Thursday, May 01, 2008

Roman sabe más

Cuando supe que Jose Mourinho se iba del Chelsea con la temporada recién comenzada, y que el dueño del club, el oligarca ruso Roman Abramovich, lo reemplazaría con un apéndice suyo, Avram Grant, calculé que el asunto acabaría mal. Una anécdota de las que publicó la prensa por esos días retrataba de cuerpo entero, para mi, la realidad del club londinense. Contaba la historia que al final del último partido que el entrenador portugués dirigió, Abramovich bajo a los camerinos y le dio una charla técnica a Michael Essien, mediante traducción del ruso al inglés de Andriy Shevchenko. Aparentemente, el magnate consideraba que el crack africano debía jugar más por afuera, no tanto por adentro.

Pues resulta que, en menos de un año, Grant ha llegado más lejos que Mourinho en toda su administración, de dos años y punta, y ha grabado su nombre con letras doradas en la historia del club. El sábado, su equipo venció al Manchester United en la Premier League, igualándole en puntos en la punta de la liga, a falta de dos partidos para decidir el campeón. Y ayer, el Chelsea se deshizo del Liverpool en las semifinales de la Champions, por primera vez en los tres años consecutivos que llevan encontrándose en el torneo continental. El club accede así a su primera final en este torneo, la fantasía de traqueto que trae obsesionado a Roman desde hace años. Convertirla en realidad le ha costado cerca de 500 millones de euros, entre las fichas y los contratos para reunir algunos de los mejores jugadores del mundo. Al principio, utilizó los mismos criterios para seleccionar entrenadores, pero le fue mejor poniendo al mando a un amigote, que a duras penas había dirigido un par de clubes en Israel, y la selección nacional de aquel país. De hecho, la federación de fútbol inglesa le tuvo que pedir a su homóloga israelí que acreditara la solvencia profesional del técnico, ya que éste no cumplía con los requisitos mínimos (la FA exige un ‘cartón’ UEFA, entre otras cosas) para poder dirigir en Inglaterra.

Didier Drogba y Michael Ballack son las grandes figuras de este equipo, que paga los mejores salarios del mundo del fútbol. Drogba convirtió dos goles ayer, en el partido más importante de la temporada, que se saldó con una victoria (3 por 2) para su equipo. El delantero marfileño, de 30 años, termina contrato y podría ser transferido a final de temporada. Se lo considera uno de los jugadores fieles a Mourinho, dentro de la presunta división de facciones que existe dentro del vestuario del Chelsea. Ballack convirtió los dos goles con que el Chelsea derrotó al Manchester United en la Premier el sábado, el último de ellos de penal, casi sobre el final del partido. Tras un comienzo tortuoso en el que se lo acusó, junto con Shevchenko, de ser uno de los ‘amigos de Abramovich’ dentro del vestuario, el ex jugador del Bayern Munich, de 31 años, se ha recuperado de una lesión de tobillo que fastidió la primera parte de esta temporada, y ha conquistado a la parcialidad azul con su mejor fútbol. En una entrevista para unos periodistas de su país, le preguntaron si el Chelsea era un equipo de éxito a pesar de su entrenador. “Bastante clase tendría que tener el equipo”, contestó, como quien dice que sí. En realidad, el éxito del Chelsea lo que demuestra es que Roman sabe más.