupet, con un estilo sobrio pero efectivo, ha sido uno de los artífices de la seguidilla de títulos nacionales de su club, y llega al Mundial en el mejor momento de su carrera.

En el Chelsea, William Gallas (28 años) es utilizado como marcador izquierdo, aunque el francés ha declarado en varias ocasiones que donde más cómodo se siente es en el centro de la defensa. José Mouirnho, su entrenador en el club, no se ha dado por aludido, razón por la cual el francés estudia las múltiples ofertas que desde el año anterior le hicieron llegar. En la selección, Gallas regresa a su posición preferida para seguramente hacer dupla con Lilian Thuram (34 años), crédito de la Juventus de Turín. Thuram fue titular y figura de la selección campeona del mundo, y hace parte del núcleo próximo de Zinedine Zidane. El de Guadalupe hizo el recorrido opuesto a Gallas, porque en un comienzo se desempeñaba como lateral derecho y con los años hizo la transición a defensor central.

En el centro del campo, Claude Makelele (33 años) y Patrick Vieira (29 años) se exigirán a fondo para que Zidane pueda lucirse. Makelele es el la pieza que le falta al Madrid. Desde que partió, hace tres temporadas, atraído por los petrodólares de Roman Abramovich, el conjunto merengue se descompensó como nunca, y no volvió a ganar más. Africano de nacimiento (Kinshasa, República Democrática del Congo), Makelele es de los jugadores más eficientes en lo táctico. Se sabe parar muy bien en la cancha, y es capaz de barrer como nadie los corredores de seguridad de sus equipos. Vieira, otra gema pulida por Arsene Wenger, fue durante años el capitán del Arsenal, con el que ganó varios títulos ligueros. Hace dos ejercicios que defiende los colores de la Juventus, con lo que suma un par de Scudettos a su palmarés.
Mi apuesta personal es por Ludovic Giuly (30 años), el extremo derecho del Barcelona. En el Mónaco era la figura rutilante (disputó la final de la Liga de Campeones en 2004), mientras que en el conjunto catalán ha tenido que adaptarse a un papel secundario, aunque vital. La velocidad y las diagonales de Giuly han sido fundamentales para que el equipo de Frank Rijkaard sea ancho y agudo. Este año su excelente rendimiento tuvo que hacerle un lugar a la proyección de Lionel Messi. Giuly no se hizo mala sangre y esperó su oportunidad. Marcó el único gol en el primer partido de las semifinales de la Champions contra el Milán, y es uno de los compañeros predilectos de Eto’o en el ataque.

El problema para Giuly con los Bleus será el mismo que en el Barca. ¿Habrá espacio para él entre tanta calidad? David Trezeguet (28 años), por ejemplo, debería tener un lugar asegurado entre los once. No tan espectacular ni pulido como Henry, el francoargentino es un verdadero goleador de raza. Los hace hasta de espaldas, en picados amistosos y en finales. El ariete con el que se abren las más inexpugnables fortalezas.

Francia y algo más. Suiza y Francia se volverán a encontrar en Alemania, y los antecedentes recientes quizás sean la única esperanza del conjunto helvético, puesto que empataron sus dos enfrentamientos directos en el grupo 4 de las eliminatoria europeas: a ceros en París, y uno por uno en Berna, en la penúltima fecha. “No me gusta enfrentarme a Suiza, nos conocemos demasiado para mi gusto. Y el entrenador suizo piensa igual que yo”, sentenció Domenech.

En Europa el cuento es igual que por acá. Se achicaron las diferencias entre grandes y pequeños; hoy en día cualquiera le gana a cualquiera. Suiza se aferra al trillado discurso de las distancias salvadas y aspira a octavos. Ya se deshizo de Irlanda y Turquía, en su grupo clasificatorio y en el repechaje, respectivamente, y busca imponerse ante otro semifinalista del mundial anterior, Corea.

Jakob ‘Kobi’ Kuhn, el entrenador suizo, tiene a un samario en sus filas, el delantero Johan Vonlanthen (21 años), aunque las esperanzas se concentran en Alexander Frei (28 años), el goleador del Rennes francés. Frei, último artillero de la Ligue 1, la primera división francesa, cuenta con la experiencia y la capacidad para desequilibrar que necesita su selección en campos alemanes.

En la defensa, se erige la figura de Philippe Senderos (21 años), central del Arsenal. A pesar de su juventud, quizás el gran pecado de Suiza, Senderos se ha quedado con un puesto en el equipo de Wenger. El club londinense no se resintió con las prolongadas ausencias de Sol Campbell, gracias al nivel de Senderos, quien llegó hace tres temporadas. La defensa es una posición que requiere madurez y buenas decisiones, y el suizo ha cumplido en los escenarios más duros. Él ha sido protagonista del campañón del Arsenal en la Copa Europea, en el que eliminó al Madrid en octavos, a la Juventud en cuartos, y el Villarreal en semifinales, sin concederles ni un solo gol. Un récord absoluto.

La historia en contra. “Todo el mundo sigue hablando de las semifinales de hace cuatro años, pero creo que tenemos que olvidarnos de eso ahora”. El holandés Dick Advocaat se le midió al desafío de que Corea del Sur no palidezca bajo la sombra de la hazaña conseguida en el mundial anterior. “Eran otras circunstancias”, opina el entrenador, y le asiste la razón. Una cosa es armar una pachanga en tu casa con árbitros del cuarto mundo futbolístico y colarte entre los cuatro mejores, y otra es repetir la gracia en Alemania.

Esta será la sexta cita orbital para los Guerreros Taeguk (desde México 86 no dejaron de asistir), que llegan disminuidos por el hecho de que su jugadores ‘europeos’ no han contado con muchos minutos durante la temporada que termina. Para la decepción de Advocaat, ni Park Ji–Sung (25 años), volante del Manchester United, ni Lee Young–pyo (29 años), lateral del Tottenham Hotspur, son titulares habituales con sus clubes

Los surcoreanos vienen con un as bajo la manga, el juvenil Park Chu–young (20 años). Letal en el cobro de faltas y regateador fantástico, el delantero del FC Seúl se estrenó con la absoluta el 3 de junio de 2005. Ha disputado desde entonces 15 partidos, en los que ha convertido 5 veces.

Corea lleva diez amistosos premundialistas (6 ganados, 3 perdidos, 1 empatado) en lo que va corrido del 2006. Advocaat cuenta con el respaldo institucional como para realizar un proceso de preparación serio, al menos con los jugadores de la selección que disputan el torneo interno. Por mucho que trabaje y por bien que le vaya, su selección se queda en octavos.

Togo, una vieja colonia francesa, completa el grupo G del mundial de Alemania. Los Gavilanes debutan en el certamen y se enfrentan en la primera fase ante la metrópoli, igual a lo que sucedió cuatro años atrás con Senegal, que selló con una victoria histórica su primer partido en un Mundial. Alemania será una experiencia cargada de emoción y con un fuerte contenido político para los togoleses, comandados por Emmanuel Sheyi Adebayor (22 años). El gigante (mide 190 centímetros) completa su primer semestre con el Arsenal, adonde fue transferido en enero desde el Mónaco, luego de militar durante cinco años en la liga francesa. Adebayor fue el goleador de la Zona Africana en la fase clasificatoria, con 11 anotaciones.

Otto Pfister (64 años), un alemán con amplio recorrido en el fútbol africano, se hizo cargo en febrero del seleccionado, cuando la Asociación Togolesa de Fútbol decidió prescindir de Stephen Keshi. Togo terminó en el fondo de la tabla de su grupo en la Copa Africana de Naciones, perdiendo sus partidos contra la RDC, Camerún y Angola, y el desastre le costó el puesto a Keshi, quien irónicamente fue premiado como el mejor entrenador del continente, por la hazaña que implicó clasificar a Los Gavilanes a la última fase de la Copa Mundo.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

Wednesday, April 26, 2006

Paso al Rey

Dinho pasa la pierna izquierda por encima del balón. Gatusso tiene sus ojos fijos en la redonda, trata de discernir entre la fantasía y la realidad. El brasilero gambetea a la fiera, da una vuelta sobre sí mismo, y deja caer un pase al ventrículo izquierdo del área, a través del único resquicio de la defensa milanista. El francés Ludovic Giuly está enseñado a jugar junto al Crack Feliz. Permanentemente busca los espacios con piques cruzados a la espalda de las zagas rivales. Lo acaba de hacer, la pelota le llega mansa, y el habilidoso extremo la recibe con un remate de zurda (su pierna menos hábil) al primer palo. Dida se lo come entero.

Hace una semana, el Barcelona FC presentó en Milán un nuevo examen, ante la mirada atenta de medio mundo. El emparejamiento, en semifinales de Champions, sirve para encontrarle la medida precisa al actual campeón español. En menos de tres años, Frank Rijkaard (43 años) ha moldeado un conjunto solvente en el juego y eficiente en los resultados. Una quimera, puesto que se les presume extremos, polos opuestos entre los que se debe escoger. El equipo del holandés se ha consolidado como el más firme candidato a reinar en Europa. ¿Llegará?

Rijkaard aterrizó en Barcelona en el verano de 2003, de la mano del recién electo presidente Joan Laporta. El joven abogado (sus áulicos le dicen el Kennedy catalán), duro opositor del régimen anterior, ganó las elecciones del club con más socios en el mundo gracias a una promesa electoral: traerse a David Beckham. Laporta tenía a un acuerdo con el Manchester United para la transferencia de su estrella mediática, aunque se le olvidó arreglar al futbolista. El Spice Boy (qué grande) se decidió por el Real Madrid, y Laporta hubo de apresurarse a firmar a Ronaldinho. Una carambola similar condujo al holandés Rijkaard al banquillo del Camp Nou. Los rumores señalan que Ronald Koeman, actualmente entrenador del Benfica portugués y en ese entonces del Ajax de Amsterdam, era el favorito de las directivas. Koeman declinó, porque tenía contrato con su club. Un par de negativas después, el Barça contactó a Rijkaard.

“Como jugador lo ganó todo, pero como entrenador no ha ganado nada”, recordaría oportunamente José Mourinho, técnico del Chelsea inglés, hace un año. En efecto, Rijkaard tuvo una trayectoria brillante en el Ajax, donde se formó, el Milán, y la selección de su país. Ganó tres Copas de Europa y dos ligas italianas en más de 200 partidos para el modélico Milán de Arrigo Sacchi; y formó parte, junto con Ruud Gullit y Marco Van Basten, de una generación privilegiada de holandeses que se consagró en la Eurocopa de 1988, bajo la conducción de Rinus Mitchell, el padre del Fútbol Total.

Centrocampista de dos áreas, Rijkaard gozaba de un físico privilegiado y su juego estuvo marcado por un derroche de energía avasallante. Un temperamento fuerte y en ocasiones explosivo dio paso, con la transformación en director técnico, a una personalidad equilibrada y serena, que sólo se permite el hábito de fumar. Sus jugadores reconocen unánimemente que el inmutable holandés sabe “entenderlos”, debido a su pasado como futbolista de alto rendimiento (se retiró en 1995). Ellos, a su turno, lo respetan porque se hicieron mayores admirándolo a través de la televisión.

Antes de llegar al Barcelona, Rijkaard había sido técnico del Sparta Rotterdam (2001–2002) y de su selección nacional (1998–2000), en ambas ocasiones sin fortuna. Se inició en las lides como asistente de Guus Hiddink en el mundial de 1998, para luego hacerse cargo él mismo de los Orange. Pocas credenciales para quien asumía un reto considerable frente a uno de los clubes nobles de Europa. El Barcelona FC no sabía lo que era ganar desde 1999, y la marcha de su capitán Luis Figo, un año después, lo había sumido en una depresión severa. El portugués cambió los colores Culés por los del enemigo del alma, el Real Madrid, y en Can Barça fueron incapaces de sobrellevar la tragedia, sintomática de un mal mayor. Una institución históricamente bipolar, insegura, vivió algunos de sus años más aciagos. En Cataluña están mirando siempre de reojo hacia la capital, y la mejor época del Madrid Galáctico de Florentino Pérez agravaba la situación. Las campañas mediocres se sucedían y parecían no tener fin.

Ni la contratación de Rijkaard, ni la de Ronaldhino (26 años), en el verano de 2003, despertaron demasiadas ilusiones en el entorno blaugrana. Cabe recordarlo ahora que ambos, en especial el brasilero, se han consagrado en Cataluña. Dinho venía precedido de su fulgurante aparición en el mundial de 2002, en el que la Canarinha consiguió el título, pero también de cierto escepticismo, teniendo en cuenta su desempeño en el Paris Saint-Germain. Ahí protagonizó varios enfrentamientos con su técnico, Luis Fernández, y se ganó fama de amante de la noche, no tanto de los entrenamientos. Un Ronaldo en potencia. Pocos imaginaban el desenlace de la historia. En ésta, su tercera temporada en el club, ha marcado 17 goles de liga, los mismos que convirtió en sus dos ejercicios con el PSG.

Tres años son un mundo, eso está claro. Primero que nada, Rijkaard se concentró en la motivación y en la defensa, cumpliendo con el sonsonete de que los equipos se arman desde atrás. Tuvo que recomponer una autoestima destrozada, y una zaga a la que le metían demasiados goles. Su serenidad, su absoluto control sobre las emociones en la derrota y en la victoria, y el segundo plano en el que decidió posicionarse, contrastaban con el estilo de técnicos anteriores como Louis Van Gaal, pero también con la psicología y naturaleza del Barça. Rijkaard, además, aplicó a rajatabla la ley no escrita de que primero se habla con los jugadores y luego con la prensa. No anticipa las alineaciones, sus conferencias de prensa por lo general (a veces se deja ir con alguna guasa) son para dormirse, pero su plantel se siente protegido, en un ambiente propicio, en el que lo importante es entrenarse y jugar.

“La confianza es la mejor arma del jugador”, declaraba Jorge Valdano en alguna entrevista. El entrenador del Barça ha sido una fuente de confianza para su plantel. A Víctor Valdés (24 años) le dio la titularidad rápidamente, por encima del turco Rustu Recber, la otra opción. El puesto del arquero era, quizá, donde más concentradas estaban las inseguridades históricas del Barcelona Fútbol Club. La sombra de Ándoni Zubizarreta es larga, y no ha habido ninguno que, como él, disipe las dudas en el arco. Incluso Pepe Reina, actual arquero del Liverpool, la segunda mejor defensa de la Premiership, tuvo que irse a Villarreal, porque se dejó contagiar del ambiente. A Reina no lo aguantaron, sus primeros errores le costaron alternar como suplente; Rijkaard no cometió el mismo error con Valdés. Lo sostuvo en la valla, y el catalán le terminó dando la razón.

La personalidad no es el fuerte del arquero del Barça, ascendido al primer equipo mediante el sistema de divisiones menores del club, una de las mejores canteras de España. Oliver Khan es su ídolo, como para ponernos en contexto. Igual que el alemán, Valdés ha conseguido imponer su calidad por encima de cualquier otra consideración. Con todo y su actitud, su mascado de chicle, su gesticulación y sus alaridos, su caminado de malandro, es uno de los mejores de la Liga (el año anterior ganó el Zamora, el premio al arquero menos vencido). Le recriminan ciertos gafes, que suelen costarle al Barça una buena cantidad de goles al año, aunque son abrumadora mayoría las ocasiones en las que salva a su equipo. Posiblemente sea el más rápido volando, lanzándose por un balón. El martes pasado lo demostró alcanzando un cabezazo de Maldini en el 2t, cuando el Barça ya ganaba, al estilo de los clásicos. Se hizo a la pelota en el aire y la encajonó para no dejarla ir más. Sin rebotes ni tiros de esquina, y con los más letales depredadores del mundo alrededor.

Durante el primer semestre de la liga española 2003–2004, el Barça dio la impresión de ser el mismo equipo inconstante y acobardado de antes. Al momento del receso decembrino, los Culés andaban a 15 puntos del puntero, Valencia, y 12 de su escolta, el Real Madrid. Hubo quienes se aventuraron a hacer las cuentas del descenso. Laporta mantuvo a Rijkaard en su puesto, entendiendo que un equipo no se construye de la noche a la mañana. La estabilidad es un valor escaso en el fútbol y, sin embargo, indispensable para el éxito. El presidente superó el primer desafío de su gestión, aun a pesar de que dentro del club sonaba fuerte el nombre de Luiz Felipe Scolari.

Para el Barça, aquel fue un año de transición, en el que el cambio de ciclo se auguraba, sin ser evidente. El equipo tuvo una segunda vuelta estupenda, y se situó segundo en la tabla, tras el rendidor Valencia de Rafael Benítez, a la postre campeón de Liga. Ronaldinho disputó 32 partidos en el campeonato, y marcó 15 goles. La alegría natural del de Porto Alegre contaminó el ánimo tradicional del equipo y la afición. Su juego azaroso, impredecible, fulgurante y espectacular, se constituyó en el principal atractivo del Barça.

Si Valdés fue una elección de Rijkaard, Carles Puyol (28 años) se ponía sólo mucho antes de la llegada del holandés. El capitán del Barcelona debutó en octubre de 1999, cuando el equipo estaba en manos de Louis Van Gaal. Puyol nació en un pueblo al norte de Cataluña, la Pobla del Segur, y llegó a La Masia (el lugar de entrenamientos y formación de jugadores del club) con 17 años. Van Gaal lo utilizaba como marcador derecho, pero desde hace por lo menos cuatro temporadas, Puyol viene desempeñándose a un altísimo nivel en la posición de defensa central. Completa más de doscientas apariciones en Primera con la camiseta azulgrana y es uno de los estandartes del equipo. Valga decir que el catalán es un hincha furibundo del Barça.

Muchos aficionados consideran a Puyol un jugador torpe, quizás porque su intensidad lo hace ver así. Recuerdo un día que, parado bajo los tres palos como último hombre, se lanzó de cabeza para detener un taponazo de un delantero rival. Pocos meses antes había tenido que jugar con una máscara de protección, porque en un encontronazo se había fracturado la nariz. Puyol se lanzó igual, alargando nuevamente las fronteras de lo que arriesgaría con tal de salvar a su equipo. No es muy alto (178 centímetros), pero sí veloz. En la liga inglesa sería un ídolo absoluto, aunque es sabido que el único club donde jugaría, además del Barça, es el Milán. Los italianos lo quieren, pero por ahora planea retirarse en su club.

Puyol, el mejicano Rafael Márquez (27 años) y Oleguer Presas (26 años) constituyen el núcleo de la defensa catalana, que todavía requiere un par de refacciones en los laterales. Márquez tuvo que desempeñarse en la medular en sus primeras temporadas en Barcelona, y Oleguer fue titular en la defensa que consiguió el título de liga en 2005, pero el barcelonés ha tenido que reinventarse como lateral derecho, ante el retorno de Márquez a su posición original. Sobre el de Michoacán ya dijimos un tanto en el análisis de su equipo para el Mundial y sobre Oleguer baste decir que es un marcador recio, terco, y un personaje singular (lo tildan de separatista y antisistema, y es escritor). Es una pena, pero en el futuro se tendrá que conformar con ser su suplente. Para la derecha viene, si no se presenta ninguna sorpresa, el brasilero Daniel Alves, actualmente en el Sevilla. Figura en las selecciones juveniles de su país, este talentoso marcador de punta se perfila como una de las revelaciones para la siguiente temporada.

Barcelona juega, cómo no, al estilo holandés, 4–3–3. La superioridad numérica en el ataque se debe compensar con un trabajo arduo en el centro del campo. Actualmente, Andrés Iniesta (21 años), Deco (28 años) y Edmilson (29 años) son quienes más frecuentemente ocupan esas posiciones. Iniesta, nacido en Fuentealbilla, es el único español no catalán del primer equipo, y ha sido reconducido a unas posiciones de sacrificio con Rijkaard. En las inferiores del Barça jugaba más volcado hacia el ataque, mientras que ahora lo hace con las funciones multiplicadas por la responsabilidad en la marca. Ha sustituido a la perfección a Xavi Hernández (26 años), quien sufrió una fuerte lesión de rodilla en diciembre y está a punto de reaparecer, constituyéndose en el metrónomo de su equipo. Encuentra los mejores pases, la velocidad adecuada, y rara vez pierde la posesión de la pelota. Tiene, igual que Xavi, un talento especial para los pase–gol, y una humildad que su entrenador aprecia y recompensa. Cabe mencionar que Cesc Fábregas tuvo que irse al Ársenal para poder jugar, porque en la línea de mando le precedían estos dos cracks.

Deco regresará a la titular hoy, en el partido de vuelta de las semifinales de Champions. El Camp Nou estará lleno a reventar, ansioso porque el sueño de otra final europea se haga realidad. Entre los locales, el brasilero nacionalizado portugués es el único que ya ha ganado el título continental en el pasado. Lo consiguió con el Porto de Mourinho en 2004, antes de llegar al Barça, lo que significa que tiene los mismos títulos que el club, de 107 años.

El centrocampista fue fundamental en la conquista del título liguero (35 partidos, 8 goles) en 2005, y resume a la perfección las virtudes de su equipo en el campo. Sabe quitar, sabe sudar, sabe correr, sabe amansarla, sabe tocar, sabe ponerla. Cumple su segunda temporada en el Barça y es como si llevara toda la vida en la ciudad condal. Deco escogió irse a Cataluña, a pesar de que contaba con mejores ofertas económicas. Quería vestir la camiseta blaugrana y hacer historia en el club. Está a punto de conseguirlo. Luego de haberse acostumbrado a perder, los Culés aprendieron a ganar y a sobreponerse al favoritismo, a convivir con la victoria.

El Barcelona FC ha revalidado su título local, y sus figuras acaparan los premios deportivos individuales. Samuel Eto’o (25 años) comandará el ataque de su equipo ante el AC Milán, en un estadio con cien mil espectadores coreando su nombre. Un momento mágico del fútbol, probablemente lo que soñaba de niño, pateando pelotas hechizas en Nkono, Camerún. Él cumple su sueño, y también el de su club, que anduvo buscando durante años un goleador como él.

Florentino Pérez no le quiso en el Madrid, y terminó traspasándolo parcialmente al Mallorca, y luego al Barça, a finales del verano de 2005. Quizás el peor error en su mandato. Haberle quitado un jugón de esos al club de la capital curó definitivamente las heridas ocasionadas por la ida de Figo. El camerunés ronda los cincuenta goles en la liga en sus dos temporadas en el club, y este año ha marcado 29 goles en 39 partidos. Hace una semana no la embocó en Milán, pero según las estadísticas no tardará. Si Ronaldinho se dosifica, Eto’o es una fiera que no sabe sino entregarlo todo. El hambre del africano era lo que le faltaba al equipo. Quiere ser el mejor del mundo y no se detendrá hasta conseguirlo.

“Nadie se acuerda de los segundos”, declaraba Riquelme en la previa del Villarreal–Ársenal. Nada quedará de tanto esfuerzo, si el Barcelona no consigue eliminar esta tarde al Milán, y superar al trabajado y brillante equipo de Arsene Wenger en París. El presidente Laporta ambiciona consolidar una hegemonía local, sobre la que se asiente la primera dinastía europea del Barça. En tres años, su técnico ha confeccionado un equipo a esas medidas. Rijkaard tiene en sus manos el plantel que mejor ha jugado en Europa en los últimos dos años. Más que Ronaldinho, mucho más que la suma de sus estrellas individuales, el Barcelona representa el paradigma del fútbol esteta. Se puede disfrutar, jugar del alma, y ganar.

Suerte para los campeones.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

Wednesday, April 12, 2006

Henao, vetado

Juan Carlos Henao, figura excluyente de la gesta histórica del Once Caldas en la Copa Libertadores de 2004, cobraba mal y sus patrones se negaban a mejorarle el sueldo. El arquero se les avispó, esperó a que su contrato venciera, y arrancó con sus derechos deportivos en la mano al Santos. No le fue bien en Brasil y está de regreso. Pero en Colombia no puede trabajar porque los clubes profesionales acostumbran vetar a los miserables que evadan el cerco. Los dejan sin comer.

El fútbol colombiano reconoce la figura de los ‘derechos deportivos’ y la venta de la fuerza de trabajo de los menores de edad. Clubes aficionados tranzan diariamente derechos deportivos de pelados de trece años, infringiendo las leyes, la constitución y tratados internacionales. Igual hacen los clubes profesionales, cuando apelan a los ‘derechos deportivos’ para obligar a sus jugadores a someterse a condiciones laborales premodernas. ¿Qué pasó con el libre mercado?

Mercado de esclavos, más bien. Existe un fallo de la Corte Constitucional, de 1998, que prohíbe este tipo de prácticas, y sin embargo Colfutbol se tomó siete años en reformar los estatutos que firmó Juan José Bellini en 1994. El 9 de diciembre pasado, Óscar Astudillo se puso al día con la justicia, presionado en gran medida por el conflicto laboral que enfrentaba con la Asociación de Fubtolista Profesionales. Lo hizo únicamente de forma, claro, al estilo nuestro; el nuevo régimen se repite en los defectos del anterior.

La FIFA, que no es ninguna pera en dulce, promulgó desde 2001 el estatuto del jugador, en donde se establecen las prerrogativas por las cuales debe regirse el deporte a nivel mundial. El organismo abolió los contratos a término indefinido, los ¿derechos deportivos¿, la cesación unilateral de contratos (la figura del ¿bajo rendimiento¿), y la comercialización de la fuerza laboral de menores de edad. Puso tope máximo a contratos de trabajo (tres años), y estipuló ¿derechos de formación¿ para las transferencias entre clubes de juveniles aficionados (el Arsenal se los pagó al Barcelona cuando se llevó al volante Cesc Fábregas).

En Colombia todo eso (el estatuto FIFA, la ley, la constitución) es letra muerta. Este año, de nuevo, la Dimayor instruyó por escrito a los clubes abstenerse de contratar jugadores que recurrieron a la justicia ordinaria para obtener su libertad de trabajo. De hecho, la consigna proviene de la mismísima Confederación Suramericana de Fútbol, con sede en Paraguay. Una conspiración internacional.

El Deportivo Cali, entre otros, prefiere arriesgarse con David González que fijarse en Henao. Tienen vetado a un campeón de Colombia y de América, elegido en su momento mejor arquero del continente. El paisa se entrena desde hace meses con sus excompañeros del Once, en espera de que salga algo afuera, porque en esta tierra la ley no basta para protegerlo. Sus colegas, los jugadores profesionales, deberían declararse en huelga para que le restituyan el derecho al trabajo. Los aficionados en general, y en particular los que se precian de ser ‘gente de bien’, deberían manifestar su repudio a estas prácticas, y forzar a Colfutbol, a sus clubes, a que consideren con seriedad las peticiones de Acolfutpro.

En octubre del año pasado, los futbolistas agremiados convocaron a una huelga para obligar a su contraparte a negociar el estatuto del jugador, junto con una serie de reformas. Los clubes respondieron en bloque, declarando la huelga ilegal. Infracción abierta de un derecho fundamental consagrado en todas las constituciones del mundo que llaman libre. Nadie dijo esta boca es mía. Nadie se rasgó las vestiduras, ni siquiera los proclives. Aquí es así. Algunas ilegalidades se celebran, y otras se pagan con la vida, como bien lo expresa la consigna presidencial ‘linchen a los corruptos’.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

Friday, April 07, 2006

Grupo F. La mano de Pelé

(7 de abril)

“Ha estado bien”, declaró Carlos Alberto Parreira, entrenador de la Seleçao, refiriéndose a Ô Rey durante el sorteo de los grupos del Mundial de Alemania. “Creo que ha tenido la mano caliente”. Brasil encabeza el grupo F del Mundial. Croacia, Japón y Australia lo complementan.
Los pentacampeones fueron la última selección que consiguió repetir título en el certamen, en 1962. Sólo Italia, cuando los mundiales eran todavía experimentos, había alcanzado una hazaña similar. Quizás la maldición del que defiende el título sea la mayor amenaza del Scratch, que por lo demás enfrenta el torneo en medio de un consenso absoluto respecto de sus opciones. Diego Armando Maradona lo ha catalogado como candidato único, y un repaso a la nómina de internacionales brasileros basta para darle la razón.

Comencemos por el principio, la individualidad más desequilibrante del fútbol en este siglo (además del icono marquetinero que más dólares mueve), Ronaldo de Assís Moreira (26 años). El 10 del FC Barcelona fue declarado en 2005, por segundo año consecutivo, FIFA World Player. Este premio, resultado de la votación de los jugadores y los técnicos de cada país asociado (la FIFA tiene más países afiliados que la ONU), es probablemente el más idóneo entre los galardones a la excelencia en el fútbol. Ronaldinho, natural de Porto Alegre, empezó a despuntar en el Gremio de su ciudad natal, y en las selecciones juveniles de su país. Su juego está fundamentado en un control y una técnica excepcionales, en particular con el balón en movimiento, y en la potencia y velocidad física.

Una de las diferencias que marca Dinho, y en eso se asemeja su ídolo, el basquetbolista Michael Jordan, es que es capaz de realizar en los escenarios de la máxima competencia lujos que por lo general están confinados a las prácticas. Pases de espalda, tacos surrealistas, engaños inéditos, asistencias sin ver, goles a balón detenido, el repertorio del crack blaugrana se renueva y se perfecciona en cada partido. Éste es su tercer año en el Barça, y los registro echan su propio verbo. 17 goles en 26 partidos de liga, y 7 pepas en 9 cotejos europeos. Un monstro en expansión.

Un camino del que regresa el nueve del Madrid, Luís Názario De Lima, Ronaldo (29 años), quien completa una docena de temporadas en el Viejo Continente, ahora en las filas del ajado Real de Madrid. El carioca es el mejor definidor que existe sobre la faz de la tierra, pero se ha roto la rodilla un par de veces y su físico perdió el poder de su primera juventud. ¿Cuál ha sido la mejor versión de R9? Sin dudas, la que dirigió Bobby Robson en la temporada 1996–1997, la única que el Fenónemo militó en Barcelona. 37 goles en 34 partidos, una animalada sin par.

Nueve años después, 17 meses de para incluidos, Ronaldo se enfrenta a su cuarto Mundial ostentando el mismo registro anotador en la competencia que Pelé, 12 goles. Buena parte de ellos los cosechó en Corea y Japón (2002), en donde firmó un regreso al primer nivel espectacular, anotando 8 goles para el eventual campeón. Ronie aparece justo en el instante definitivo. Sus goles son tan cuantiosos como importantes. Goles de finales, que dan títulos.

Podría uno seguir, sin parar, porque el plantel de la selección brasilera es un conglomerado de taicunes. En cada posición hay dos cracks, campeones del mundo, figuras de sus respectivos clubes. Atención con Káká (24 años), volante del AC Milán. Más discreto que Dinho, el de Brasilia no tiene qué envidiarle. Es igual de letal. Su visión del juego, sus pases en profundidad, y su técnica individual le resuelven partidos cada ocho días al conjunto de Carlo Ancelotti. En dos semanas los podremos ver frente a frente, en la serie de sus respectivos clubes por las semifinales de la Champions.

En la banda derecha, parecería que finalmente apareció el sucesor de Cafú (36 años): Cicinho (26 años), transferido del Sao Paulo al Madrid en diciembre. Tiene una derecha privilegiada, sabe centrar como pocos, y te puede pintar la cara en el uno contra uno. En su momento, en Sao Paulo, era el favorito de Luxemburgo; ahora es lo único que le agradecen a Luxa en la capital española.

Dida (33 años), el arquero del AC Milán, fue titular de la selección en el camino a su quinto título mundial y es poco probable que Parreira, quien ya fue campeón dirigiendo a Brasil en 1994, le quite el puesto. No pasa por su mejor momento, pero no son horas de experimentar. En una entrevista el técnico se describía como “viviendo un sueño”, por tener a su disposición una base de jugadores inmejorable. Adriano (Inter), Emerson (Juventus), Juninho (Lyon), Lucio (Bayer Munich), Mancini (Roma) hacen parte de lo que Parreira ve cuando cierra los ojos. Su verdadera ilusión, borrar la fama de defensivo, a la que se hizo en Estados Unidos 94, con el equipo de Romario, Bebeto, Mauro Silva y Dunga. Todos los números para Brasil en la Copa del Mundo.

La vida sigue, debieron pensar los rivales que el sorteo le deparó a Brasil. Zico (53 años), entrenador de Japón, tuvo quizás la aproximación más original. “Prefiero enfrentarme a Brasil en primera ronda, y no en eliminatorias directas”. Tiene razón, en primera ronda es en el único momento en el que se perdona una derrota, pero su seleccionado se va a tener que esforzar a fondo para superar a Croacia y colarse en los octavos de final.

Japón llega a Alemania como la gran potencia asiática de la actualidad. En 2004, once años después de organizar su primera liga profesional, el equipo orientado por Zico se adjudicó por segunda vez consecutiva la Copa Asiática. Venció a China, anfitriona y su rival histórico, en una final salpicada de política y demás.

Francia 98 fue el primer mundial de Japón, y desde entonces no ha dejado de asistir. Hidetoshi Nakata (29 años), dos veces mejor jugador asiático (1997–1998), representa el tremendo desarrollo del fútbol de su país; aunque su nivel no es el de aquel mediocampista de remate letal que se consagró en el Calcio (Roma, Parma, Fiorentina, Bologna). Alemania será su última Copa del Mundo. Ahora, Shunsuke Nakamura (27 años), también volante, ejerce de líder en su selección. Nakamura dio el salto del Yokohama Marinos al fútbol europeo en 2002, luego de la excelente presentación que su selección hiciera en Japón y Corea (cuartos de final). Militó tres temporadas en el Regina y va camino de su primer título de liga con el Celtic escocés, al que fue transferido el año anterior (29 partidos jugados, 4 goles).

Zico, segundo goleador histórico de la Canarinha, enfrentará a su país natal en Alemania, pero el Pelé Blanco no dramatiza, “ya le pasó a Didí” (el bicampeón del mundo enfrentó a Brasil, dirigiendo a Perú, por los cuartos de final de México 70). También ha declarado que cualquier posibilidad de su selección pasa por derrotar a Australia en el debut; y aún más, que Japón “puede alcanzar las semifinales”.
Lo primero se puede dar, y lo segundo está complicado.

Croacia es la primera razón, de todas las que se me ocurren. El joven país, que se independizó de la antigua Yugoslavia, se afilió a la FIFA apenas en 1992, y ya tiene un palmarés que envidiarían varias ‘potencias’. Liderada por el delantero Davor Suker, goleador del certamen con 7 anotaciones, Croacia alcanzó el tercer lugar en Francia 98. Los croatas practican un fútbol técnico y fuerte, que se potencia una vez se enfundan la casaca nacional. Zlatko Kranjcar ha retomado el rumbo perdido (Croacia no clasificó en 2002 y en 2004 fue eliminada en primera ronda de la Eurocopa) desde que tiene las riendas de la selección, y la clasificó primera en el Grupo 8, por encima de Suecia, a la que venció en ambos emparejamientos.

El pasado 1 de marzo Croacia volvió a desplegar su gran nivel, en una postrera victoria sobre Argentina, en un amistoso disputado en Suiza. Los de Pekerman cayeron 3 por 2 con un gol de Darío Simic (30 años) en el segundo minuto adicional del 2t. El jugador del Milán representa la vieja guardia del equipo, junto con los hermanos berlineses Robert (32 años) y Nico Kovac (34 años), de Juventus y Hertha Berlín respectivamente, todos en la defensa.

Otro cacique es Dado Prso (31 años), delantero del Rangers escocés. Cinco goles lo acreditaron goleador de las eliminatorias para su selección. Con el Rangers ha marcado 27 goles en las últimas dos temporadas, y es titular indiscutible. Igual que Niko Kranjcar (21 años), hijo de Zlatko, en la selección. Aparte de las polémicas y la crítica, el volante de Hajduk Split, único jugador de la liga croata entre los inicialistas habituales, se ha ganado el favor de su pueblo con las pinceladas del mejor talento desde los tiempos de Zvonimir Boban. Él e Iván Klasnic (26 años), delantero del Werder Bremen alemán, serán los llamados a tirar del carro en el Mundial. Klasnic, nacido en Hamburgo, acumula 34 goles en las últimas tres temporadas con su club.

Australia necesitaba un milagro para regresar a la fase final de una Copa Mundo, y acudió al especialista en la materia. El holandés Guus Hiddink (59 años) participa en su tercer Mundial consecutivo, esta vez al mando de los Socceroos. Jugador de medio pelo, Hiddink se ha bañado en gloria desde el banquillo. Ganó tres ligas holandesas y la única copa europea del club con el PSV Eindhoven, y ha sido dos veces semifinalista de la Copa Mundo, con Holanda y Corea del Sur.

En Francia 98 perdió ante Brasil y luego ante Croacia, en el partido del contentillo. Cuatro años después condujo a Corea del Sur a las mismas instancias, con una escandalosa anuencia arbitral. Australia quiere un milagrito semejante, luego de imponerse ante los bicampeones orbitales, Uruguay, en el repechaje, pero tendrán que conformarse. Si no, Hiddink se gradúa de mago.

Los mejores jugadores de la selección militan en la liga inglesa. Entre ellos, atención con Harry Kewell (27 años), extremo izquierdo del Liverpool, Mark Viduka (30 años), delantero del Middlesbrough, y Tim Cahill (26 años), volante del Everton.

Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)

Monday, March 13, 2006

Grupo E

(13 de marzo)

Cuando la punta del botín de Francesco Totti se quedó clavada en la grama del Olímpico de Roma, junto con su peroné se rompieron las esperanzas de los tifossi de que su selección, la alguna vez todopoderosa Italia (tres títulos orbitales), reclamara su lugar entre los grandes en el Mundial de Alemania.
Tampoco es que Marcelo Lippi (58 años) ande corto de personal. El Calcio sigue siendo una de las tres ligas más competitivas del Europa, y la invasión de extranjeros no ha obstaculizado, al menos de forma absoluta, el relevo generacional en la Azzurri. El técnico lo ganó todo (cinco ligas y una champions, entre otras) durante los diez años que pasó en el banquillo de la Juventus, y es el escogido para conseguir un cuarto título mundial para Italia, pero contaba con que el ídolo de la Roma liderara su escuadra.

Totti (29 años) fue operado a finales de febrero, y enfrenta tres meses de recuperación. Es poco probable que llegue bien al primer partido del Mundial (12 de junio), pero el crack merece la espera, más allá de cualquier diagnóstico médico. El romano completa su temporada catorce en el AS Roma, con el que ha marcado un total de 124 goles. A pesar de los múltiples rumores vinculándolo con los grandes de Europa, Totti ha jurado fidelidad a la escuadra Gialliorossa, los únicos colores que ha defendido en su carrera. Un gesto raro en estos tiempos en los que todo vale, en particular proviniendo de una estrella mediática de la talla de Totti.

El capitán de la Roma se mueve por todo el frente de ataque, tiene dominio, velocidad, y uno de los mejores remates en el mundo del fútbol. Genera juego colectivo y es capaz de desequilibrar por sí solo. Tal vez un título de liga, obtenido en la temporada 2000–2001, con Fabio Capello en la dirección técnica, sea poco premio para la calidad de Totti; el precio que pagó por quedarse en Roma. Si finalmente participa en Alemania, pasará la barrera de los cincuenta partidos internacionales con su selección. Por lo pronto, ha marcado 8 goles en 49 partidos con la Azzurri.

Si alguna tranquilidad siente Lippi, a pesar de las circunstancias, se la debe al hecho de que Gianliuigi Buffon (27 años) se ha recuperado de su lesión, y está listo para encarar el Mundial. Muchos califican al arquero de la Juventus como el número uno del mundo, y tienen razones de sobra para pensarlo.

En un país en el que defender bien es un arte, Buffon es considerado un virtuoso. Llegó a la Azzurri cuando todavía militaba en el Parma, y desde hace casi diez años el arco nacional tiene su nombre. Carga con dos mundiales a cuestas (Francia y Corea), y acumula 58 partidos internacionales. Su mérito es aún mayor si se considera que Buffon (192 centímetros) ha conseguido eclipsar al extraordinario Francesco Toldo, arquero del Inter de Milán.

Gianluca Zambrotta (29 años), compañero de club de Buffon, es uno de los hombres a seguir en la defensa, más allá de los veteranos centrales Cannavaro y Nesta. El lateral izquierdo es competente en la salida y muy correcto a la hora de defender. En una demarcación en la que por lo general los jugadores se destacan por atacar bien o defender bien, nunca las dos, Zambrotta es la excepción a la regla. En la selección cuenta con 52 presencias, entre ellas los cuatro partidos que disputó Italia en el decepcionante mundial anterior (eliminados por el local, Corea, en octavos).

Gennaro Gattuso y Andrea Pirlo, cada uno en el extremo del espectro, constituyen una combinación ideal para el medio Azzurri. Gattuso (28 años) es un típico perro de presa, un volante de destrucción cuyo despliegue físico e intensidad no encuentran comparación posible. Gattuso puede confundir y pasar por un jugador torpe, sobrado de revoluciones. Se necesita mucho más para sumar siete temporadas y cerca de doscientos partidos en el AC Milán. Campeón italiano y europeo con su club actual, el exjugador del Rangers escocés participó en el mundial de Corea con la selección.
Andrea Pirlo (26 años), también volante retrasado, es una victoria personal de Carlo Ancelotti, su entrenador en el Milán. Lo ha cambiado de su posición habitual, en la creación, a hacer el doble cinco con Gattuso, y Pirlo ha iluminado con su técnica depurada y su visión de juego el mediocampo milanista. La marca no es su fuerte, pero jugar en la primera línea del medio le permite sacar mayor provecho de sus pases largos, o de su habilidad para salir con la pelota pegada al piso. Buena parte de la revolución encabezada por el club al interior del Calcio tiene que ver con la figuración de Pirlo, un talentoso, en una demarcación históricamente delegada a picapedreros al estilo Gattuso. Será el primer Mundial de Pirlo, quien sin embargo ha destacado en muchos seleccionados juveniles con su país.

Adelante, aparte del incombustible Alessandro del Piero (32 años): trece temporadas en la Juve, 72 apariciones con la absoluta, 26 goles; Alberto Gilardino y Luca Toni son los jugones del Calcio en la actualidad. Gilardino (23 años) fue la incorporación estelar del AC Milán para la presente temporada, a un costo de 30 millones de euros. Luego de marcar 96 goles de liga en tres años con el Parma, los aprietos económicos del club le obligaron a transferir a su máximo anotador. Gilardino ha disputado 26 partidos con su nueva escuadra, en los que ha marcado 15 goles. Al principio se preguntaban si tendría lugar, con un Balón de Oro, Shevchenko, y un goleador de raza, Inzaghi, en el plantel. Ahora la pregunta cabe, pero para sus compañeros en el ataque. Gilardino ha disputado apenas 13 partidos con la absoluta italiana (6 goles), aunque sus calidades lo llevaron a entrar en las convocatorias nacionales desde la categorías sub15.

La historia de Luca Toni (28 años) es bien diferente. El delantero de la Fiorentina recién ingresa en la constelación de la selección italiana, tras años de duro trajín en equipos de medio pelo. El gigante de 194 centímetros marcó goles hasta hartarse en Palermo (52 en dos temporadas, una barbaridad) y Brescia. Toni encabeza el resurgir del equipo viola en el Calcio, luego de su descenso a la segunda división. Es el máximo goleador de la liga (23 goles en 28 partidos) y Fiorentina se ubica cuarta en la tabla. Con la selección suma 7 goles en 16 partidos.

Lippi los juntó a todos el primero de este mes, en el amistoso celebrado en Florencia, ante el seleccionado alemán. Del Piero, Gilardino y Toni se encargaron de disipar cualquier amago de duda a raíz de la lesión de Totti. Cada uno marcó en la inapelable victoria italiana (4 por 1). “Sin él, tendríamos que cambiar el sistema entero”, había declarado alguna vez el entrenador, refiriéndose a Totti. Puede ser que la baja se sienta, pero con o sin él Italia posee una selección temible. Gran favorita.

República Checa. Karel Brückner (67 años) pasará a la historia por haber clasificado por primera vez a una selección nacional checa a un Mundial, pero la calidad de su plantel, y la tradición de la antigua Checoslovaquia, imponen una responsabilidad mayor sobre sus hombros.

Los checos se clasificaron por el repechaje a Alemania, obligando a Pavel Neved (33 años) a salir de su retiro de más de un año para darle una mano a su selección. El centrocampista de la Juventus, Balón de Oro en 2003, es un jugador pleno de dinámica que por lo genera utiliza el sector izquierdo para generar su fútbol. Campeón de liga con la Lazio, y luego tres veces más con la Juve, Nedved jugó los partidos del emparejamiento ante Noruega, con los que completó 85 participaciones internacionales.
Si Nedved son palabras mayores, cómo calificar a Peter Cech (23 años), el prodigioso arquero del Chelsea. Con 196 centímetros, cuesta creer que sea tan veloz y certero en el uno contra uno como en los tiros rasantes. Lleva dos años en el club londinense, y esta temporada ha permitido 18 goles en 29 partidos. Su valla es la menos vencida de la Premiership.

Además de estos bastiones, la selección checa cuenta con figuras como el centrocampista Tomas Rosicky o el delantero Jan Koller (40 goles en 60 apariciones internacionales), del que se espera una recuperación absoluta antes de la justa mundial. República Checa fue semifinalista en la Eurocopa en 2004 y lo normal sería que clasificara a octavos.

Ghana. Uno de los dominadores del fútbol africano (cuenta con cuatro títulos de la Copa Africana de Naciones), rompió con el hechizo que lo mantenía alejado de los campeonatos mundiales, imponiéndose sobre Sudáfrica (sede del Mundial en 2010) en la fase clasificatoria. La patria del legendario Abedi Pelé, el mejor jugador del continente hasta la llegada de Samuel Eto’o, se merecía un lugar entre los invitados a Alemania.

El serbio Ratomir Dujkovic tomó las riendas del equipo a finales de 2004, y consiguió hacerse con el control dentro del plantel, enredado en querellas internas. Michael Essien (23 años), volante de contención del Chelsea, es una de las figuras más prometedoras de su seleccionado. Titular indiscutible durante dos temporadas en el Olympique de Lyon multicampeón en Francia, Essien fue transferido por una astronómica suma (38 millones de euros) al club londinense, para facilitarle la vida, y eventualmente remplazar, a Claude Makelele. Essien completa 24 partidos en la temporada, y en la fase clasificatoria disputó 9 encuentros con Ghana.

Stephen Appiah (25 años) fue designado capitán de la selección, luego de que Dujkovic decidiera separar a Samuel Kuffour del plantel. Appiah llegó adolescente aún al Udinese y completa su primera temporada en el Fenerbahce turco, luego de militar durante ocho años en el Calcio. Fabio Capello no lo tenía en cuenta en la Juventus, y Appiah, titular en el mediocampo con Lippi, decidió dar el paso al fútbol turco. El talentoso Sulley All Muntari (21 años), jugador del Udinese, completa el mediocampo Ghanés, sin duda una de las líneas más competitivas del equipo.

EEUU. En Corea, el conjunto que dirige Bruce Arena sentó un precedente difícil de igualar. Los Estados Unidos llegaron hasta cuartos de final, y están lejos de aquel conjunto ingenuo y laborioso que pasaba sin pena ni gloria por los campeonatos del mundo. Mal que bien, el experimento de la MLS le ha dado cuerpo al fútbol gringo. Espero que los goleen todos sus rivales, y apenas me queda la duda sobre lo que hubiera sido la selección ghanesa si un hijo de su tierra militara en sus filas, en lugar de hacerlo por la selección gringa. Freddy Adu (17 años), en efecto, nació en Terna, Ghana, pero hace dos temporadas que la MLS lo atrapó con un contrato multimillonario, y desde entonces milita en el DC United, y defiende los colores de la selección de EEUU. Por exagerado que parezca, el delantero está hace un buen tiempo en la mira del Manchester y el Madrid, entre otros, pero la MLS se aferra a la trascendencia mediática del pequeño genio para promoverse. Adu ha declarado que esperará al menos un par de años para dar el salto a Europa, por lo que su presentación en sociedad será durante el Mundial de Alemania.


Palomo

(casi como en el blog de Eltiempo.com)