Monday, December 03, 2007

(Pascual) Guerrero

Cada día que pasa, América pinta mejor. No juega bonito, porque propone un fútbol directo, aguerrido, a quemarropa, desprovisto de virtuosismos y sutilezas. Le van más los partidos hoscos, como entre dos bravos: toma y dame, gana el que quede en pie. Se ha vuelto el equipo batallador de antaño. El sábado, ante Nacional, los jugadores escarlatas repartieron pata que daba gusto. Me imagino que trataban de llevar el partido a un terreno en donde se sintieran más cómodos. Los paisas se regodean en la posesión, en la elaboración infinita, y cuentan con figuras que pueden ganar sus duelos particulares, como Aldo Leao, Galván Rey, Camilo Zúñiga o el chileno Martel. Como están las cosas, no se les podía vencer en sus propios términos. América solo sabe luchar. Sin trámites, sin especulaciones, sin burocracia, sin adornos. Acaso algún ardid para perder tiempo, como demorar el saque o tirar pelotas a la cancha.

Para triunfar, un guerrero necesita tener fe, y al equipo de Umaña le sobra. Cuenta con reservas anímicas como para sobreponerse a circunstancias adversas, incluida la derrota. Se ha medido ante lo mejorcito que da la tierra en una instancia definitiva y ha salido muy bien librado. Eso sí, en los tres encuentros que ha disputado tuvo que apretar hasta el final. Cuando ganó, lo hizo con lo justo. El desgaste físico y mental, producto del esfuerzo, se va acumulando, pero por ahora la actitud del grupo ha sido inmejorable. Incluso tras la pifia de Diego Gómez en Manizales, o ante el autogol de Carlos Preciado el sábado, nada de reproches inoportunos, muecas, o manoteos. A remontar.

La solidaridad del América es manifiesta hasta en la fase de ataque, donde habitualmente prevalecen los egoísmos y las individualidades. El equipo no depende de una figura para ganar. Todos cumplen con su parte. En los primeros dos partidos del cuadrangular, el venezolano Rojas y Paulo César Arango habían sido las claves ofensivas. Ante Nacional, apareció Otálvaro: golazo y asistencia. De hecho, el equipo tiene dos fortalezas en ataque, la pelota quieta y la larga distancia de John Valencia, que todavía no ha explotado en estas finales.

Qué lindo ver a la Mechita peleando por los títulos, batiendo a sus rivales cuerpo a cuerpo, llevando hasta el límite sus estrechas posibilidades. Uno quisiera pensar que el próximo miércoles, ante Nacional en Medellin, se define todo, pero no hay tal. Visto lo visto, sólo habrá seguridades al final. Recordemos que aunque la vaina pinta, y pinta bien, apenas hemos recorrido la mitad del camino.