Thursday, March 06, 2008

Los inventores reclaman el trono

Uno de los debates interminables entre los aficionados al fútbol consiste en establecer cuál de las ligas europeas es la mejor. Los criterios son variopintos ¿A dónde se van las estrellas? ¿Qué clubes ejecutan el fútbol más vistoso? ¿Cuáles son los equipos más ricos? ¿Dónde juegan los balones de oro? ¿Los Fifa World Player? ¿Qué ligas registran los mejores promedios de asistencia a los estadios?

Casi siempre hay argumentos para sustentar diferentes posiciones, pero en mi opinión hay un sistema de medición infalible: la Liga de Campeones. La vieja Copa de Europa es, sin duda, el escenario donde se practica el mejor fútbol del mundo. Por tradición, por los recursos en disputa, por nivel, no existe ninguna competición equiparable. Basta con repasar las nacionalidades de los clubes que se clasifican a las fases finales de la Champions para saber qué lugar ocupan sus respectivas ligas en el escalafón.

Hace poco, la hegemonía era para la liga española. En la temporada 1999-2000, Madrid disputó la final ante el Valencia. Aquel año, tres de los semifinalistas fueron clubes españoles. En cada una las tres temporadas siguientes, La Liga contó con tres representantes entre los ocho mejores. Hace dos años, Villarreal y Barcelona se clasificaron a las semifinales. De los últimos diez ganadores, cuatro han sido españoles (tres veces el Madrid, solo una el Barsa), dos italianos (siempre el Milán), dos ingleses (Liverpool y Manchester), un alemán (Bayern Munich) y un portugués (Porto).

Sin embargo, el dominio ibérico se ha ido marchitando progresivamente. La vocación capitalista de la Premier League, y una organización mucho más eficiente, le han permitido exprimir recursos cuantiosos para sus integrantes, en particular gracias a los derechos televisivos, por cuya exclusividad Sky paga sumas exorbitantes. Clubes como el Manchester han sido pioneros en la aplicación de la parafernalia mercadotécnica para aumentar sus ingresos. Mientras en España, Francia o Italia, los equipos son sociedades sin ánimo de lucro, en Inglaterra son sociedades anónimas manejadas con criterios empresariales. Las escuadras de la Premier League pagan mejores contratos porque cuentan con mayores recursos, y eso indefectiblemente se traduce en mejores jugadores.

La verdad es que, hasta 1985, Inglaterra dominaba cómodamente las competencias del fútbol europeo. Pero la tragedia de Heysel, ocurrida durante la final de la Liga de Campeones entre Liverpool y Juventus, y en la que fallecieron 39 personas, condujo a una sanción de la Uefa contra los equipos ingleses. La violencia del ‘hooliganismo’ había llegado a su punto máximo, y durante cinco años Inglaterra fue excluida de los torneos europeos. El ostracismo terminó incidiendo en la calidad de las escuadras de las islas, aisladas de la evolución táctica y técnica del fútbol continental.

A finales del siglo pasado, una vez finalizado el ‘embargo’, la Premier League se concentró en recuperar el terreno perdido. No solamente se benefició de la competencia con los mejores clubes europeos, sino que empezó a importar estilos de juego del continente, y a enriquecerse con aproximaciones diferentes a su fútbol físico e ingenuidad táctica. Equipos como el Manchester, el Liverpool, o más recientemente el Liverpool o el Chelsea, ya no dependen de los pases largos, de los centros a la olla, ni del ímpetu y despliegue de sus jugadores.

Los resultados no se hicieron esperar. En 1999, nueve años después de finalizada la sanción de la Uefa, Manchester se hacía con la Liga de Campeones. En 2005, el turno fue para el Liverpool. Dos años después, los Reds volvían a ser finalistas. En la presente temporada, el repunte de los equipos ingleses se ha convertido en dominio absoluto. Por lo menos tres clubes de la Premier se han clasificado para los cuartos de final de la Champions. El jovencísimo Ársenal de Arsene Wenger ha eliminado al AC Milán, campeón reinante, mientras que el Chelsea y el Manchester se han impuesto sin problemas a sus respectivos rivales. Luego de vencer al Ínter de Milán por dos goles de diferencia en Anfield, y a la espera del desenlace del partido de vuelta el 11 de marzo, lo más probable es que el Liverpool se les sume. En ese caso, la mitad de los equipos en las instancias definitivas de la Champions serán ingleses, mientras que cada uno de los otros cuatro serán representantes de ligas diferentes (Portugal, Turquía, Italia y España).

Incluso si el Barcelona termina coronándose campeón, como todos esperamos, nada podrá disimular el hecho de que los ingleses han reclamado de nuevo el trono de su Beautiful Game.