Saturday, August 02, 2008

"Xavi, una pregunta"

Xavi se siente incómodo. Aunque este mes (el 18 de agosto) se cumplen diez años de su debut en el primer equipo del Barcelona, el catalán todavía rehuye de cámaras y periodistas por igual. Ni siquiera en pretemporada, ni siquiera en la gira estadounidense que su club ha organizado con fines publicitarios, el volante consigue manejar con naturalidad la parte que menos le gusta de su profesión. ¿Cómo puede ser que tenga que repetir lo mismo un día si y el otro también? ¿Qué tiene él que ver con el insaciable apetito de la Medusa mediática? Si por él fuera, no habría gira ni habría entrevistas. Sólo fútbol. Pero él no pinta nada. “Como no mando, me toca obedecer”.

Así que aquí estamos, en el sexto piso del glamoroso hotel W de Chicago. El Barcelona ha programado una rueda de prensa y Xavi, como capitán que es del equipo, es uno de los escogidos para la cita. Sentado entre Rafael Márquez y ‘Pep’ Guardiola, el jugador más valioso de la última Eurocopa pasea su mirada por todas partes, se acomoda mil veces en el asiento, responde con automatismos, saliendo del paso. “Siempre es bonito venir a los Estados Unidos”, dice, “sobre todo a una ciudad tan bonita como Chicago”.

Chicago es una perla, eso no lo vamos a discutir. ¿Pero acaso Xavi ha podido disfrutarla? Los lugareños dicen que el invierno es mortal, pero en medio del verano, la ciudad se deja querer día y noche. El que no deja es Guardiola, el nuevo técnico del equipo, quien, al parecer unánime de la prensa especializada de cataluña, ha dado un giro de 180 grados a la preparación física del equipo. “Ahora sí entrenan”, apuntó uno de los enviados especiales del Mundo Deportivo, un centenario periódico barcelonés.

El Barsa aterrizó en Estados Unidos el jueves en la mañana. Aquel día, con diez horas de vuelo encima, el técnico programó entrenamiento en la cancha de la Universidad de Illinois. El viernes trabajó a doble jornada, primero a las nueve de la mañana, y luego a las siete de la noche, en el nuevo estadio del Chicago Fire. Unos mil aficionados se congregaron en las tribunas del Toyota Park (las boletas costaban veinte dólares) para ver ejercitarse a las estrellas culés. El entrenamiento finalizó con un partidillo de veinte minutos en el que brilló Bojan Krick y dejó dudas Thiery Henry, que sigue sin encontrar su varita mágica.

Al finalizar, traté de sacarle unas palabras a Xavi, pero él se escabulló con un convincente “ya hablé”. Culpa mía, porque en la conferencia de prensa no le pregunté nada. La verdad sea dicha, el más nervioso de todos soy yo. Menos mal que no me manda nadie. Me temo que mi destino sería la banca.

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